El más grande vuelve a lo grande (3-2)

LA CRÓNICA. Rubén Castro, de penalti a siete minutos del final, certifica la victoria del Betis ante un Leganés que llegó a remontar un 2-0 en contra. Los verdiblancos cierran la mejor primera vuelta de los últimos años en la séptima plaza

15 ene 2018 / 20:36 h - Actualizado: 16 ene 2018 / 01:33 h.
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  • Rubén Castro celebra su gol, el de la victoria del Betis sobre el Leganés / Manuel Gómez
    Rubén Castro celebra su gol, el de la victoria del Betis sobre el Leganés / Manuel Gómez

Rubén Castro volvió a pisar el césped del Villamarín, volvió a marcar y volvió a dar la victoria al Betis. Un grande que regresa a lo grande. Se cumplió el guion soñado por cualquier bético para el primer partido después del derbi del 3-5. El Betis disfrutó, el Betis sufrió y el Betis acabó ganando en el tercer balón que tocó su ídolo, su inevitable referente. En el primero hizo un mal control, en el segundo cabeceó de aquella manera un magnífico centro de Francis y en el tercero... en el tercero se reencontró con su suerte favorita: el gol. Y gracias a ese gol, el Betis derrotó al Leganés a pesar de sus evidentes y perpetuas desaplicaciones defensivas y clausuró una muy buena primera vuelta que termina en la séptima plaza, a dos puntos de Europa.

El partido fue un resumen casi perfecto de lo que ha sido el Betis desde que comenzó la competición oficial y otra confirmación de que pocos equipos hay en la Liga que ofrezcan semejante espectáculo, tanto para lo bueno como para lo malo. Un dato: sólo en dos partidos había encajado tres goles el Leganés y sólo en tres jornadas había marcado más de uno. Pero le tocó enfrentarse al Betis de Quique Setién, un conjunto que puede ser tan generoso en las áreas contrarias como en la propia. Es el enemigo número uno de la monotonía. En ese pulso entre la felicidad y las arritmias, entre la fertilidad ofensiva y la inseguridad defensiva, esta vez impuso sus virtudes sobre sus defectos.

El desarrollo del choque no pudo sorprender a nadie. El Betis poseyó la pelota y el Leganés no tuvo reparo en jugar con sus once futbolistas dentro de su mitad del campo a la espera de encender la chispa de su contraataque con algún robo. La clave para los verdiblancos, por tanto, era desplazar la pelota con velocidad, tener mucha paciencia y evitar las imprecisiones. Así fue a medias. La primera gran ocasión, de hecho, tuvo la firma de Amrabat tras ganar la espalda a Francis por primera y última vez. Fue tras ese primer susto cuando el Betis marcó: robo de Sergio León a Mauro, mano a mano que despejó Cuéllar y remate oportuno y oportunista de Tello.

La fiesta parecía servida en el Villamarín y el tanto, en efecto, propició los mejores minutos del Betis ante un Leganés ahogado en la fortísima presión de su anfitrión. Pero como el partido también empezaba a adquirir ese tono de descontrol que impregna el 99% de lo que hacen los verdiblancos, a un par de remates intrascendentes de Tello y Guardado les siguió una ocasión clarísima de Brasanac, que se quedó solo ante Adán tras un centro que se coló entre Amat y Javi García. El meta extendió una pierna salvadora que desvió el remate de su excompañero. Y luego, no contento con esa providencial acción, el cancerbero entregó medio gol a Joaquín con un saque que, a su vez, se coló entre los centrales del Leganés.

El Betis tenía el partido más o menos controlado no gracias a su ideario futbolístico, sino a un contragolpe y un lance de juego directo, pero en defensa no estaba siendo todo lo contundente que debía y el Leganés no se rinde así como así. La primera parte terminó con una jugada de un minuto en los alrededores del área bética que Gumbau resolvió con un excelente zurdazo y los pepineros, resucitados de entre los derrotados, amenazaron a Adán no más reanudarse el encuentro con un remate de Eraso que el portero repelió estirando el brazo derecho.

El encuentro regresó entonces a su punto de origen. El Betis mandó en la posesión, que no en el partido, y al Leganés, cada vez más adelantado en su presión, se le adivinaba peligro más allá del centro del campo. Aun así, excepto una asistencia de Guardado a Sergio León que tapó Cuéllar, no ocurrieron demasiadas cosas hasta la igualada de Eraso, en otra jugada defendida con demasiada blandura.

La mejor conclusión de la noche fue la reacción del Betis a ese varapalo. El equipo verdiblanco fue tan valiente que sus centrales pasaron a ser centrocampistas y el juego se mudó al área madrileña. Fabián avisó y Rubén no coronó ese excelente pase de Francis, pero el canterano, lateral de nuevo cuño, se vino arriba y colocó otro centro que Amrabat despejó con el brazo. Penalti, abrazo de Cuéllar a Rubén para desconcentrarlo, trotecillo... y gol. Y fiesta completa en el Villamarín, aunque un par de faltas lejanas aún alteraron los ritmos cardíacos de más de uno. El Betis, dentro de la irreprochable alegría que debe sentir, está obligado a hacerse mirar eso, aunque está claro que todo se ve mucho mejor desde la séptima posición.

REAL BETIS: Adán; Francis (Tosca, m. 91), Javi García, Amat, Durmisi; Fabián; Joaquín, Boudebouz (Camarasa, m. 64), Guardado, Tello; y Sergio León (Rubén Castro, m. 74).

CD LEGANÉS: Cuéllar; Zaldua, Bustinza, Dos Santos (Mantovani, m 23), Raúl García; Eraso, Brasanac (Gabriel, m. 62), Gumbau, Amrabat; Omar Ramos (Beauvue, m. 85) y Guerrero.

Goles: 1-0, m. 19: Tello. 2-0, m. 39: Joaquín. 2-1, m. 44: Gumbau. 2-2, m. 71: Eraso. 3-2, m. 83: Rubén Castro, de penalti.

Árbitro: Iglesias Villanueva (Comité Gallego). Amonestó a Boudebouz (54’), Cuéllar (82’), Eraso (82’), Gumbau (89’) y Durmisi (91’).

Incidencias: partido correspondiente a la 19ª jornada, disputado en el estadio Benito Villamarín ante 41.777 espectadores.