—Ya lleva seis meses en España. ¿Cuál es su balance?
—Empecé muy bien y luego tuve un problema en una rodilla. Intenté jugar, pero necesitaba un descanso. Ahora estoy jugando otra vez. El equipo necesita más puntos y mejorar muchas cosas, por supuesto, pero estamos mejor con el nuevo entrenador.
—Durante su lesión de rodilla jugó con Dinamarca.
—A las dos semanas de la lesión tuve partidos con la selección y no sentí nada. Pero cuando volví y empecé a entrenarme, paf, hice algo mal y vino otra vez. Quizá es porque en Dinamarca no tenemos vacaciones de verano, sólo cinco o seis días, y mi cuerpo necesitaba adaptarse a España. Aquí es un mes de vacaciones y en Dinamarca, cinco o seis días. Yo nunca había tenido lesiones en mi vida. Quizá alguna de joven, pero esta es la primera en mi carrera profesional. Y debuté en la Liga con 18 años...
—¿Es una feliz Navidad para Durmisi?
—Sí. Es un nuevo capítulo de mi vida y me encanta el Betis. Es un mundo diferente.
—¿Y cree que es una feliz Navidad para los béticos?
—Sí y no. Sí, porque ahora ven una mejoría, ven que algo nuevo está ocurriendo. Y no, porque hemos empezado realmente mal.
—Es musulmán. ¿La Navidad significa algo para usted?
—Para mi familia en Albania, sí, pero en Dinamarca no. Por el lado de mi padre, todos son musulmanes. Yo no la celebro, sólo me relajo con mi familia.
—¿El Betis merece ir decimocuarto?
—Es una pregunta difícil, porque creo que merecimos más contra el Celta, el Granada o el Deportivo. 50-50. Hemos merecido más pero necesitamos mejorar mucho.
—¿Qué falló con Poyet?
—El fútbol es extraño. Me gustaba Poyet, pero también me gusta Víctor porque son nuevos ojos, una nueva forma de jugar. Depende de lo que te guste. Fue duro para él. El trabajo no le salió como le habría gustado y cambió un montón de jugadores. Así es difícil empezar muy bien. Pero lo intentamos todo.
—Bruno dijo que no supo manejar bien el vestuario.
—Es difícil. Hablé mucho con Poyet y el resto del cuerpo técnico. Conmigo no hubo ningún problema, pero cuando los resultados no son buenos, entonces todo el mundo protesta. Es fútbol.
—¿Le parece extraño que Dani Ceballos casi no jugara?
—A un entrenador le gustan unos jugadores y no le gustan otros. Dani Ceballos es un jugador joven. A lo mejor al entrenador no le gustaba su actitud porque era distinta a lo que le gusta y si no haces lo que le gusta al entrenador, estás fuera. Hay que trabajar duro. No digo que Dani no lo hiciese, porque Dani es un ejemplo, pero a veces al entrenador le gustan otros futbolistas. James Rodríguez no juega en el Real Madrid y es un jugador top. Sólo puedo decir que Dani es un jugador increíble.
—¿Se equivocó Poyet cuando hablaba de la afición?
—Yo me concentro en mejorar mi fútbol y ganar partidos. Lo que Poyet hizo con los fans es su problema. Yo soy feliz con esta afición y el apoyo masivo que nos da.
—¿Le sorprendió la pitada en el primer partido en casa?
—No. Después ganamos en Valencia y toda la gente estaba feliz. Cuando ganas, eres feliz; cuando pierdes, estás triste. El Betis es un gran club y ellos esperan que ganemos siempre. Es normal.
—La afición también está cansada del pasado reciente...
—Conozco esta situación. El último año en que el Brondby ganó algo fue 2005, igual que el Betis. Por supuesto esta es una Liga mucho más grande y un club más grande. Sólo puedo decir que trabajamos duro.
—Eso se mezcla y se agrava con los éxitos del Sevilla...
—Difícil pregunta. El Sevilla es un buen club, pero me gusta la tradición del Betis. La afición siempre está detrás, cuando ganamos y cuando perdemos. Me gustaría saber cuántos aficionados irían a ver a otros equipos si estuviesen abajo. No creo que tantos como los que vienen al Betis.
—¿Las diferencias entre España y Dinamarca son mayores de lo que pensaba?
