Velocidad mal entendida

Crítica de la película ‘Baby driver’, con Kevin Spacey, Jon Hamm y Ansel Elgort (*)

08 jul 2017 / 17:34 h - Actualizado: 08 jul 2017 / 17:43 h.
"Cine"
  • Velocidad mal entendida

El director británico Edgar Wright se curte como realizador de series de televisión en los años noventa. En 1999, año profético para muchas generaciones, conoce y empieza a trabajar con el actor y guionista Simon Pegg y con la actriz y guionista Jessica Stevenson. El talento del trío da como fruto la sitcom Spaced, una comedia de humor surrealista que les aporta en su país el reconocimiento del público y el aplauso de la crítica. El salto a la gran pantalla pero ya únicamente con el tándem Wright-Pegg, el primero como director y el segundo como actor protagonista, lo realizan con una de las trilogías más divertidas e inteligentes que ha dado el cine en los últimos años; Zombies party (2004), Arma fatal (2007) y Bienvenidos al fin del mundo (2013). Sutiles, paródicas y con incontables toques de humor, estas vuelven a conquistar a la crítica internacional y a un público ávido de productos distraídos e ingeniosos. En España la primera, se beneficia del efecto boom zombie del momento y se recibe muy bien, pero las otras dos, sufren el desdén de la distribución. Se estrenan en fechas inadecuadas y de tapadillo. Con escaso éxito en taquilla pasan sin pena ni gloria por nuestra cartelera. Entremedio a Wright se le suma la fama que había obtenido al adaptar y dirigir en el año 2010 la comedia postmoderna Scott Pilgrim contra el mundo. Ahora y al igual que como hizo con esta última vuelve a trabajar de forma individual escribiendo y dirigiendo Baby driver.

Baby driver posee un interesante debut, sobre todo en la presentación de los personajes pues hace un uso acertado de la estética del mundo del cómic. El protagonista es un joven conductor especialmente habilidoso con los coches que ha de acompañar a un grupo de criminales a cometer sus fechorías. Esta parte provoca el interés porque está bien planteada y espectacularmente rodada. Pero tras este interesante arranque viene la decepción. Lo que sigue después no logra mantener nuestra atención. Las situaciones y los conflictos del joven protagonista se repiten en un bucle discursivo que carece de mordiente y chispa. Atracos, persecuciones, malotes de manual y mujeres estereotipadas. El único rasgo interesante de la película es que intenta buscar a lo largo de su metraje un tono poético al juntar acción y música. Su singular acierto. Al conjunto le falta sorna y mala leche. A la mirada del director creatividad, perspectiva y algo de riesgo. Casi sin querer su argumento y su mensaje ultraconservador terminan por recordarnos a una triste y aburrida continuación de la exitosa saga Fast and furious. Al final se trata de otra descarga más de masculinidad y virilidad mal entendidas. Otra película más para sumar al ya cansino uso torticero e irritante de la mujer en el cine. El resultado para este cronista no ha podido ser más decepcionante.


LA FICHA
Baby Driver *

Estados Unidos 2017 113 min.
Dirección: Edgar Wright. Intérpretes: Ansel Elgort, Jon Bernthal, Jon Hamm, Eiza González, Micah Howard, Lily James, Morgan Brown, Kevin Spacey.
Acción