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El bloque por encima de todo en el Betis

El estilo de Setién promueve la no dependencia de las individualidades, al contrario de lo que ocurría en los últimos años, y el equipo roza su mejor nivel pese a bajas y ausencias importantes

20 mar 2018 / 07:00 h - Actualizado: 20 mar 2018 / 17:07 h.
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  • Los jugadores del Betis se lo pasan en grande durante un entrenamiento en la ciudad deportiva / Manuel Gómez
    Los jugadores del Betis se lo pasan en grande durante un entrenamiento en la ciudad deportiva / Manuel Gómez

El Betis disfruta de su mejor momento como equipo. Y nunca mejor dicho. Es de perogrullo que un conjunto de fútbol no brilla si no relucen sus individualidades. De hecho, es imprescindible que así sea para que todo vaya bien y sería absurdo obviar la trascendencia de lo que hacen Bartra o Fabián, pero en el caso de los verdiblancos, lo colectivo se está imponiendo a lo personal. Hay un par de factores primordiales. El primero tiene que ver con el estilo de juego implantado por Quique Setién: su búsqueda de la posesión, a través de decenas y decenas de pases, ‘prohíbe’ las muestras de egoísmo futbolístico y las aventuras en solitario. El segundo tiene que ver con las circunstancias inevitables en cualquier equipo a lo largo de una campaña, como las lesiones, las sanciones o los estados de baja forma. A modo de adelanto, el Betis está jugando (y ganando) ahora mismo sin elementos que se presuponían vitales, como Sanabria, Feddal o Joaquín. Y a pesar de eso y de que la plantilla no ocupa las 25 fichas disponibles (por decisión del cuerpo técnico), el comportamiento del grupo va a más.

Que el Betis de Setién quería superar esa etapa en la que el equipo se libraba de males peores gracias al talento puntual de hombres como Adán, Dani Ceballos o Rubén Castro quedó bastante claro desde la pretemporada. La cesión del pichichi histórico a China fue una buena muestra de esa voluntad. Claro que también hubo contratiempos involuntarios, como la marcha de Dani Ceballos al Real Madrid. En este caso, Setién peleó hasta el final por retener al mejor futbolista de la plantilla en los dos años anteriores, aunque fuese como cedido. Meses más tarde, nadie echa de menos al utrerano y hasta la relevancia de Rubén ha pasado a ser poca tras su regreso: el canario está lejísimos de ser titular indiscutible, sólo ha jugado siete partidos (229 minutos) y ha marcado un gol (de penalti) que les valió a los suyos para vencer al Leganés.

LAS LESIONES

De todas formas, el gran obstáculo que ha tenido que ir superando el Betis tiene su origen en la enfermería, en la que han ido reservando sitio algunos hombres de un peso específico patente. Sin embargo y sin ellos, la máquina ha seguido funcionando cada vez mejor. El conjunto de La Palmera, por ejemplo, se ha sobrepuesto a la baja de muy larga duración de Sanabria, que era su máximo goleador y disfrutaba de su mejor año como profesional, hasta el punto de que a día de hoy su registro ofensivo, el de todo el equipo, sigue siendo el quinto de la Liga. Y en la retaguardia, al contrario de lo que podía parecer cuando se rompió el tendón de Aquiles, tampoco está acusando en demasía la ausencia de Feddal, hasta el punto de que a día de hoy ha empezado a comportarse con una seriedad defensiva que muy poco tiene que ver con lo que ha acostumbrado a hacer durante gran parte del ejercicio.

Por poner el ejemplo más reciente, el Betis viene de ganar dos partidos consecutivos y en ninguno de ellos estuvo el jugador de campo más indiscutible de todos, Joaquín. En el 1-3 contra el Alavés, de hecho, tampoco participó Guardado. Es un Betis de nombres, claro que sí, pero sobre todo empieza a ser un bloque.