—No, sabía que eran grandes, pero la gente ya ha visto de qué soy capaz cuando estoy a un nivel alto. Contra el Valencia se pudo ver que soy un jugador diferente que ataca y defiende. Debo mejorar mi nivel defensivo para ser un jugador top, pero todos han visto que soy ofensivo y puedo crear ocasiones y hacer cosas inesperadas.
—¿Quién es el rival que más difícil se lo ha puesto?
—El extremo zurdo del Granada, Mehdi Carcela. Es el primer jugador de ese tipo al que me enfrentaba y me gustó mucho. Yo prefiero jugar contra futbolistas rápidos, es más fácil para mí. Contra los técnicos es más difícil.
—¿Qué debe mejorar el Betis para quedar entre los diez primeros?
—Primero debimos ganar los partidos que empatamos: el Deportivo, el Granada... Y por supuesto necesitamos ganar los partidos de casa, es lo más importante, y luego centrarnos en los de fuera.
—¿El Betis ha encontrado su estilo definitivo?
—Lo intentamos. Víctor lleva un mes y medio y ya vemos lo que quiere, con cinco atrás cuando nos atacan. Estamos mejorando, pero hay un nuevo técnico y todo es nuevo.
—¿Por qué lleva el dorsal 14?
—Primero tuve el 5 y Petros, el 25. La Liga cambió el sistema y asignó el 25 a un portero. Petros me dijo que le gustaba el 5 y le dije que lo cogiese. Y el 14 es 1+4, igual a 5 (ríe). Aunque a veces me pregunto ‘¿qué demonios hago con este número?’. En el Brondby llevé el 5, el 7 y el 17.
—¿Es extremo o lateral?
—De joven jugaba incluso de delantero y marcaba un montón de goles, pero me di cuenta de que para ser un jugador top en el extranjero necesitaba ser lateral. Quizá por eso mi defensa no es buena, porque de joven siempre jugaba al ataque.
—Por sus cualidades tiene cierto parecido con Jordi Alba, ¿no?
—Me gusta Marcelo. Mi entrenador en la selección sub 17 me decía que yo era el nuevo Jordi Alba, pero yo le respondía que era el nuevo Durmisi y que me gustaba Marcelo. Todos me dicen que juego como Jordi Alba, pero él no regatea. Juega y corre, pero no hace el uno contra uno, no como yo. Ojo, yo sólo llevo diez partidos en el Betis y él es top.
—Le gusta Marcelo, su ídolo era Zidane... Le atrae mucho el Real Madrid, ¿no?
—Me gusta mucho. De joven me encantaba ver a Zidane porque era excelente. Pero ahora me gusta más el Betis.
—¿Uno de sus sueños es ponerse la camiseta del Madrid al menos una vez?
—Es verdad que dije eso, pero ahora estoy viviendo otro sueño: jugar en la Liga con el Betis. Mi próximo sueño es que el Betis sea un club top y crecer con el Betis, que se recuerde al Betis con los años, que esté entre los cinco primeros y juegue la Champions o la Europa League.
—¿Las bases son buenas?
—He firmado cinco años, espero que sí (ríe). Este equipo tiene un gran potencial. Cuando llevemos un año juntos y nos conozcamos más, seremos un equipo fuerte.
—¿Estará en el Betis los cinco años que ha firmado?
—Lo deseo, por eso los firmé. Pero es normal que los seres humanos tengan sueños. Este es uno de mis sueños. El Real Madrid es otro, qué puedo decir. Todo el mundo quiere ir allí. Quién sabe, a lo mejor algún día tengo la ocasión de ir al Madrid pero renuncio y me quedo aquí.
—Costó 2 millones. ¿Siente que vale más o menos?
—Lo mío es jugar y que el club decida qué valgo. Pero creo que me ficharon barato y que tuvieron suerte (ríe).
—¿Qué porcentaje de Durmisi se ha visto hasta ahora?
—El 60%. Necesito más. En algún momento, en Valencia, se vio el 85-90%, pero puedo hacer más. Necesito ser más peligroso, hacer más unos contra uno y rematar más. Esa es mi fuerza, que soy ofensivo. Por eso menciono el Valencia, lo recuerdo como mi mejor partido.
—¿El nuevo sistema le viene bien? Desde luego juega más arriba...
—Lo demostramos contra el Celta, cuando le di el gol a Rubén pero falló. ‘Golazo, amigo’ (ríe). El nuevo sistema es mejor para mí, también para Álex, Cejudo, Rafa y Piccini... Es bueno para el equipo entero. Si juego, soy feliz y quiero dar el 100%. Si no juego, apoyo al equipo. Nunca me verá triste, nunca. Muchos jugadores se mosquean, normal, pero para mí lo primero es el equipo y lo segundo soy yo. Siempre.
