«Es el primer año en el que tenemos capacidad para planificar bien»

ENTREVISTA. José Miguel López Catalán compró sus acciones del Betis a Rufino González hace dos años justos y ahora manda junto a Ángel Haro. «Esta fórmula de gobierno es óptima», proclama

19 may 2016 / 10:09 h - Actualizado: 19 may 2016 / 18:33 h.
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  • José Miguel López Catalán posa en el palco con el Gol Sur al fondo. Si sus planes se cumplen, será su última fotografía pública con esa grada. / Pepo Herrera
    José Miguel López Catalán posa en el palco con el Gol Sur al fondo. Si sus planes se cumplen, será su última fotografía pública con esa grada. / Pepo Herrera

José Miguel López Catalán cumple hoy dos años como accionista de referencia en el Betis. El 19 de mayo de 2014, con el equipo ya descendido tras una pésima temporada, compró las acciones a Rufino González. Hoy es vicepresidente y consejero delegado.

—Dos años ya. ¿Le ha cambiado mucho la vida?

—Me ha cambiado totalmente, ha sido un cambio radical. Estuve doce años a saco con la empresa, en plan machaca, 24 horas y fines de semana, abducido. Desde entonces, el Betis es una prioridad y lo digo en la empresa, está mucho peor y hay que dedicarle más tiempo.

—¿Vive ahora mejor o peor?

—En tranquilidad, comodidad o calidad de vida, probablemente he ido a peor, porque la presión y la responsabilidad son mucho mayores. Se lo cuento a la gente de la oficina, en la que hacemos videojuegos: es como si hacemos un juego que va saliendo mal y. aparte de estar fastidiado por eso, vas por la calle y la gente te va diciendo que el juego es malísimo y lo has hecho fatal.

—Del Betis de los 25 puntos en Segunda a décimo en Primera pero con cambios de técnicos, presidente, director deportivo... ¿Qué pasa?

—Está clarísimo que hace dos años la situación era límite, nefasta. El Betis estaba en descomposición. Esos últimos partidos en la grada fueron algo horroroso, la eliminatoria de Europa League con el Sevilla... Es lo que me hizo comprar las acciones de forma impulsiva. No llevaba ni meses pensando en hacerlo, fue una decisión que tomé en un par de semanas. Y la compra fue rápida, tras una negociación de cuatro horas con Rufino González, al que no conocía de nada. Quedé con él a las seis y se las compré a las diez de la noche. Me di cuenta de que para transformar el club sólo se podía hacer como accionista, desde dentro del consejo. Es curioso: primero yo y luego Ángel hicimos ese desembolso pero no nos daba derecho a nada, porque tener casi un 4% no te servía para nada. Me hace gracia cuando ahora se plantea que quien pueda poner dinero en un futuro estará dispuesto a ponerlo si le da posibilidad de gobierno. Nosotros lo hicimos para tener algo de voz en el cambio que necesitaba el Betis. Y lo que me quemaba es lo que todos decíamos, que no salía nadie nuevo. Y eso que nunca tuve relación con los notables.

—¿La transformación que propugnaba va al ritmo que pretendía o más lenta?

—Va al ritmo que tenía que ir, incluso mejor. Había muchas cosas que cambiar y quedan muchas que mejorar. En ese momento no había otro objetivo que el ascenso, además en una situación precaria, porque el poco dinero que había era para una plantilla que venía de Primera. Y teníamos administración judicial. En ningún caso quiero hablar mal de Francisco Estepa, al que me gustaría agradecer su trabajo, que fue muy complicado. Pero gobernar el club con administración judicial era muy complejo y difícil. Nos coartaba muchísimo, aunque con razón. Él tenía un trabajo que hacer. Con Estepa era imposible decir siquiera ‘Gol Sur’. Se ponía malo, él y todos los que había en el consejo. Y yo tenía claro que el Gol Sur había que hacerlo...

—Este será el primer verano sin administrador judicial en el Betis desde 2010...

—Así es. El año pasado cesó a mitad de verano Estepa, pero luego tuvimos que centrarnos en las juntas de septiembre y diciembre. Esta es la primera temporada en la que tenemos capacidad para decidirla bien, planificarla bien y tomar decisiones. Y más aún con esta situación de consejeros delegados, que creo que es óptima para el funcionamiento del club. Estamos encantados de cómo han transcurrido estos primeros cien días. El Betis necesitaba y necesita este mando, esta autoridad para tomar decisiones con mano firme que ahora podemos hacer estando Ángel y yo de consejeros delegados.

