Francis: «Creo que puedo crecer mucho como lateral derecho»

LA ENTREVISTA. Tiene 21 años, fue madridista «de pequeño» pero ahora es «bético como el que más» y acaba de superar su primer derbi jugando en un puesto inesperado. Aun así, tiene una teoría para ese partido y su todavía corta carrera: «El pasado no sirve para nada, lo importante es el futuro»

12 ene 2018 / 07:00 h - Actualizado: 12 ene 2018 / 17:32 h.
"Real Betis"
  • Francis posa en la ciudad deportiva después del entrenamiento del jueves / Manuel Gómez
    Francis posa en la ciudad deportiva después del entrenamiento del jueves / Manuel Gómez

Francisco Javier Guerrero Martín (Coín, 1996) debutó en Primera en el Camp Nou, fue titular en el Bernabéu y se estrenó en un derbi en una posición que no frecuentaba desde infantiles justo después de un gol del Sevilla. El extremo confiesa los «nervios» de esa noche, pero también habla de una campaña inolvidable que le costó alcanzar. Por el camino sufrió dos operaciones en la misma rodilla. Dos, como las carreras que quiere hacer. He aquí un futbolista que aprobó la Selectividad...

—En el Camp Nou dijiste que había sido el mejor día de tu vida. ¿Ese ‘ranking’ ha cambiado?

—Después de lo vivido en el derbi diría que sí, que lo cambio. Esa victoria se me queda más en la retina que debutar el día del Barcelona o la victoria en el Bernabéu. Pongo el derbi por encima.

—Debut en el Camp Nou, titular en el Bernabéu, lateral derecho a los 15 minutos en el derbi... ¿Para cuándo un reto más fácil?

—Si un jugador quiere jugar en Primera, no hay ningún partido fácil. El otro día no estaba muy mentalizado, no esperaba que tuviera que salir, pero con el paso de los minutos me fui metiendo en el partido.

—De esos tres días, ¿en cuál tuvo más nervios?

—En el derbi, sin duda. Por el sentimiento que se vive aquí, por la afición tanto de un equipo como de otro, y por tener que salir en el minuto 15 en la posición de lateral, a la que no estoy acostumbrado... Estaba un poquito más nervioso e incluso se me subieron un poco los gemelos de la tensión, pero bien.

—¿Que salieras de lateral estaba previsto?

—Recuerdo que Rafa Navarro tuvo problemas físicos el jueves y el míster me comentó que me iba a probar ahí. El año pasado jugué algún partido que otro de lateral con el filial, aunque no es una posición que tenga muy frecuentada. Pero donde me pongan intentaré hacerlo lo mejor que pueda.

—¿Y antes?

—En el Puerto Malagueño jugué de lateral derecho todo mi primer año, pero luego no recuerdo. Salvo momentos puntuales, siempre he sido extremo derecho.

—¿Y qué tal la experiencia?

—Recuerdo que nos empataron dos o tres minutos antes de salir y vi que Barragán no podía seguir. Al principio me costó ubicarme, pero el cambio de posición de Guardado por Boudebouz me ayudó a estar mejor plantado y fui creciendo. Y sobrellevé bien que me sacaran una tarjeta en el minuto 33, que por cierto me la han quitado porque no era para tarjeta, pero en un derbi soy al que resulta más fácil sacarle una tarjeta.

—¿Te ves más lateral que extremo a partir de ahora?

—Intentaré cumplir donde diga el míster. José Juan Romero también me dijo que creía que podía ser un buen de lateral. Si me tengo que acoplar ahí, pues ahí. Siempre me he caracterizado por ser un jugador intenso y creo que tengo conceptos defensivos, aunque no es lo mismo jugar más adelantado que más retrasado. Tendré que incidir un poco en el tema de la colocación, pero no creo que sea una posición que me vaya a costar mucho coger. Es más tema de mentalizarme, pero puedo crecer mucho como jugador ahí.

—Fabián te ayudó mucho en el Sánchez-Pizjuán, ¿no?

—Sí, Fabián leyó el partido, vio que me costó entrar y que nos estaban atacando bastante por ahí y me echó una mano. Se lo agradecí. Lo veo a otro nivel, está genial. Me alegro mucho, llevo años con él y es un chaval muy humilde que se merece todo lo bueno que le pase.

—Llevas tres años y medio en el club. ¿Es tiempo suficiente para afrontar y disfrutar de un derbi así igual que un bético de toda la vida?

—Desde el primer año ya los vivía bastante. Tres años, incluso menos, son suficientes para saber la importancia de este partido para la gente. Puedo decir que a día de hoy soy un bético más.

—¿Un madridista reconvertido en bético?

—De pequeño, si te digo la verdad, no sé ni por qué me gustaba el Madrid. Mi padre nunca ha sido, pero mi tío era del Barça y creo que me gustaba el Madrid por darle por saco a él (ríe). Pero desde que llegué al Betis y empecé a dedicarme más profesionalmente al fútbol... Lo que he vivido aquí no lo cambiaría por nada. Me considero un bético más.

—Hace seis días ya del derbi. ¿Se acabó la resaca?

