Con un excesivo tono de fiesta, la Orquesta Joven de Andalucía despachó el lunes un insulso y mal cosido programa que combinó piezas muy rítmicas con las que quedó demostrada la sobrada preparación de la OJA para armar estruendo. Faltaba una obra de peso, de repertorio, que permitiera descubrir la evolución de estos jóvenes músicas. Y echamos de menos, como casi siempre, una partitura contemporánea, comprometida, que conecte a estos músicos del inmediato mañana con la música de su tiempo. Nada de esto hubo.
Es posible que Manuel Hernández Silva sea un muy buen profesor; pero ya hemos visto en repetidas ocasiones que como director, va muy ajustado. Pasaremos por alto su tendencia al paroxismo y sus relamidos y gratuitos bailes en el podio; el director venezolano obtuvo lo mejor en las danzas del ballet Estancia, de Ginastera; en las que imprimió un ritmo stravinskiano, cortante y acerado. Su gusto por lo decibélico ya se expresó en la rotunda Danza final. La misma aplicación en las Danzas fantásticas de Joaquín Turina acabaron por desdibujar Orgía, la más célebre de ellas. Sin atmósfera, sin continuidad entre ellas, la batuta las recorrió a toda prisa provocando más de un atropello en los atriles –leves desafinaciones y alguna entrada a destiempo–. La Obertura Cubana, de Gershwin fue intervenida por el director; con un final en el que otorgó un desmedido protagonismo a la percusión, tosco, vulgar.
Un americano en París fue, finalmente, resuelta espasmódicamente, aunque admiramos el buen nivel de una orquesta que merece más presencia y programas más comprometidos; como los que Juan García Rodríguez prepara con la Orquesta Sinfónica Conjunta, de la que forman parte muchos músicos de la OJA.
Música
Orquesta Joven de Andalucía
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Teatro de la Maestranza. 17 de abril. Programa: Obras de Ginastera, Turina y Gershwin. Intérpretes: Orquesta Joven de Andalucía. Manuel Hernández Silva, director.