El Betis pierde el norte en San Sebastián (1-0)

LA CRÓNICA. El conjunto verdiblanco no estuvo a la altura y sólo tuvo alguna opción en el primer tiempo, pero la Real le ganó la batalla con claridad en el balance global. Poyet quitó a Rubén Castro y Joaquín poco después del 1-0

30 sep 2016 / 20:37 h - Actualizado: 01 oct 2016 / 16:18 h.
"Real Betis"
  • Vela celebra el gol entre unos desolados Bruno y Piccini / Javier Etxezarreta (Efe)
    Vela celebra el gol entre unos desolados Bruno y Piccini / Javier Etxezarreta (Efe)

El Betis cayó una vez más en Anoeta. Es uno de los estadios que peor se le dan, así que no vale como noticia que el conjunto verdiblanco pierda el norte cada vez que va a esa parte de la península, pero sí lo es que, después de tanto hablar de mejorar un poco su nivel futbolístico, acudiese a San Sebastián y no jugase a nada. A nada. Gustavo Poyet dijo el jueves que a su equipo todavía le falta «mucho». Quizá se quedó corto. En Donosti, ante un rival que se supone directo, el Betis fue demasiado inferior. En realidad, como esta sea la línea y nadie la corrija, eso de que la Real es un rival directo será una milonga.

Si de dominar la pelota se trataba, el ganador de la batalla fue la Real Sociedad. Además, con claridad. Poyet prescindió de Brasanac e incluyó a Dani Ceballos junto a Felipe Gutiérrez y Petros con la intención de disputar la posesión a su contrincante, pero en la práctica casi no hubo manera de que el centro del campo verdiblanco se impusiera a Illarra y Zurutuza, siempre con la inestimable ayuda de Xabi Prieto, Vela y Oyarzabal, cuya movilidad fue un hándicap continuo e insuperable para las intenciones béticas, si es que las hubo en algún momento. El resultado fue que el conjunto heliopolitano rara vez traspasó la línea central con el balón controlado. Cuando lo hizo, creó bastante peligro, pero sólo en la primera mitad.

Lo curioso del balance del encuentro es que a ocasiones, al menos hasta el descanso, ganó el Betis a pesar de esa impotencia a la hora de combinar tres pases seguidos. La Real tocó y tocó con mucho criterio bajo la batuta de Illarramendi, que guio a todos sus socios del centro del campo hacia delante, pero al final limitó su peligro a dos centros laterales desde la derecha que cabeceó Willian José. Eso sí, en ambas jugadas tuvo que lucirse Adán con dos verdaderos paradones (13’ y 36’).

Los hombres de Poyet, con Rubén Castro más exiliado que nunca en la izquierda y Álex Alegría hambriento de balones en condiciones que jamás le llegaron, equilibraron el duelo a partir de la media hora y gozaron de hasta tres claras opciones de gol a pesar de la pobreza de su fútbol. Las ocasiones en cuestión fueron un contragolpe en el que Rubén se plantó frente a Rulli, que llegó antes al balón (32’); un fenomenal lanzamiento de Álex Alegría a la media vuelta que no fue el 0-1 por una gran estirada del meta realista (40’); y un cabezazo de Rubén desde cerca que se marchó alto tras un centro de Álex Martínez (44’). Antes, el peligro verdiblanco se había reducido a una mala cesión de Iñigo Martínez a su portero que casi aprovecha Joaquín (12’) y un buen lanzamiento de falta del portuense (15’).

El paso por los vestuarios y las correspondientes indicaciones de Poyet no alteraron el escenario del encuentro ni un milímetro. El uruguayo sustituyó a Felipe Gutiérrez por Brasanac, pero lo más notorio que hizo el serbio fue ganarse una tarjeta amarilla a los cincuenta segundos de salir al césped. El balón, por tanto, continuó siendo monopolio de la Real. La verdad es que los verdiblancos, dentro del abrumador dominio txuri urdin, se defendieron con cierta dignidad o por lo menos impidieron que su rival crease auténtico peligro ante Adán. Hasta el gol, claro. El 1-0 nació de una desaplicación del sistema defensivo, que permitió que Oyarzabal centrase con tanta tranquilidad como alevosía, y acabó con otro error, en este caso de Piccini, que dejó que Vela se le colase y rematase casi a placer.

La reacción del Betis fue tan leve que un poco más y no merece la pena ni narrar lo que hizo. Básicamente se limitó a un chut lejano de Álex Alegría (67’) que Rulli atrapó sin problemas. Y sanseacabó. Para colmo de males, Poyet tomó la decisión más inexplicable de la noche y mandó al banquillo a Joaquín y Rubén Castro. Habían hecho poco, es cierto, pero sin ellos perdió el Betis cualquier capacidad para inquietar a la Real. Y si la explicación es que su aportación estaba siendo escasa, el míster verdiblanco pudo haber sustituido a tres cuartas partes del equipo por lo mismo.

De ahí al final, como es habitual cuando el Betis está tan negado, el único que mantuvo el tipo fue Adán, que evitó el 2-0 un par de veces, primero ante Zurutuza y ya al final ante Oyarzabal. Musonda intentó crear algo desde la nada, pero el acompañamiento fue nulo y la misión, imposible. El Betis dejó pasar el encuentro sin construir una sola jugada colectiva de mérito y dejará pasar la jornada sin enlazar dos victorias seguidas. Y así es imposible pensar en metas que no sean medianías...

REAL SOCIEDAD: Rulli; Zaldua (Mikel González, m. 89), Raúl Navas, Iñigo Martínez, Héctor; Illarra, Zurutuza; Xabi Prieto, Oyarzabal, Vela (Canales, m. 75); y Willian José (Juanmi, m. 91).

REAL BETIS: Adán; Piccini, Bruno, Pezzella, Álex Martínez; Dani Ceballos, Petros, Felipe Gutiérrez (Brasanac, m. 46); Joaquín (Musonda, m. 69), Álex Alegría y Rubén Castro (Nahuel, m. 69).

Gol: 1-0, m. 63: Vela.

Árbitro: Trujillo Suárez (Comité Tinerfeño). Amonestó a Iñigo Martínez (43’), Brasanac (46’), Bruno (53’), Joaquín (58’) e Illarra (59’).

Incidencias: partido de la 7ª jornada de Liga, disputado en Anoeta ante 18.310 espectadores.