Una mirada diferente al género más clásico

La muestra con la que se presenta en Sevilla CaixaForum invita a la reflexión sobre la memoria, el paso del tiempo o las emociones a través del retrato

03 abr 2017 / 07:00 h - Actualizado: 03 abr 2017 / 07:00 h.
"Arte","Exposiciones"
  • Gillian Wearing adopta en sus fotografías el papel de su familia gracias a unas máscaras de látex. / El Correo
    Gillian Wearing adopta en sus fotografías el papel de su familia gracias a unas máscaras de látex. / El Correo
  • Hipnotizante vídeo de Óscar Muñoz, que no deja de autoretratarse. / El Correo
    Hipnotizante vídeo de Óscar Muñoz, que no deja de autoretratarse. / El Correo
  • Rosemarie Trockel presenta un retrato peculiar a base de logotipos. / El Correo
    Rosemarie Trockel presenta un retrato peculiar a base de logotipos. / El Correo
  • El retrato es el eje de ‘¡Mírame!’, que puede verse en el CaixaForum de Sevilla hasta el próximo 4 de junio. / El Correo
    El retrato es el eje de ‘¡Mírame!’, que puede verse en el CaixaForum de Sevilla hasta el próximo 4 de junio. / El Correo

La Gioconda, La joven de la perla, El matrimonio Arnolfini, Las meninas... son solo algunos ejemplos de retratos que forman parte del imaginario común por su relevancia dentro de la Historia del Arte. Es en un relato de Plinio donde se localiza la primera referencia que existe del retrato. El escritor latino describía en su texto cómo una joven corintia, mientras se despedía de su amado que se marchaba a la guerra, trazó el contorno de la sombra que proyectaba su rostro sobre un muro. Ese deseo de mantener viva la memoria se mantiene intacto a pesar de los siglos que han pasado desde entonces.

La necesidad de pervivencia a lo largo del tiempo, el reflejo de la personalidad, la realidad y la ficción de lo que se representa son algunos de los temas sobre los que reflexiona ¡Mírame!, la primera de las propuestas expositivas de carácter contemporáneo con la que se presenta en Sevilla CaixaForum.

La muestra, que estará abierta hasta el 4 de junio, propone, además, unos formatos no tan convencionales del que es uno de los géneros más clásicos. Junto la pintura pueden verse esculturas, fotografías, vídeos y alguna que otra instalación entre las más de 40 obras que componen la exposición seleccionadas de los fondos de la colección La Caixa, iniciada en los 80, que se completa con sendos préstamos del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC) y el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA).

Las emociones que refleja el rostro es la primera de las paradas que realiza el visitante a la muestra. Casi como recuperando el dicho aquel de que la cara es el reflejo del alma se muestran obras de Esther Ferrer o Roni Horn quien, con 36 fotografías de un clown, evoca distintas emociones. Unos sentimientos que se descubren casi como un código, un lenguaje universal. Unos sentimientos que, al igual que la imagen que muestra el movimiento, van mutando con el tiempo.

Pero la personalidad, la singularidad del individuo encuentra condicionantes. Como por ejemplo en las raíces familiares. Gillian Wearing adopta en sus fotografías el papel de su familia gracias a unas máscaras de látex para poner en evidencia esos aspectos comunes que marcan y caracterizan al individuo. Los convencionalismos sociales son también un importante lastre de la personalidad. Rosemarie Trockel, presenta un retrato peculiar donde los haya a base de logotipos. Los de pura lana virgen y Playboy. Con ellos sugiere los distintos papeles que la sociedad patriarcal presupone a una mujer y cómo pueden darse en una misma persona. De prejuicios habla también Ana Laura Aláez con un controvertido retrato. Un conjunto de pelucas y zapatos invitan al espectador a imaginar quién está detrás de cada uno, haciendo que tire de convencionalismos y estereotipos.

Pero también el individuo tiende a mostrar una imagen de sí mismo que quizá no siempre coincida con la realidad. Es la clásica máscara que se reinterpreta y se potencia con la irrupción de las redes sociales donde todo el mundo aparece siempre vivir en una inagotable felicidad. Aquí las obras de Jorge Galindo o Sharon Lockhart tratan de poner a las claras esa parte no tan ideal de lo que se muestra.

Otra vertiente de la condición del individuo es la caducidad. Un hipnotizante vídeo de Óscar Muñoz, que no deja de autoretratarse con agua sobre una piedra caliente, plantea la necesidad de recomponer continuamente ese recuerdo para que no se termine perdiendo. El paso del tiempo es también el eje de esta segunda obra de Esther Ferrer. En 25 fotografías, desde los 80 a 2004, la artista muestra los efectos de los años en su propio rostro.

¡Mírame! se completa con los trabajos de Basquiat, Curro González, Carlos Pazos (MACBA), Carrie Mae Weems (CAAC), Cindy Sherman o Janine Antoni para hacer reflexionar al espectador en una visita que bien requiere tiempo y sosiego.

Un itinerario cultural para la Cartuja

Hacer de la Cartuja una isla de la cultura y el conocimiento. Este es uno de los objetivos que se marca el director de CaixaForum Sevilla, Moisés Roiz, que el sábado dio la bienvenida a un grupo de blogueros e influencers culturales de la capital hispalense en una visita privada a la exposición ¡Mírame! Retratos y otras ficciones en la Colección ‘La Caixa’ de Arte Contemporáneo.

Roiz explicó a los asistentes que la idea de CaixaForum Sevilla es «dotar de un nuevo espacio cultural a una zona que antes estaba aislada» del resto de la ciudad. El director de este nuevo espacio apuntó a que son «pioneros» en implantarse en el entorno. «Aunque la torre ya tiene funcionamiento, hasta este mes no abrirá el hotel y la galería de tiendas, que no centro comercial, está previsto que esté en funcionamiento en octubre». Para entonces confía en que la zona se haya integrado por completo en el día a día de los sevillanos. «Será un centro de ocio, negocio y cultura, todo en gran formato».

Consciente de esa frontera imaginaria que supone para muchos cruzar el río, Roiz puso sobre la mesa la posibilidad de trabajar codo con codo con el resto de equipamientos culturales para ganar «fans». «No pretendemos ser competitivos. Entre todos tenemos que colaborar para crear un público que venga a la Cartuja. Es algo que nos beneficiará a todos».

Por ello, el director de CaixaForum Sevilla, que enumeró los múltiples espacios vinculados con la cultura que acoge la Cartuja con los que planteó la posibilidad de «crear itinerarios» para hacer aún más atractiva y variada las visitas.