Hay adjetivos que se ponen de moda y se abusa de ellos, vengan o no al caso. Pero cuando surge algo que realmente lo merece nos damos cuenta del uso inadecuado que le hemos estado dando. La palabra transgresora cobra todo su significado y razón de ser cuando se aplica a una película como ésta, candidata a Discovery del año en los Premios Europeos del Cine y sorpresa absoluta en el actual panorama cinematográfico del continente. Con una joven debutante tras la cámara y el libreto, nos cuenta con un estilo narrativo y estructural fresco y diferente la historia de una madre y ama de casa cuya pasión es la escritura, pero la novela que ha engendrado no va a gustar a su familia ni a su entorno. Un esposo cretino y unos hijos que prefieren mirar para otro lado no son el mejor respaldo para alguien con una voz propia y un universo interior tan rico, especialmente cuando es a ellos mismos a quienes se está poniendo en evidencia.
Hay tanta simbología en esta cinta que invita a pensar que no sólo se está hablando de la condición de la mujer, invisible y ninguneada, cuya historia no interesa porque molesta, sino que quizás se está haciendo también análisis de una determinada situación política y social, la que lleva a un país a sentirse dominado y por debajo de otro opresor. Puede que los entornos retratados en este lúcido y complejo film representen esos mundos tan distintos y antagónicos que necesitan de un puente para comunicarse. Espacios en ruinas que se dan la mano con negocios modernos y eficientes o cafeterías exquisitas. Una mujer que necesita transformarse en un monstruo para liberarse y dar sentido a su vida, igual que hay zonas geográficas que necesitan encontrar una entidad propia. ¿Nos habla entonces Ana Urushadze de violencia machista, de mujer oprimida o de países invadidos? Quizás de todo o puede que de nada de esto, ahí radica la grandeza de lo nuevo, lo diferente y lo transgresor, tan difícil de analizar en una columna escrita deprisa para ser leída a la mañana siguiente. De cualquier manera sus bondades se han sabido reconocer en Locarno, donde se estrenó y logró premios a la mejor ópera prima y del jurado joven, así como en Gijón, donde recibió los de mejor dirección y fotografía.
SCARY MOTHER (****)
Título original: Sashishi deda
Georgia-Estonia 2018 107 min.
Guión y dirección Ana Urushadze Fotografía Konstantin Esadze Música Nika Pasuri Intérpretes Nato Murvanidze, Ramaz Ioseliani, Dimitri Tatishvili, Autandil Makharadze, Anastasia Chanturaia, Lasha Gabunia, Luka Kachibaia Estreno en el Festival de Locarno 3 agosto 2017; en Estonia 4 mayo 2018