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Quique Setién durante un partido con el Real Betis.
Un punto de doce posibles es el triste bagaje del Real Betis en la últimas cuatro jornadas de Liga. Y en el horizonte, dos salidas difíciles, primero al Camp Nou y luego al Estadio de la Cerámica para enfrentarse al Villarreal. Pero Setién puede estar tranquilo, al menos a estas alturas de campeonato cuando aún no está del todo definido qué papeles juegan unos y otros en la competición doméstica.
En la Europa League, el equipo verdiblanco camina firme y es líder con siete puntos. La victoria en San Siro ante el Milan actuó además de bálsamo y las aguas volvieron de nuevo a su cauce tras las derrotas frente a Atlético de Madrid y Valladolid. En la Copa también ha empezado con buen pie al ganarle cero a uno al Racing de Santander en el partido de ida de dieciseisavos de final. Sin embargo, el empate a tres goles del Celta de Vigo vuelve a poner en el punto de mira a Quique Setién.
En el punto de mira, sí, pero tienen que torcerse mucho las cosas antes de que este Betis tenga que prescindir de un entrenador que hace unos meses incluso sonó para ser el sustituto de Fernando Hierro en la selección española.
Setién se ha ganado la confianza y el respeto de todos después de la brillante temporada que realizó el Betis la pasada campaña que concluyó con la clasificación continental. Tiene un estilo de juego muy bien definido y tira de la cantera para subir jugadores al primer equipo que luego son titularísimos. Resulta ilógico pensar que a Setién ya se le agotó el crédito en el Real Betis.