Calero: adiós a un cuarto de siglo de historia en el Betis
Al final de la temporada se marcha el médico que llegó un día de noviembre de 1986 y se encontró con un esguince de Calderón. «No sabía si mirarle el tobillo o pedirle un autógrafo», contó en su día. Han sido 25 temporadas al servicio del club verdiblanco
Tomás Calero dejará de ser el jefe de los servicios médicos del Betis cuando acabe esta temporada. Habrá sido casi un cuarto de siglo al servicio de la causa, así que no se trata de un empleado cualquiera. Y en realidad no se irá, porque seguirá trabajando para el club. Para empezar, será parte importante en la elección de su sustituto. «El Betis es su casa y va a seguir siéndolo. Nos va a ayudar con su experiencia y su capacidad», explicó ayer el vicepresidente, José Miguel López Catalán, al anunciar la remodelación de todo el área de salud. «En la última jornada, contra el Leganés, me cortaré la coleta», bromeó el protagonista.
Calero, cordobés de nacimiento y sevillano y bético adoptivo, se licenció en su tierra en 1984. Luego se especializó en medicina deportiva en París y en traumatología deportiva en Montpellier. Hizo prácticas en el Paris Saint-Germain y estaba en Montpellier cuando lo llamó Ángel Formoso, exmédico del Betis, para que sustituyera al doctor Benavides. Lo primero que hizo, el mismo día que llegó a Sevilla, fue tratar a Gabriel Humberto Calderón de un esguince. «No sabía si tratarle el tobillo o pedirle un autógrafo», relató a este periódico hace algunos años.
Su primera etapa en Heliópolis comenzó en 1986 y acabó en 1991. Como tantas otras cosas en aquellos duros tiempos, el motivo fue la crisis económica que azotó la entidad. Regresó en 1998 por iniciativa de Luis Aragonés y el doctor Ramón Cansino. Y hasta hoy. Empezó con Luis del Sol en el banquillo y Vicente Montiel en casi todo lo demás, aunque su mayor fuente de enseñanzas béticas fue Alberto Tenorio. Cederá el relevo con Quique Setién como técnico, Vicente Montiel en el cuarto anillo... y Alberto Tenorio aún dando vueltas por la ciudad deportiva.
En esa media vida en el Betis, Calero ha visto pasar a 35 entrenadores y centenares de futbolistas. Ha tratado lesiones gravísimas o casi irreversibles (los tendones de Aquiles de Gaíl, Calderé y Capi, el pubis de Rivas, las rodillas de Vidakovic, Odonkor, Alfonso, Dani...). Ha tenido temporadas terribles, como la 2002-03, en la que hubo catorce operaciones. Y vio morir a Miki Roqué, pero también devolvió la vida a Miguel García aquella mañana de domingo de 2010 en Salamanca. El martes se cumplen siete años.
Toda esa trayectoria llegará a un punto y seguido, que no final, en junio de 2018. «El crecimiento de todas las áreas del club nos obligaba a modernizar un elemento clave que afecta al primer equipo, la cantera, las secciones y todos los abonados. Era fundamental contar con el doctor Calero, al que damos las gracias por su implicación y su generosidad para ayudarnos a llegar a un nivel top como el Betis se merece», explicó ayer López Catalán. «Es el primero al que se lo hemos comentado y ha sido muy generoso al asumir así una nueva etapa. No hace más que ayudar y proponer soluciones», añadió.
«RELEVO GENERACIONAL»
Calero confirmó esa satisfacción mutua. «Agradezco a la entidad por haberme hecho partícipe de este proyecto. La idea que yo tenía de crecimiento durante muchos años la vamos a plasmar ahora. Ha llegado la hora de dar el testigo a otra persona que conozca qué es el Betis y cómo hacerlo crecer. Tenemos que fijarnos en cómo trabajan los grandes clubes europeos y, en la medida de nuestras posibilidades, asimilarnos a ellos. Vamos a dar un relevo generacional. Me hace mucha ilusión buscar mi propio sustituto», aseguró. «Mi retiro soñado sería dejar la infraestructura que el Betis necesita para crecer en el aspecto sanitario y estar a la vanguardia médica, en congresos, en la búsqueda del mejor aparataje deportivo... Son trabajos difíciles de hacer si uno está vinculado al trabajo diario con el primer equipo», advirtió. «La única pena es que Joaquín y yo teníamos pensado retirarnos los dos juntos», bromeó para acabar.