Vetusta Morla: «Este es un disco muy orgánico, con una paleta de color muy amplia»

El sexteto madrileño publicó el pasado día 10 ‘Mismo Sitio, Distinto Lugar’, un cuarto álbum de estudio grabado en los míticos Hansa Studios de Berlín, masterizado por el genial Dave Fridmann (Mercury Rev) y co-producido con Carles ‘Campi’ Campón

30 nov 2017 / 08:42 h - Actualizado: 30 nov 2017 / 08:46 h.
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  • Imagen promocional del sexteto Vetusta Morla, que acaba de publicar su cuarto disco de estudio, ‘Mismo Sitio, Distinto Lugar’. / Jerónimo Álvarez
    Imagen promocional del sexteto Vetusta Morla, que acaba de publicar su cuarto disco de estudio, ‘Mismo Sitio, Distinto Lugar’. / Jerónimo Álvarez

La banda de Tres Cantos pasó a mediados de mes por Sevilla en una doble jornada de promoción de su nuevo trabajo, que llevarán a las tablas del Auditorio Rocío Jurado el 5 de mayo de 2018. Mientras llega esa cita, el vocalista Juan Pedro Pucho Martín (en adelante P) y el batería Guillermo Galván (en adelante G) nos desgranan los pormenores del disco.

—A bote pronto podría parecer que el nuevo disco es rupturista con el libro de estilo de Vetusta Morla.

—G: Es un disco que amplía el universo de Vetusta Morla y que abre las puertas de la casa para que entren nuevos aires, nuevos sonidos, nuevas maneras de hacer las cosas, que al final responde a una necesidad que teníamos por enfrentarnos a él como cuando se hace algo por primera vez, con una mirada de niño, que es algo que se repite en nuestra carrera. Es el primer disco que co-producimos y desde el punto de vista estético es verdad que tiene una intención clara de abrir caminos y de plantearnos preguntas, que al final son casi más importantes que las respuestas.

—El tema que sirvió de adelanto al álbum, ‘Te lo digo a ti’, no es representativo del conjunto, con esas reminiscencias ‘kraut’. ¿Por qué lo elegisteis como ‘single’?

—P: El lanzamiento fue bastante premeditado porque queríamos jugar un poco con el desconcierto. Veníamos de una gira de La Deriva con un montón de conciertos y era una manera de avisar de que venían curvas. De todos modos, dentro del discurso del disco no está tan alejada, es como la continuación de Guerra Civil, aunque si la sacas de contexto igual es verdad que puede asombrar más. Jugamos un poco con esto, también en el vídeo al mezclar a personas como Vigalondo, Nacho Vegas y Lolita generaba desconcierto. El disco, por otra parte, incluye distintos estilos musicales, palos de distinta índole. Esta canción puede tener reminiscencias al kraut o a la música electrónica, pero convive con un vals también. Nos gustaba la idea de que todos estos estilos ya habitaban en Vetusta Morla y a lo mejor no les habíamos prestado la atención que requerían.

—Luego vino ‘Deséame suerte’, quizás el tema que más se ajusta al canon.

—G: Siempre que intentas apuntar al futuro surgen cosas del pasado, y Deséame Suerte quizás sea el punto de conexión con nuestra antigua carrera. A lo largo de nuestra carrera hay temas (Los días raros, En el río, Copenhague, Tour de Francia) que, sacados de contexto, ofrecen vértices muy, muy distintos. Sí es verdad que este tema por la construcción armónica o melódica tiene que ver con nuestra carrera anterior, pero la propuesta a nivel de sonido es muy distinta, hay un puente en el que desaparecen las guitarras y mandan los arpegiadores y la voz está tratada de forma distinta. Para nosotros, la riqueza del disco es que cosas que vienen de épocas, estéticas y lugares distintos, al final confluyen y tienen sentido y unidad. Para eso no ha sido tan importante haber ido a Berlín y grabado en Hansa, donde se han grabado discos míticos, sino haber mezclado con Dave Fridmann, que es uno de nuestros productores favoritos de siempre, es especialista precisamente en aglutinar y hacer convivir estéticas distintas y sabores distintos en una misma canción. Fue vital diseñar con él primero las líneas maestras del disco para luego ir a Berlín y jugar con determinadas cosas porque sabíamos que él iba a ser un poco el paraguas que pusiera todo en orden al final.

—He leído que en este disco habéis estrenado un nuevo proceso compositivo. ¿En qué ha consistido?

—P: Las distinciones han venido dadas sobre todo por la co-producción con Campi Campón, que nos ha ayudado mucho a sacarnos de los caminos que ya conocíamos, las maneras de trabajar que habíamos desarrollado en los tres discos anteriores. A la hora de arreglar las canciones, de colocar los instrumentos a la vista, disponibles para ser tocados en cualquier momento que la canción lo precisase. Y luego, los procesos de pre-producción en el local antes era muy cerrados y férreos, de tal manera que cuando llegabas al estudio de grabación se registraba ese trabajo sin más. En esta ocasión, era más abierta a que en Hansa pasasen cosas también. La manera de grabar hasta la fecha era la tradicional; entraba el batería y grababa todas las baterías del disco; luego el bajista y lo mismo. Para esta ocasión lo que hicimos fue ir cerrando canciones a diario: llegábamos al estudio y teníamos ese vértigo y esa premura por cerrar ese tema.

G:_En ese sentido, ha habido temas que hemos grabado todos juntos y punto, pero otros como 23 de junio o Mismo Sitio, Distinto Lugar han sufrido en el día un proceso de descomposición y vuelta a trabajar porque pensábamos que las podíamos llevar más lejos.

