Joan Didion perdió a su marido y a su hija en un periodo corto de tiempo, y tras un año de conmoción decidió escribir su experiencia. El resultado fue un libro que alcanzó un considerable éxito en EEUU, lo que no deja de parecernos curioso, teniendo en cuenta que gira en torno a una premisa tan evidente como simple: ante la muerte nadie se salva. Tal vez para entender dicho éxito habría que situar la obra en su contexto, la sociedad estadounidense.
Dado su poderío y el sistema de capitalismo salvaje que rige su economía, quizás su cultura no aporta las herramientas necesarias para aceptar la idea de la muerte y la pérdida de un ser querido. «A vosotros también os puede pasar cualquier día», insiste una y otra vez la protagonista del monólogo, empeñada en contarnos su tragedia como un hecho cotidiano, dejando el dolor y el sufrimiento en un plano lejano, insistiendo así en la idea de nuestra falta de control a la hora de tener a nuestros seres queridos a salvo.
Esa curiosa manera de transmitir el sufrimiento permite a la actriz regalarnos una soberbia actuación, repleta de matices, tan conmovedora como envolvente, rebosante de naturalidad, para la que apenas cuenta con apoyos, ya que la puesta en escena se limita a situarla de frente al público, con tan solo una silla como escenografía y un vestuario y una iluminación bastante neutras. Por fortuna, cuenta con una dramaturgia bien construida y estructurada que desdramatiza y dota al relato de ligereza. Pero la historia destila tanta tristeza y desengaño, que lo único que nos provoca es cierto sentimiento de rechazo.
Guindalera Teatro
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Teatro Lope de Vega. 24 de noviembre. Obra: El año del pensamiento mágico. Autora: Joan Didion. Dramaturgia: David Haare, Vanesa Redgrave y Joan Didion. Dirección: Juan Pastor. Interpretación: Jeannine Mestre.