Cuatro derbis: 8-0. Esa es la diferencia

El Betis llegó al Sánchez-Pizjuán con los deberes de la permanencia hechos y a tratar de hacerle la puñeta al Sevilla FC, que se jugaba mucho tras sus últimos tropiezos ligueros. Pero apenas tuvo opción: los de Emery ganaron fácil sin necesidad de un gran desgaste.

24 abr 2016 / 18:31 h - Actualizado: 24 abr 2016 / 19:00 h.
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  • Kevin Gameiro, autor del primer gol, se lleva un balón ante Martín Montoya. / Paco Puentes
    Kevin Gameiro, autor del primer gol, se lleva un balón ante Martín Montoya. / Paco Puentes

Una vez sellada de forma casi matemática la permanencia con el triunfo del martes ante Las Palmas, al Betis se le presentaba la oportunidad de subir nota en el partido contra el Sevilla, pero del aprobado raspadísimo no va a pasar y en la asignatura de derbis el suspenso es mayúsculo. Cuatro ha jugado en la presente temporada, ha perdido tres, ha empatado uno, ha encajado ocho goles y no ha anotado ninguno. No hay color. Y eso que el Sevilla llegó al choque en un momento delicadísimo, después de sumar solo un punto de quince en los anteriores partidos y con la mente puesta en la eliminatoria europea el jueves contra el Shakhtar. Ni por esas. Los béticos salieron con cierta ambición y comenzaron presionando arriba y jugando en campo rival, pero la iniciativa apenas les duró un cuarto de hora, pues pronto pasó a ser sevillista. Ni un remate bético, ni a puerta ni fuera, en todo el primer periodo. Sintomático. Solo cuando entró Cejudo tras el descanso, en lugar de Musonda, hubo un par de intentonas béticas: un remates del cordobés que buscaba la escuadra lo despejó con acierto Sergio Rico y otro lo desvió Westermann junto al palo, en lo que fue la mejor ocasión bética del partido.

No estaba cómodo el Sevilla, pero de ahí no pasaron las intentonas béticas, con Rubén Castro aisladísimo arriba y Dani Ceballos y Joaquín sin poder conectar nunca con él. Ni Musonda, que ya había sido sustitutido.

Gameiro, en una contra de N’Zonzi puso el 1-0 y poco después Coke sentenciaba el partido con un golazo. Respiró hondo el Sevilla, que sin necesidad de pisar el acelerador y hacer un gran desgaste ratifica la supremacía en los derbis y deja prácticamente amarrada la séptima plaza -que supone la clasificación europea- y se mete otra vez en la pelea por la quinta y la sexta, con independencia de lo que haga en la Europa League o la final de la Copa del Rey ante el FC Barcelona.

Era mucho lo que se jugaba el Sevilla, y el Betis, con sus deberes hechos, le podía haber hecho la puñeta. Pero apenas tuvo opción y se fue del Sánchez-Pizjuán, una vez más, con las orejas gachas. La diferencia entre ambos hoy es muy grande. Cuatro derbis, ocho a cero.