—¿No tuvo un pequeño roce con Morten Olsen porque no lo llevaba a la absoluta?
—Es verdad. Y él me dijo ‘no hables; juega’. Era joven y estúpido; he aprendido (ríe). Cuando debuté contra Montenegro dije ‘en un año voy a jugar siempre’. La gente decía ‘este tipo está loco, ¿quién se cree que es?’. Y a los tres meses empecé a jugar todos los partidos. Yo hablo pero sé lo que digo. Cuando digo que voy a ser un jugador top, lo digo en serio. Mi fuerza es que creo en mí mismo y sé que cuando voy a hacer algo, es que lo voy a hacer. Muchos futbolistas tienen miedo de contar sus sueños porque, si no se cumplen, se ríen de ellos. Yo sé que puedo cumplir mis sueños. Por ejemplo, si quiero ir a alguno de los clubes más grandes del mundo, sé que necesito mejorar mi defensa. Pero es verdad, le dije a Morten que me iría con Macedonia si no jugaba porque en ese momento estaba preparado. La selección no ganaba ni jugaba bien y yo sentía que podía hacer algo, que podía ayudar. Y desde que entré he jugado todos los partidos. Morten me dijo que estaba loco y le dije que sí. En el Betis estoy tranquilo porque soy nuevo (ríe).
—¿Es musulmán practicante? ¿Reza cinco veces al día, no come jamón...?
—No, jamón cero.
—No sabe lo que se pierde.
—Todo el mundo me lo dice (ríe). Intento ser religioso, aunque no rezo cinco veces. Lo hacía, pero era duro. Rezo todos los viernes, estudio mucho Islam y pronto volveré a rezar cinco veces al día. Cuando me entreno, no hago el Ramadán, pero cuando tengo el día libre, sí.
—De chico jugó en Ishoj. Y vestía de...
—¡Era blanco y verde [en español]! ¡Igual que el Betis! La vida siempre me ha querido verde y blanco. Es lo primero que aprendí en español: ‘Blanco y verde. No rojo, blanco y verde’. Aquellos fueron buenos tiempos... Disfrutaba mucho con el fútbol, siempre me ha hecho olvidar todos los problemas. Mi familia me decía ‘ve a la escuela’ y yo decía ‘no escuela; fútbol’. Mi sueño se hizo realidad. Mi padre me decía que sería futbolista y mi madre, que fuese a la escuela. Cuando iba al colegio, no escuchaba; dormía. Sólo pensaba en volver a casa para entrenarme. Mi madre me decía que si no iba a la escuela, no iría a los entrenamientos. Y yo le decía ‘ok, voy a la escuela, pero para dormir’.
—¿Cuál es la historia de su familia? Hasta Macedonia lo quiso en su selección, ¿no?
—Mi abuelo es de Macedonia, pero Macedonia y Albania vienen a ser lo mismo. Emigró a Dinamarca y mi padre nació allí. Mi madre nació en Macedonia y se crio en Alemania. Se conocieron en Macedonia, luego se fueron a Dinamarca y me tuvieron allí. Es una gran mezcla (ríe). Puedo jugar para Dinamarca, Albania y Macedonia. Y hablo danés, albanés e inglés y entiendo alemán.
—¿Cómo va con el español?
—Soy bueno cuando escribo mensajes, pero cuando hablo necesito pensar mucho. Entiendo a todos los jugadores, Joaquín al que más. Él habla con ce, ce, ce, pero lo entiendo. Tiene 35 años y habla como si tuviese 18. Es un gran líder. Grande Joaquín.
—¿Qué otros líderes hay?
—Rubén y Adán. Rubén no habla mucho, pero me gusta su actitud en el campo.
—¿Sabía quién era o no?
—Honestamente, me ha sorprendido un montón y no sé por qué no lo conocía. Soy estúpido, lo sé, porque el Betis es Joaquín y es Rubén. ¿Cómo podía no conocerlo? ¿Era tonto o qué? Siempre he seguido la Liga española. Quizá veía por internet gol del Betis, gol de Castro, vale, pero no le ponía cara. Ahora sé lo grande que es en la historia del Betis.
—Es usted muy rápido. ¿Alguna vez practicó atletismo?
—Tengo buenos genes. Cuando me metía en problemas, mi padre iba detrás de mí y yo salía corriendo (ríe).