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Darko Brasanac, saliendo del parking del Benito Villamarín esta tarde. / José Luis Montero
A rey muerto, rey puesto. Eso dice el refranero popular y bien que se lo han aprendido en Heliópolis. La tarde dio para mucho en la planta noble del Benito Villamarín. Los rectores verdiblancos, hartos de esperar al ok definitivo del Nápoles por David López –en Sevilla desde hace seis días– llevó a Torrecilla a tomar una decisión. No había vuelta atrás y el Betis iría a por otro futbolista. El elegido: Darko Brasanac. Un serbio de 24 años propiedad del Partizán de Belgrado y que se encontraba en Portugal para fichar por el Vitoria de Guimaraes. La llamada de los verdiblancos tuvo la respuesta esperada y Brasanac dejó a los portugueses plantados para poner inmediatamente rumbo a Sevilla.
De hecho, el club portugués avisaba de que el jugador no había pasado el reconocimiento médico, aunque lo que verdaderamente ocurrió, es que el futbolista no llegó si quiera a pasarlo porque no se presentó al mismo. Desde Portugal se dirigió directamente al Benito Villamarín donde esperaban su llegada los directivos heliopolitanos. Después de intercambiar la documentación pertinente con su club de procedencia, el Partizán de Belgrado, el jugador abandonaba el estadio para poner rumbo al hotel donde hasta hacía sólo unas horas había estado el jugador que iba a ocupar inicialmente esa ficha en el plantel verdiblanco: David López. Unos minutos antes, había coincidido en las oficinas del club con Gustavo Poyet, que también estuvo presente durante la negociación.
En la mañana de hoy ha pasado el pertinente examen médico y se ha convertido en jugador del Betis para las próximas cinco temporadas previo pago de 1,5 millones de euros más variables por objetivos al Partizán.