20 volantazos en 25 años

Los golpes de timón no siempre le salen bien a un Betis acostumbrado a los cambios

13 nov 2016 / 22:03 h - Actualizado: 14 nov 2016 / 18:51 h.
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  • Víctor Sánchez estrecha la mano de Miguel Torrecilla este domingo en Sevilla. / Manuel Gómez
    Víctor Sánchez estrecha la mano de Miguel Torrecilla este domingo en Sevilla. / Manuel Gómez

La historia del Real Betis se describe a través de continuos altibajos a casi todos los niveles. Un recorrido guadianesco y de repetidas subidas y bajadas que se refleja en el banquillo, uno de los más calientes del panorama nacional. Los datos hablan por sí solos y producen escalofríos: en el último cuarto de siglo el club verdiblanco ha cambiado 20 veces de entrenador con la temporada empezada. Una auténtica barbaridad que seguiría su curso imparable analizando los años 80 y que únicamente ha sido frenada por tres etapas de estabilidad protagonizadas primero por Lorenzo Serra Ferrer a mitad de los años 90, luego por Juande Ramos, Víctor Fernández y el propio Serra Ferrer a mediados de la década pasada, y hace poco por Pepe Mel en su primera etapa en Heliópolis.

En la tarde de ayer arribaba a Sevilla Víctor Sánchez del Amo, sustituto de Gustavo Poyet, protagonista de otro intento fallido del Betis por encontrar un proyecto serio y estable que consolide al equipo en la élite futbolística nacional. Otro volantazo que aumenta las posibilidades de récord en el Betis, que desde el último ascenso a la Primera División, hace sólo año y medio, ha tenido a cuatro entrenadores –ocho diferentes en los dos últimos años–. La pregunta que se hacen los béticos en estos momentos es si el golpe de timón realizado por Ángel Haro y Miguel Torrecilla surtirá efecto. Nadie lo sabe, aunque el pasado puede echar una mano para ver cómo le ha ido al Betis con los cambios de entrenador en estos últimos 25 años.

La llegada de Serra

Los datos del fútbol español en general indican que los equipos que acabaron despidiendo al entrenador inicial poco cambio de tendencia obtuvieron en la gran mayoría de los casos. Desde 1991, en los 19 volantazos béticos anteriores al actual hay de todo. Desde sustitutos que duraron poco y que incluso empeoraron la situación –Juan Carlos Garrido (2014), Josep María Nogués (2009) o Guus Hiddink (2000)– hasta aciertos sonados como, sobre todo, la primera llegada de Lorenzo Serra Ferrer al Betis en 1993. El técnico balear sustituyó a Sergio Kresic a falta de 12 jornadas para la finalización de la Segunda División 1993/94. La decisión de Manuel Ruiz de Lopera fue decisiva entonces, ya que Serra cogió al equipo 8º y lo subió a la Primera como 2º clasificado tras hacer el milagro de no perder nunca y ceder sólo dos empates. La tarde histórica en Burgos fue el inicio de una larga y fructífera estancia del entrenador en el banquillo del Benito Villamarín –llegó a ser 3º en 1995 y finalista de la Copa del Rey en 1997–, que dejaría en manos de Luis Aragonés en 1997 y que retomaría en 2004 para iniciar otra etapa gloriosa –clasificación para la Champions League y el título copero en 2005–.

La locura en la 1998/99

Justo después de Serra Ferrer, y tras una etapa de transición del recordado Luis Aragonés, el Betis se sumió en la locura, protagonizada casi siempre por las excentricidades de Lopera, que vio cómo en el verano de 1998 le huyeron dos entrenadores antes de que el balón comenzara a rodar. La desavenencias con el mandamás verdiblanco derrotaron a Aragonés en julio y al portugués Antonio Oliveira, su sustituto, a finales de agosto, cuando presentó su dimisión «por dignidad», según dijo. La temporada empezaba torcida de la mano de Vicente Cantatore, quien sólo duró siete jornadas ante la deriva del equipo, 20º con sólo cinco puntos. La llegada de Javier Clemente estabilizó la nave verdiblanca hasta dejarlo a final del curso 11º, lejos del peligro. Un cambio acertado... a la tercera.

Del Sol, Chaparro, Merino...

Al margen de Serra y la estabilización de Clemente, pocos más cambiaron la cara del Betis a mitad de temporada en los últimos 25 años. Ni Felipe Mesones, ni Esnaola, ni técnicos contrastados como Hiddink o que habían salido bien antes en Heliópolis, como Víctor Fernández y Pepe Mel. Tampoco Hadzibegic, Luis Fernández –el francés tuvo que dejar que Paco Chaparro asegurara la permanencia en Santander en 2007– o Juan Carlos Garrido. Se cuentan fácilmente aquellos que sí aportaron otro rumbo, como Juan Merino en dos ocasiones recientes o Pepe Mel (2015) y Luis del Sol (tras una destitución sorpresiva de Fernando Vázquez en 2001) en la Segunda División. Este lunes arranca una nueva etapa en la montaña rusa que sigue siendo el Real Betis Balompié.