El tuerto en el país de los ciegos

Más de 6.000 béticos sufrieron en Huelva con el juego de su equipo y disfrutaron con la importante victoria final

28 mar 2015 / 22:23 h - Actualizado: 29 mar 2015 / 00:03 h.
"Real Betis","Pepe Mel"
  • Los béticos disfrutaron en Huelva. / Manuel Gómez
    Los béticos disfrutaron en Huelva. / Manuel Gómez

El Betis es el tuerto en el país de los ciegos. Sin jugar un pimiento ha ganado este sábado en Huelva y acabará la jornada con el liderato afianzado, con colchón y todo, gracias a la derrota en Zorrilla del Valladolid –que era tercero– ante un Albacete con diez que acabó la primera vuelta hundido en el farolillo rojo y desde que le vio las orejas a la posible liquidación ha reaccionado de manera espectacular.

A Huelva se desplazaron ayer más de 6.000 aficionados verdiblancos pese a que el espectáculo de la última cita ante el Leganés invitaba a la abstinencia, pero el sentimiento bético no entiende de ayunos ni vigilias y allá que se fueron en masa para ser mayoría en el Nuevo Colombino, donde a falta de fútbol, al menos, disfrutaron con los tres valiosísimos puntos conseguidos.

Salvo en los diez minutos iniciales jugó muy mal el Betis en Huelva, así que ni la victoria ni el liderato afianzado son para sacar pecho. Los puntos sumados son de oro y si se refrendan con seis más en los dos próximos partidos ante Osasuna y Barça B –los peores equipos, con diferencia, de la segunda vuelta liguera– buena parte del ascenso debe estar en el bolsillo a las puertas de la recta final.

Las sensaciones que volvió a transmitir el equipo, sin embargo, fueron harto preocupantes. Si se guiara por ellas, seguro que Mel concentraba al plantel durante la Semana Santa como tenía pensado, en caso de nueva derrota, tras el papelón del sábado anterior con el Leganés. Acompañó la fortuna, porque hubo varias jugadas polémicas y en todas decidió el árbitro a favor de los intereses béticos. Las manos de Rodas, involuntarias, no eran penalti; el balón que saca Rennella requiere del famoso Líbero para saber si entró o no –las cámaras de La Sexta no fueron capaces de aclararlo–; y la carga final de Bruno admite múltiples interpretaciones. Si el árbitro hubiera señalado alguna al revés tampoco hubiera pasado nada, sólo que el Betis estaría a estas horas en plena crisis y los jugadores, probablemente, caminito de Jerez. Mejor así. Lo dicho: el tuerto en el país de los ciegos.