El Betis ha subido el listón general de su fútbol, que era pobrísimo bajo la batuta de Gustavo Poyet y ahora presenta un mejor aspecto, con la excepción que supone casi todo el partido de Eibar y la primera media hora de la visita del Celta. El balance, sin embargo, es de cuatro puntos de nueve posibles. No es cuestión de reducir la responsabilidad a un capítulo, pero el crecimiento ofensivo ha sido tan patente en este tramo que no hay más remedio que constatar las enormes dificultades que sigue teniendo el equipo verdiblanco para alcanzar la seguridad defensiva imprescindible si quiere dar un salto de calidad en la clasificación.
Víctor se sentó en el banquillo del Betis y desde el principio tuvo muy claro, y además lo dijo, que la premisa fundamental sería incrementar el nivel defensivo del equipo. El choque contra Las Palmas fue un buen punto de partida, pero resulta que en las dos siguientes jornadas ha encajado seis goles, tres del Eibar y tres del Celta. Se trata de fallos puntuales de marca, pero son reiterados, así que lo ocasional se convierte en sistemático y el resultado, como ya advirtió el propio técnico, es que «penalizan» constantemente a los suyos.
El Betis es el tercer equipo más goleado de la Liga. Eso significa que en el escalafón de defensas más débiles sólo hay dos conjuntos con peores registros que los 28 tantos que han recibido los verdiblancos en 14 jornadas, lo que por cierto mantiene su media en dos dianas en contra por partido. Esos rivales son los dos últimos de la tabla: el colista Osasuna ha encajado 29 y el Granada, penúltimo, 30.