Un paso delante de la hermandad de los Gitanos de Sevilla

La gran cita sevillana vive casi al margen de la historia de lo jondo

Manuel Bohórquez @BohorquezCas /
21 jun 2018 / 17:56 h - Actualizado: 21 jun 2018 / 21:32 h.
"Flamenco"
  • Bienal de Flamenco de Sevilla. Matilde Coral con el Pipa en su espectáculo «Jubilo». /El Correo
    Bienal de Flamenco de Sevilla. Matilde Coral con el Pipa en su espectáculo «Jubilo». /El Correo

Los artistas gitanos han sido, son y serán siempre muy solidarios. Lo son y lo han sido siempre los artistas flamencos en general. Donde se les ha necesitado, ahí han estado. Ya en el siglo XIX se hacían muchos beneficios, casi siempre a artistas con problemas. Es decir, que no es algo de este tiempo sino muy antiguo. Silverio Franconetti, el gran payo del cante, promovió algunos en favor de artistas calés que a él le gustaron mucho.

La hermandad de los Gitanos de Sevilla celebra esta noche el I Festival Flamenco Valle Gitano, dedicado a la gran bailaora trianera Matilde Coral y a su marido, el bailaor Rafael el Negro, gitano y también de Triana, que ya no está con nosotros. Matilde no es gitana, pero se ha identificado mucho siempre con esta etnia y no solo en el baile, sino en lo personal. En el baile, la maestra tiene claramente una escuela gitana, hasta el punto de que alguna vez la llamaron la Gitana Blanca. Parte de su base es Pastora Imperio, o La Macarrona, pero de quienes cogió bastante es de viejas gitanas de la Cava de Triana.

Por tanto, dedicarles el festival, en su primera edición, a estos dos grandes artistas es un buen comienzo. Ya es buena en sí la idea de haber creado la cita flamenca, en un momento en el que tanto se discute el papel de los gitanos andaluces en la creación del arte flamenco. Como estamos en Sevilla, hay que decir claramente que es imposible entender este arte sin los gitanos de Triana y de fuera del viejo arrabal, por no hablar de pueblos como Utrera, Écija, Lebrija o Mairena del Alcor.

Esta noche será inevitable acordarse de que en ese barrio, San Román, y en otros cercanos como Puerta Osario o San Roque, nacieron artistas gitanos muy importantes y ligados al arte flamenco. Podríamos aportar una larga lista, pero acabamos pronto diciendo que ahí nacieron la Niña de los Peines y su hermano Tomás –Pastora dijo una vez que vino al mundo en realidad en la calle Valle–, y el célebre romancista gitano Juan José Niño, que no era de Triana como tantas veces se ha dicho, sino de la calle Conde Negro, en San Roque.

Así que más allá del motivo benéfico de este festival, para ayudar a la obra social de la hermandad de los Gitanos, hay que resaltar el hecho de que vaya a haber cada verano un gran festival en los Jardines del Valle, una cita de los gitanos con el flamenco de Sevilla, que no es cualquier cosa, porque es la tierra de los Caganchos, los Pelaos y los Pavones, sin olvidar a Manolo Caracol.

Encabezado por el maestro José el de la Tomasa, el cartel tiene también a Esperanza Fernández, Pedro el Granaíno y Farruquito. Además, un fin de fiesta con José y Juan Lérida, Joaquina Amaya, Luis Peña, Antonio el Cordobés, Curro Vega, Salud Vega, Ángeles Castillo y Lidia Vega. Y guitarristas como Paco Cortés, El Perla y Manuel el Pati. Tampoco hubiera pasado nada por incluir en el cartel a alguna figura no gitana, porque gitanos y castellanos han ido siempre de la mano en esto del flamenco, algo que no se debería de olvidar jamás.

No estaría mal que se hicieran más festivales de flamenco en barrios de Sevilla que fueron determinantes en la creación de nuestro arte. En Santa Catalina, por ejemplo, o en el Barrio de la Feria, San Juan de la Palma, La Macarena o Triana. Dirán algunos, que ya está la Bienal, pero lo cierto es que la gran cita sevillana vive casi al margen de la historia de lo jondo.

Por supuesto, recomendamos la cita de esta noche en los Jardines del Valle, enfrente de la célebre taberna de Ceferino, donde empezó a dar sus primeros pasos la Niña de los Peines.