—¿Con Ollero era inviable esa forma de gobernar?

—Sí, era una situación diferente. Me gustaría dar las gracias a Juan Carlos (Ollero) porque ha tenido un papel positivo, pero la transformación que le queríamos hacer al club tanto Ángel como yo es mucho más radical que la que él tenía en su cabeza. Él tenía muy marcado el tema de la negociación con Lopera y otra visión de cómo se tenían que hacer las cosas en lo deportivo. Nosotros tenemos mucho más claro nuestro proyecto. Lo pusimos por escrito y hemos convencido a muchos béticos.

—Pero el consejo queda ahora un poco desplazado...

—No. La mayoría del consejo lo ha entendido, y ya sabemos que hay personas de todo tipo, pero lo que no puede ser no puede ser y además es imposible. Prácticamente todos los clubes y casi todas las sociedades con consejo se gestionan así. Un consejero de Iberdrola, Endesa o Telefónica, del Madrid o del Villarreal, asiste al consejo, se le da información y se toman decisiones estratégicas, pero las decisiones operativas del día a día se toman por consejeros que tienen el poder delegado. No se puede gobernar el club ni ninguna sociedad estando pendiente de reunir al consejo, darle información, tomar decisiones de forma colegiada... Eso no funciona, y más en una situación como la actual, en la que el Betis necesita mando y autoridad en todas las parcelas. Normalmente el consejo se reúne una vez al mes y recibe la mejor información posible de todos los pasos que se van dando: por qué se contrata un director deportivo, el nuevo entrenador, por qué se va a hacer el Gol Sur... Y cuando hay que ratificar una decisión se hace por mayoría. Es el funcionamiento normal y óptimo en sociedades de este tipo.

—¿Qué pasó con la escisión que provocó la creación de esa comisión ejecutiva?

—Ha quedado superada, en el sentido de que todos los que estamos en el consejo estamos convencidos de que lo mejor para el Betis es esta forma de gobierno: dos consejeros delegados con todas las facultades de decisión delegadas en Ángel y en mí. En eso no hay ningún problema. Luego, cada consejero aporta su trabajo en su área específica. Hay muchos proyectos en curso y trabajo para todos. En la toma de decisiones estamos siendo más ágiles y efectivos que nunca. Y somos impermeables a filtraciones de los medios.... La forma de funcionar es óptima y una de las bases para seguir creciendo.

—¿El entorno es real?

—Entiendo que el club ha tenido cuatro o cinco años de una administración judicial que es complicada, eran personas que venían a solucionar muchos temas que había pendientes. Yo creo que ha quedado claro que somos independientes y así tomamos las decisiones. Además, no tenemos nada que nos ate a cosas del pasado. ¿Entorno? Siempre hay medios, béticos a los que escuchar... Siempre hemos pretendido tener cercanía con los béticos, así que nos hemos reunido con todo tipo de béticos. Pero tomamos las decisiones asesorados por el consejo. Nos estamos jugando nuestra imagen, más allá de nuestro patrimonio

—¿Aún compra acciones?

—Yo decía que para cambiar el Betis había que hacerlo desde dentro, desde el consejo, comprando acciones, y lo repito ahora multiplicado por diez. Es la única forma de construir un Betis nuevo. Ángel y yo vamos completamente a medias con esto. Yo compré las acciones de Rufino, él empezó a comprar hasta que se puso a mi nivel y ahora ya compramos a medias. Seguimos comprando acciones continuamente. No hago un llamamiento expreso a quien las quiera vender, pero me parece interesante que la gente vea que seguimos apostando por este proyecto y que todo aquel que quiera vender acciones, si nos las vende, a nosotros, lo está potenciando.

—¿Puede decirse que Haro manda ya más que Catalán?

—Hay un equilibrio sano entre nosotros. Él asumió la presidencia porque tenía más posibilidades, por cómo tiene sus empresas y otras cosas, pero la posición de consejero delegado significa que podemos firmar tanto él como yo, el poder ejecutivo es de ambos y compartimos la forma de ver el Betis. La presidencia le puede dar más relevancia, pero me parece fenomenal, no hay problema. En cuanto a las acciones, vamos a la par. Ahora debemos de estar cerca del 9%, un 4,5% cada uno.

—¿No le cansa el estrés de estar al frente de un club así?

—Tengo más fuerza y ganas que nunca y lo más importante es que todo este cambio no es de un salvador o dos salvadores, sino de un equipo importante de gente: director general, Torrecilla... Y por supuesto gracias al apoyo de los béticos.