Teatro

Una magnífica puesta en escena al servicio del Rey Lear

Iniesta destaca el carácter revolucionario de El Rey Lear, una de las obras más controvertidas de Shakespeare, con una espectacular puesta en escena

14 dic 2018 / 18:09 h - Actualizado: 14 dic 2018 / 18:12 h.
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Obra: Rey Lear

Autor: William Skakespeare

Compañía: Atalaya

Dirección, dramaturgia y espacio escénico: Ricardo Iniesta

Coreografía: Juana Navarro

Composición musical: Luís Navarro

Intérpretación: Carmen Gallardo, Joaquín Galán, María Sanz, Raúl Vera, Elena Aliaga, Silvia Garzón, Lidia Mauduit, José Ángel Moreno, Javi Domínguez.

Calificación: 4 estrellas

Una puesta en escena tan espectacular como contemporánea al servicio de una interpretación coral. Es la propuesta de esta nueva adaptación de El Rey Lear de William Shakespeare, una obra con la que, una vez más, se adelante a su tiempo con una feroz crítica de la clase dominante y una curiosa demanda de justicia social para los pobres y desfavorecidos.

La dramaturgia parte del respeto al texto original, pero sintetiza la trama secundaria de los Gloster, y aunque no le quita una coma a los monólogos del Rey, que Carmen Gallardo interpreta con un auténtico derroche de talento y dominio, no es el personaje de mayor peso en la historia ya que tanto las hijas, como el criado, el bufón, y Gloster y sus hijos tienen un papel relevante en el devenir de la historia, inspirada en un cuento de raíces célitcas del siglo XII que trataba de la ingratitud filial, la vejez y la locura, tres temas que respeta el insigne escritor inglés, aunque los trasciende hasta llegar a una profunda reflexión sobre la prepotencia, la ceguera del poder, los celos y la injusticia de un orden social que condena a los pobres a una vida miserable al servicio de los poderosos.

En ese sentido podría decirse que El Rey Lear es la obra más revolucionaria de Shakespeare y es justo lo que Iniesta se propone resaltar con esta nueva adaptación, tanto con el tratamiento coral de los personajes, como con el espacio escénico, que se carga de simbología gracias a escenografía móvil compuesta por una serie de mesas rectagulares que reproducen toda una gama de diferentes escenarios, así como a una banda sonora de tintes solemnes que remite al folclore de épocas remotas. Todo esa cobertura formal se alía con el espléndido vestuario de Carmen Giles para reproducir la magnificencia de los poderosos y la indefensión de los que están bajo su yugo con una puesta en escena de ritmo vertiginoso que roza la excelencia en las escenas de acción.