Joven y en activo desde tan temprana edad que parece imposible, la venezolana Gabriela Montero se ha labrado una reputación como artista de virtuoso exhibicionismo y considerable aliento romántico y, sobre todo, como creadora sobre la marcha de extraordinarias improvisaciones y variaciones sobre temas libres o conocidos en cada uno de los recitales que conforman su apretada agenda. Y de todo eso dio buenas muestras en su primera comparecencia sevillana.

La generosa primera parte estuvo protagonizada por dos páginas de referencia en el repertorio romántico pianístico, el primer ciclo y más popular de los Impromptus de Schubert y el que a Schumann sugirió las letras, convertidas en notas, del lugar de origen de la joven de la que estuvo enamorado en su juventud. Improvisaciones y variaciones que sus autores dejaron bien atadas en sus partituras, sólo a merced de la impronta del o la intérprete. Montero la tiene, traducida en un temperamento a veces machacón y contundente, de morosa delectación en el Impromptu nº 1, seguida de una agilidad convencional en el Allegro y de delicadeza en el Andante, si bien echamos en falta una mayor carga emocional, más evidente en el Carnaval de Schumann, donde los diversos caracteres y humores convocados encontraron en su digitación perfección técnica y habilidad expresiva, siempre sin partitura y con un elevado nivel de concentración.

Pero lo insólito vino en la segunda parte, donde la artista exhibió su talento para recrear notas sugeridas por el público en una serie de variaciones y escritura libre que exige mucha experiencia para no caer en el bloqueo. Su línea se instala en un romanticismo muy asumido, sin concesiones para la atonalidad ni la disonancia, para progresivamente articular el lenguaje de la pieza propuesta o elegida, una Tocata y fuga de Bach en estilo Busoni, una Sonata Claro de Luna de inconfundible aire beethoveniano, o una sevillanas cuyo tarareo por el público provocó una caótica situación de comedia, en estilo Albéniz. Hubo espacio también para homenajear a su pueblo con Caballo viejo, al nuestro con Granada, y aún componer sobre tema libre. Sin duda una habilidad admirable.

GABRIELA MONTERO ***

Gabriela Montero, piano. Programa: 4 Impromptus Op. 90 D.899, de Schubert; Carnaval Op. 9, de Schumann. Teatro de la Maestranza, domingo 19 de febrero de 2017