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Un desnudo recatado

Emilio Goyanes ha sentido la necesidad de volver a pisar las tablas con esta obra, una suerte de monólogo biográfico con el que pretende reencontrar su camino

28 ene 2018 / 07:47 h - Actualizado: 28 ene 2018 / 07:51 h.
"Teatro"
  • Un desnudo recatado

De todos es sabido que uno de los sectores más castigados por la dichosa crisis es el sector de la cultura en general, y del teatro en particular. Tal vez por ello Emilio Goyanes, director madrileño afincado en Granada, tras veinticinco años como director al frente de su compañía Laví e Bel, ha sentido la necesidad de volver a pisar las tablas con esta obra, una suerte de monólogo biográfico con el que pretende reencontrar su camino.

En ese sentido podría interpretarse como un ejercicio de introspección un tanto egocéntrico sino fuera porque, al hilo de que nos presenta a su familia y desgrana los recuerdos de su infancia Goyanes elabora un retrato de la realidad cotidiana de las familias trabajadoras de la España de los sesenta. Esa España de pisos de viviendas sociales en barrios del extrarradio, esa España de domingueros, de niños jugando a la guerra en los descampados y estudiantes militantes contra la dictadura. Una militancia que Goyanes, en un momento dado de su vida, comprendió que tenía como un instrumento privilegiado al teatro.

La puesta en escena se sirve de un complejo montaje audiovisual y sonoro que incluye voces en off de personajes reales, como su padre, que imprimen a la dramaturgia un alto grado de emotividad y sinceridad. No en vano Goyanes aspira a desnudar su vida en escena. Pero se trata de un desnudo un tanto recatado. Y es que tiene tan inoculado el veneno del teatro que no es capaz de contarnos su vida sin asumir un papel, o mejor dicho unos cuantos. A lo largo de su actuación Goyanes da vida a toda una gama de personajes que van desde su madre hasta su abuelo -encarcelado por rojo durante la postguerra- pasando por el ministro que mandó construir su barrio (San Blas) con el claro objetivo de dispersar la fuerza de una masa de obreros explotados, y de camino quedarse con parte del dinero destinado a las obras. Por desgracia en eso no hemos cambiado demasiado y Goyanes no pierde la ocasión para insinuarlo. Pero lo que prima en esta obra no es la denuncia, ni el desnudo emocional, sino una nostalgia teñida de ironía que consigue desatar el mecanismo de identificación entre todos los que formamos parte de su generación. Lástima que el ritmo resulte un tanto irregular y la duración sea un tanto excesiva. Sobre todo teniendo en cuenta que cuando le llega la hora de hablar de sus obras teatrales se limita a enseñarnos sus carteles y nos quedemos sin saber en qué consiste eso del “veneno del teatro”.

Obra: Carpe Diem

Lugar: Teatro Central 26 de enero

Compañía: Laví e Bel

Guión, Producción, dirección e interpretación: Emilio Goyanes

Codirección: Larisa Ramos

Calificación: ***