2017: en busca de la ilusión

Los retos del Betis para el año nuevo pasan, otra vez, por acertar con el proyecto deportivo

01 ene 2017 / 19:53 h - Actualizado: 01 ene 2017 / 20:10 h.
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  • De izquierda a derecha, Víctor Sánchez, Ángel Haro y Miguel Torrecilla, entrenador, presidente y director deportivo del Betis, respectivamente. / Manuel Gómez
    De izquierda a derecha, Víctor Sánchez, Ángel Haro y Miguel Torrecilla, entrenador, presidente y director deportivo del Betis, respectivamente. / Manuel Gómez

Recién entrado el nuevo año llega el momento de los propósitos, incluso para los clubes de fútbol, cuya vida se rige por temporadas y no por años naturales. En el caso del Betis, el cambio de año no trae consigo nuevos retos sino los mismos que cuando empezó 2016. Y si hay algo que busca con ansia el aficionado del Betis es ilusión, la misma que se ha ido diluyendo desde el mágico año 2005 hasta casi desaparecer en la actualidad, fruto de continuos fracasos y oportunidades para crecer dejadas escapar, como cuando volvió a Europa en 2013. La libreta del Betis está llena de propósitos para 2017.

Un camino

La llegada de Ángel Haro y José Miguel López Catalán a los mandos del club ofreció un camino que parecía bien planificado pero que se ha ido torciendo y enrevesando. La ilusión empieza por consolidar al Betis en la élite sin que tenga que mirar al descenso, algo que debería ser habitual debido a su presupuesto. El proyecto inicial 2016/17, el más caro de la historia y liderado por Gustavo Poyet, ha fracasado estrepitosamente, siendo sustituido por otro, el de Víctor Sánchez del Amo. El remiendo puede dar para ser al menos décimo. Y esa estabilidad allanaría el camino también para estabilizar al Betis en el área institucional y que la pugna con Lopera, Castaño y Oliver no zarandee el futuro.

Salto de calidad

Para que eso ocurra, la labor de otra de las piezas clave en el proyecto de Haro y Catalán, Miguel Torrecilla, debe resurgir tras la pérdida de crédito. El Betis necesita su acierto en enero en el asunto de los refuerzos, su destreza en mantener piezas claves para evitar salidas no deseadas –renovación de Adán, por ejemplo– y su capacidad para, llegado el caso, saber vender a buen precio lo que es vendible en el Betis, que quiere crecer bajo el modelo de las plusvalías.

El templo de los béticos

Los datos de los últimos años nos dicen que el Betis apenas consigue ganar en el Benito Villamarín cuando está en la Primera División: 14 de 45 (31%). Con Víctor parece adivinarse un cambio de tendencia. Sin duda, de confirmarse, sería uno de los mayores argumentos para enganchar al bético. El Villamarín debe ser un fortín y en este asunto hay que hacer mención especial a los derbis. Los verdiblancos no han sido capaces de hacerle frente al Sevilla casi nunca en la última década, sufriendo sonrojantes derrotas culminadas con la humillación en el derbi copero de hace un año. Una fecha debe estar ya marcada a fuego: 26 de febrero, la probable para la visita del Sevilla. No debe ser el objetivo máximo del cuadro verdiblanco, pero a la hora de ilusionar a su hinchada, pocas cosas mejores.

A la tercera ¿la vencida?

En el poco tiempo que Haro y Catalán llevan en el Betis han pasado cuatro entrenadores, dos directores deportivos y dos presidentes del club. Unos datos para echarse las manos a la cabeza. Si el proyecto liderado por Eduardo Macià y Pepe Mel fracasó nada más acabar la pasada Navidad –el director deportivo fue destituido incluso antes de finalizar la temporada–, el de Torrecilla y Poyet ha durado aún menos. Dos estrepitosos fracasos que justifican la pérdida de crédito de los actuales rectores, quienes al menos no fallaron a la hora de reconducir la nave hace un año y muy mal lo tendrían que hacer ahora para que el Betis no llegara a puerto. Sin duda, pasada esta temporada que, salvo milagro, acabará en mediocre y con muchos parches, el gran reto del Betis para 2017 pasa por acertar de una vez con el proyecto, en este caso el 2017/18 y emprender una velocidad de crucero sin importar lo que le rodea.

El filial y las secciones polideportivas

Es evidente que otro de los retos obligatorios que se marca el Betis para este año es devolver a su filial a la tercera categoría del fútbol nacional. Dejar el grupo X de la Tercera División y regresar a la Segunda División B es un paso obligatorio a la hora de darle nueva forma al sistema de cantera, tan puesto en duda. Además, el paso adelante dado hace unos días para comprar el CB Sevilla coloca en el horizonte un bonito reto de darle estabilidad a ese proyecto de baloncesto en la élite y que su coste repercuta lo menos posible en el fútbol, el fin primordial de la entidad. El fútbol sala y las secciones femeninas también merecen una consolidación a medio plazo.