Una soberbia interpretación

Esta obra recoge sus horrores mediante la historia de un mapa que supuestamente dibujó una niña judía con las indicaciones de su abuelo

10 dic 2016 / 14:45 h - Actualizado: 10 dic 2016 / 14:50 h.

Entablar un símil entre el teatro y la cartografía para representar lo irrepresentable. Es lo que nos propone Juan Mayorga con esta obra, que reivindica la importancia la memoria, tanto la histórica como la personal, a la hora de afrontar el dolor y superarlo.

El relato arranca con la llegada, en la época actual, de la protagonista a Varsovia, donde se encuentra con una exposición fotográfica que la lleva a interesarse por la vida del famoso Gueto de Varsovia, donde lo nazis confinaron a los judíos en el marco de la II Guerra Mundial. Aunque en principio estaba concebido como un lugar de tránsito para las deportaciones, el gueto llegó a albergar a 400.000 personas en una pequeña parte de la ciudad. Esta obra recoge sus horrores mediante la historia de un mapa que supuestamente dibujó una niña judía con las indicaciones de su abuelo, un cartógrafo cuya afición a los mapas le llevó a intentar volcar en ellos la biografía de sus familiares y la suya propia. Se trata, sin duda de un curioso recurso con el que Mayorga elabora una dramaturgia compleja que combina con maestría tres momentos históricos muy diferentes. Para ello se decanta por un arriesgado tratamiento de los personajes, que pasan de la máscara a un naturalismo que contrasta con el empeño de la dramaturgia y la puesta en escena de recalcar el hecho ficticio del teatro, una característica propia del teatro contemporáneo que Mayorga lleva aquí al extremo cuando, en un momento dado, la protagonista renuncia al personaje para relatar los horrores de la vida en el gueto dirigiéndose directamente al público.

Se trata, sin duda, de una arriesgada maniobra que incide en su intento por dar protagonismo a unos hechos que, ya de por sí, están cargados de dramatismo. Pero el dramatismo se impone. Por otra parte, cada vez que la protagonista se adentra en el gueto el texto se preña de datos y la historia deriva hacia un discurso intelectual un tanto extenuante, sobre todo en la primera parte, cuando se centra en comparar la práctica de la cartografía con el teatro, dejando las emociones y el drama personal de la protagonista en un plano secundario. Por fortuna la producción cuenta con un excelente diseño de iluminación, a cargo de Juan Gómez Cornejo, y una escenografía tan resolutiva como evocadora, a cargo de Alejandro Andújar. Junto a ellos Mayorga elabora una puesta en escena que resuelve con maestría los saltos temporales y reviste de teatralidad la historia, permitiendo el lucimiento actoral de Blanca Portillo y José Luis García-Pérez, dos auténticos animales de teatro que nos brindan una soberbia interpretación.

Obra: El Cartógrafo

Lugar: Teatro Central, 9 de diciembre

Producción: Avance Producciones Teatrales, García Pérez Producciones y Entrecajas Producciones

Texto y dirección: Juan Mayorga

Interpretación: Blanca Portillo y José Luís García-Pérez

Calificación: 3 estrellas