—¿La producción con Campi Campón la habéis escogido por su trabajo con gente como Jorge Drexler o Xoel López, artistas a los que supo conjugar con la electrónica?

—P: Ya habíamos trabajado con él en un tema (Lo bueno y lo malo) para un recopilatorio homenaje a Ray Heredia, era amigo por distintas vías. Nos gustaba la idea de que fuese músico, él lo es y sigue girando con Drexler. Y la idea que tiene de sacarnos de lo establecido, de dejar que pasasen cosas a las canciones, que no estuviera todo tan claro. Ha sido un proceso muy bonito.

—Si ‘La Deriva’ era el disco más eléctrico de Vetusta Morla, este parece a simple vista el más electrónico...

—G: En realidad es un disco muy orgánico, tiene una paleta de color muy amplia. Igual que otras veces ya habíamos usado sintetizadores pero no estaban tan presentes, también hemos usado material antiguo como pianos o celestas de los años 30, hay instrumentos muy analógicos y populares. Ahí estaba un poco el reto, en hacer convivir a la banda y a su manera de hacer música con toda esa técnica y tecnología nueva y antigua que teníamos la intuición de que iban a llevar el disco a un sonido diferente y muy especial. A mí me gusta pensar que es un disco que no podíamos haber hecho hace diez años porque no manejábamos de la misma manera la tecnología, hay coros que se han compuesto desde reverses de cosas que había cantado Pucho, son cosas que no se te ocurren de forma natural pero que gracias a ciertos procesos técnicos tienen salidas creativas increíbles. En el disco todo lo que suena está tocado por manos, por nosotros seis y Campi.

—La voz de Pucho ha pasado a segundo plano en algunos temas...

—P: Sí, se ha jugado con efectos y con un plano estético de la voz, hasta ahora estaba siempre muy delante y en esta ocasión Fridmann nos propuso otra manera de posicionar la voz, él nos dijo que sabía que en Europa a la hora de mezclar el disco las voces estaban en un plano muy por delante de lo musical y para él tenía más sentido que estuvieran integradas dentro de todo lo que está pasando a nivel musical. Hace mucho tiempo que queríamos probar algo así pero nunca se había llegado a conseguir del todo. Al meter efectos en las voces suele funcionar bien en idiomas anglosajones y no tanto en castellano. Y él nos dijo que levantásemos la mano y parásemos cuando creyéramos que no se entendía la voz. Es cierto que hay jugueteo, igual que se juega con los pedales o con un sintetizador, la voz es un instrumento más. Creo que por primera vez al escuchar los temas ya grabados había momentos en los que dejabas de seguir la voz y te perdías en toda esa maraña de arreglos y capas, y creo que ese es uno de los aciertos del disco.

—En la segunda mitad del álbum predominan los medios tiempos y una sensación de serenidad... ¿ha sido premeditado?

—G: El disco arranca de una manera bastante impulsiva, esa era la idea. A partir de Consejo de sabios se genera un universo onírico y al final hay una cola que empieza en Punto sin retorno y La vieja escuela, tema en el que presentamos nuestros respetos a los mayores y con tres partes muy diferenciadas. Y en el cierre Mismo Sitio, Distinto Lugar, que sintetiza todo el disco en cuanto a lo estético y en cuanto al contenido, tiene mucho que ver con Deséame suerte; de hecho, nos dimos cuenta a posteriori de que el final de la última es el mismo acorde que el comienzo de la primera, lo escuchas en un bucle y se juntan las dos.

—A partir de marzo os vais de gira a América (Perú, Chile, Colombia y México) y luego en la península. ¿Qué hacéis hasta entonces?

—P: El plan principal es preparar esos conciertos. En discos anteriores hemos iniciado la gira inmediatamente después de sacar el disco y esta vez queremos llevar las canciones a buen puerto. Es un reto porque este disco es quizás en el que a la hora de grabarlo hemos pensado menos en el directo. Y ahora tenemos que hacer esa adaptación. Queríamos hacerlo con calma.

—En 2015 cerrasteis la gira de ‘La Deriva’ con varios conciertos en grandes recintos. En Sevilla se valoró actuar en el Estadio de la Cartuja pero al final lo hicisteis en el Auditorio Rocío Jurado, adonde volvéis el próximo 5 de mayo.

—G: Hemos decidido hacer la gira en espacios que nos permitan no llegar a colgar el sold out y que no haya gente que se quede sin la oportunidad de vernos. El grupo ha crecido mucho y lo que se planteó en su momento con el concierto de Sevilla lo vamos a repetir: ir al Rocío Jurado, que tiene una capacidad de unas 8.000 personas, nos permite ir desahogados y poder congregar a la gente. A veces nos obsesionamos con el número y con el porcentaje de aforo vendido y creo que no hay espacios mejores o peores, cada concierto y cada gira requieren su espacio. Este disco, igual que La Deriva, tiene una necesidad de expandirse grande y gana en sitios amplios. En el Rocío Jurado hemos tocado dos veces y siempre ha ido muy bien, la sensación, el sonido...

—P: Además, está muy cerca la gente y la grada, se siente mucho a pesar de ser un recinto grande.

—El disco sale con vuestro sello pero también con una multinacional. ¿Creéis que es una alianza de la que se benefician ambas partes?

—G: El disco se ha hecho igual que todos los demás, con Pequeño Salto Mortal, que es nuestro sello, y en este caso hemos llegado a un acuerdo con Sony desde el punto de vista de distribución y de licencia, que nos permite sobre todo tener el disco disponible en muchos países donde ya estábamos yendo pero había una dificultad grande para que la gente pudiera tener nuestro disco. Una cosa importante es que por primera vez el disco ha salido el mismo día en España, México, Colombia y Argentina. Y eso ha sido gracias al trabajo de ambos sellos.