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‘La Sagrada Familia del pajarito’. / Manuel Gómez -
Una espectadora, ante un cuadro de Murillo. / Manuel Gómez -
‘Santa Rufina’ contempla a los visitantes en Focus. / Manuel Gómez
«Fíjate en la Infanta Margarita, desde lejos el traje se ve espectacular, pero si te acercas, ¡son manchas!», dice uno. «Sí», responde otro. «Velázquez se adelantó al impresionismo. Es un genio que no pinta formas, pinta la luz». Conversaciones como estas, entre simples aficionados a la pintura, se suceden a lo largo de toda la mañana en la exposición Velázquez. Murillo. Sevilla, que acaba de inaugurarse en la sede de la Fundación Focus, en el Hospital de los Venerables.
Claro que para visitar la muestra, que conmemora el IV aniversario del nacimiento de Bartolomé Esteban Murillo, lo primero es conseguir entrada. Quienes han tenido la precaución de sacarla anticipada no tienen tanto problema como los que se resignan a hacer cola: unas 30 personas a mediodía que, un rato después y a causa de un problema con el servidor informático, duplican esta cifra y llegan hasta la calle Justino de Neve.
Un joven espectador, Rafael Sánchez Becerra, de solo 11 años de edad, explica que ha venido a la exposición acompañado por sus padres «porque en mi cole vamos a grabar un documental, y a mí me ha tocado hacerlo sobre esta plaza», aunque añade que lo hace con gusto, «porque me encanta el tema cultural». Nada más llegar, tiene claro que quiere ver La infanta Margarita de blanco de Velázquez, pero espera su turno haciendo pacientemente el recorrido completo.
Por otro lado, Velázquez. Murillo. Sevilla invita a los visitantes a escoger entre todas las obras las favoritas de cada cual, e incluso a tomar partido entre un pintor u otro. ¿Preferimos los deslumbrantes retratos cortesanos de Velázquez, o la mirada compasiva de Murillo sobre los más desfavorecidos?
«Murillo, sin duda», afirma Rocío García cuando se le pregunta al respecto. «Estamos en el Año Murillo y, además, soy maestra y llevo un tiempo trabajando con mis alumnos sus principales obras. De todos modos, es una exposición que no quería perderme por nada, porque seguramente no se va a repetir. No es fácil ver juntos a los dos mejores pintores sevillanos», agrega.
Sonia Merello y Sonia Grandes, madre e hija respectivamente, han venido este domingo desde Jerez de la Frontera, donde residen, solo por darse el gusto de ver de cerca algunas obras maestras de la pintura. «Prefiero a Murillo a Velázquez», asevera la chica, quien a la hora de escoger su obra favorita no se decide entre el San Pedro de Murillo, La Sagrada Familia del pajarito y el Niño espulgándose, todo un icono.
«No acaba de gustarme del todo la iluminación, pero la exposición me ha encantado», dice la madre a la salida de la sala. «Sobre todo, que no nos traigan siempre a la corte, a los infantes, sino también a la gente del pueblo, que vivía, como dice el texto de la entrada, entre ‘una élite culta, una jerarquía eclesiástica poderosa y una población devota», señala Sonia.
En las inmediaciones de los Venerables, se agradece el movimiento que suscita la exposición. En una cafetería aledaña, la encargada comenta que «hay días en que por aquí solo vienen cuatro gatos, pero la verdad es que desde que inauguraron esta exposición se nota. Vienen sobre todo muchos grupos numerosos, de los que traen guía. Mejor que esto se ambiente, ¿no?», comenta.
Velázquez. Murillo. Sevilla permite, a través de 19 obras maestras procedentes de los grandes museos americanos y europeos, analizar los puntos de encuentro y las diferencias entre ambos genios. Entre las piezas escogidas destacan cinco lienzos provenientes del Museo del Prado y una pintura del Kunsthistorisches de Viena, La infanta Margarita de blanco, de Velázquez. Asimismo, por primera vez en Sevilla se podrán ver obras como la Inmaculada de Velázquez que posee la National Gallery, así como Dos jóvenes a la mesa, también de Velázquez, procedente de la la colección Wellington. Cabe recordar que la muestra permanecerá abierta al público hasta el próximo 28 de febrero.