El menos malo de los malos

CONTRACRÓNICA. El Betis cerró la salvación con otro partido gris. El mismo adjetivo vale para describir gran parte de su temporada. Ahora quiere escapar del pelotón de mediocres para unirse al grupo que prefiere conceptos como ‘Europa’ o ‘títulos’. ¿Lo conseguirá Miguel Torrecilla?

08 may 2016 / 21:27 h - Actualizado: 09 may 2016 / 17:55 h.
"Real Betis","Juan Merino","Miguel Torrecilla"
  • Este es el once titular que Merino alineó frente al Eibar / LFP
    Este es el once titular que Merino alineó frente al Eibar / LFP

Pues ya está. Los béticos por fin pueden respirar y estar tranquilos. Sólo tranquilos, que no conformes. A partir de agosto, el Betis traspasará la barrera del medio centenar de temporadas en Primera, aunque la Liga tiene 88 años de vida, así que ese porcentaje es muy mejorable. A la espera de que lo haga, el equipo verdiblanco cerró en Eibar su permanencia matemática con un poco de Rubén Castro, un mucho de Adán y nada más. El empate no merece más calificativo que anodino. O triste. O gris. Lo malo es que todos esos adjetivos son perfectamente aplicables a su temporada entera. Por favor, que levanten la mano los béticos que sean capaces de contar con los dedos de una sola mano los partidos en los que disfrutaron de verdad con el juego de los suyos...

En Ipurua, el conjunto de Juan Merino no abandonó su mediocridad y dentro de una semana, salvo combinación poco previsible, concluirá la campaña fuera de los diez primeros del campeonato. Como ayer encabezaba el pelotón de quienes aún tenían alguna posibilidad real de bajar a Segunda, bien podría decirse que el Betis fue el menos malo de los malos. Ahora se plantea el siguiente paso: ser uno de los buenos. Lo primero que necesitará es una nueva limpia. Es decir, lo de todos los años. La diferencia es que esta vez será misión de Miguel Torrecilla, que hasta ahora no ha tenido experiencia alguna en Heliópolis. ¿Le dará eso cierto margen de confianza? Seguramente Eduardo Maciá, hace más o menos un año, pensó que la respuesta a esa pregunta era un rotundo ‘sí’. Y si la pregunta se formula desde otra perspectiva, ¿es posible que en el Betis haya margen para dar confianza a un nuevo director deportivo más allá de lo que haga en el primer año? Seguramente Eduardo Maciá, hace unos días, pensó que la respuesta a esa cuestión es un rotundo ‘no’.

Así pues, el Betis se enfrenta al reto que representa crecer, demarrar del pelotón de equipos que se dan con un canto en los dientes si no bajan y acercarse a los que prefieren lidiar con conceptos como ‘Europa’ o ‘títulos’. Y debe compatibilizar eso con otro concepto muy poco de moda en Heliópolis: paciencia. Como mínimo, la que se necesita para confeccionar en paz una buena plantilla desde hoy hasta el 31 de agosto.