Desactivando que es victoria

LA CONTRACRÓNICA. En sólo tres semanas Víctor le ha dado la vuelta al Betis como un calcetín. Equipo serio y respetable coronado por un delantero de leyenda.

12 dic 2016 / 00:08 h - Actualizado: 12 dic 2016 / 00:15 h.
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  • Sanabria remata un balón en el encuentro de ayer. / Manuel Gómez
    Sanabria remata un balón en el encuentro de ayer. / Manuel Gómez

Cuando el Betis se mida al Alavés el próximo domingo se cumplirá sólo un mes de la llegada de Víctor Sánchez al banquillo de Heliópolis. En tan poco tiempo ha conseguido una transformación tal respecto al Betis de Poyet que se diría que el uruguayo lleva meses en China. Cuatro partidos de Liga y uno de Copa después, incluso podría entrar en discusión si gusta más o menos el fútbol que ofrece, si tiene o no jugadores para que la fórmula sea más atractiva, pero lo que es incuestionable es que ha convertido en muy poco tiempo un equipo sumamente blandito en un equipo de fútbol firme y respetable. Competitivo, esa palabra que es condición sine qua non para cualquiera que se precie y no se deprecie, como sucedía con Poyet, en esta Primera división.

El Betis sabe a lo que juega, y es capaz de desactivar las virtudes principales de un excelente equipo como es el Athletic Club, presa de la tela de araña que blindó no ya la meta de Adán, sino las inmediaciones de su área. Difícilmente se recuerda otro partido en esta liga en que un delantero de la talla de Aritz Aduriz, al que dio descanso Valverde en el compromiso intersemanal de la Europa League, haya pasado tan desapercibido, hasta que fue sustituido. Igualmente, Iñaki Williams nunca tuvo espacios para desarrollar velocidad, la cualidad que reproduce su peligro. A partir de esa configuración, el Betis impuso su ley, que no es otra que la de Rubén Castro. El canario marcó su gol 70 en Primera con el Betis y superó a Alfonso; ya sólo le queda por delante Poli Rincón (78). Otro gol de Rubén que da otra victoria más al conjunto heliopolitano. Cuántas veces se ha podido escribir esto. La leyenda no tiene fin con este delantero de época que ha vuelto con Víctor a recuperar su mejor versión. Vaya lío que le formó a Laporte en el primer tiempo, vaya forma de definir, vaya forma de poner su firma a un partido más.

Un Betis firme y solidario que sigue agrandando su fortaleza de local, donde ha cambiado la historia de cabo a rabo en menos de un mes. Hay plan y está Rubén Castro, como siempre, el de siempre.