—Para la afición no sé si habrá acabado, puede celebrarlo hasta que quiera. Los jugadores sólo pensamos en ganar al Leganés. Son tres puntos como los del derbi.

—¿Para qué están esta Liga y este Betis?

—Miramos hacia arriba, en ningún momento hacia abajo. En nuestra cabeza sólo tenemos en mente ir partido a partido, mejorar los aspectos que debemos mejorar y quedar lo más arriba posible.

—¿Y tu balance personal?

—Ni en mis mejores sueños imaginé que en los cuatro o cinco primeros partidos que tendría en Primera iba a ganar en el Bernabéu, jugar en el Camp Nou y ganar un derbi. Estoy muy contento.

—Aún llevas dorsal del filial. ¿Ser del primer equipo es un objetivo a corto plazo?

—Tengo la suerte de entrenarme con el primer equipo y contar con bastantes oportunidades. Trabajo para que eso siga. Y como dices, mi objetivo es hacerme con un dorsal del primer equipo.

—Antes de cumplir 22 años ya has debutado en Primera y has jugado con Rubén Castro, Joaquín, Guardado...

—Me lo suelen decir. Estando aquí no eres muy consciente de todo. Te dicen ‘has jugado con Rubén Castro y Joaquín, que son leyendas del Betis’. No eres consciente, pero cuando echas la vista atrás... Tiene mérito lo que he hecho con 21 años, pero el pasado no sirve para nada. Lo importante es el futuro y por eso hay que pensar en el Leganés.

—¿No se te sube a la cabeza ser futbolista de Primera?

—No te voy a mentir. El cambio se nota un poco en tu vida diaria. Lo típico, a lo mejor vas a comer con tu familia y la gente te reconoce por la calle. Yo soy introvertido, tímido, pero sales y la gente dice ‘ahí va Francis el del Betis’. En eso sí te cambia la vida, pero intento llevarlo con normalidad, seguir con la misma humildad de siempre y que no me afecte.

—¿Tu entorno favorece eso?

—Debo mucho a mis padres, la verdad. Sin su esfuerzo no estaría aquí ni sería quien soy.

—Eres fan de Cristiano...

—Se lo comenté en el descanso en el Bernabéu. Tuvo un gran detalle y me regaló su camiseta. Desde pequeño siempre lo he admirado por su capacidad de superación, por querer siempre más. No hay nadie que iguale a Messi, que tiene un don, pero me quedo con la superación de Cristiano.

—¿Es verdad que hiciste una prueba en el Real Madrid?

—Yo estaba en el Puerto Malagueño, me llamaron para hacer una prueba en Madrid y a raíz de eso me vieron de aquí y pasé al Betis. Estuve allí un fin de semana a prueba y me mandaron para acá.

—Vamos más hacia atrás. ¿Cómo empezaste a jugar en el Athletic de Coín?

—Empecé en el colegio. Se organizó un partidillo contra el Athletic, ganamos y llegó el director deportivo y me dijo ‘mañana te quiero aquí a las cinco’. Y yo ‘¿cómo?’.

—Y de ahí al Puerto Malagueño...

—Con 12 años. Le tengo un gran cariño, tengo muy buenos recuerdos de esa época, pasé cinco años y además hice muy buenos amigos. Tengo muy buena relación con el club todavía.

—¿El Málaga nunca lo tentó?

—No recuerdo yo. El año que salí al Betis se lo comentaron a mi padre, pero nunca tuve un contacto para ir allí. Incluso otros clubes, como el Granada o el Sevilla, preguntaron, pero tenía claro que quería venir aquí. Desde primera hora le dije a mi padre que quería venir al Betis.

—A lo mejor era para jugar con Dani Ceballos, ¿no?

—Coincidí con él en la selección andaluza, creo que también con Fabián. Antes de firmar ya estuve a prueba en un par de entrenos con Gustavo (Sánchez) y con Dani guardo muy buena relación. Al final no llegué a coincidir ni en juveniles, ni en el filial ni en el primer equipo, pero lo disfruto viéndolo por la tele.

—Sufriste una lesión en 2015, otra en 2016 y otra en 2017, siempre la misma rodilla y siempre cuando empezabas a ganarte un sitio en la primera plantilla. ¿Cómo se supera eso?

—Es un poco duro porque tienes la ilusión de cualquier jugador de la cantera y cuando lo ves ahí, a un pasito, llega la lesión. Es duro, te choca y te provoca impotencia, quieres demostrar que puedes quedarte ahí pero siempre te resta. Intenté llevarlo como podía, con la familia y la gente del día a día. También te hace más fuerte.

—¿El peor momento?

—Me quedaría con la primera lesión. Nunca he sido de tener muchas lesiones y a raíz de la rodilla empecé a tener más problemas. Nunca había pasado por el quirófano. La segunda vez, al haber pasado ya por esa fase, fue un poco más fácil, entre comillas.

—¿Hasta qué punto fue importante el psicólogo Jordi Andreu?

—Fue un apoyo bastante importante. Yo llegué un año antes que él y estuve dos en la residencia. Hicimos muy buenas migas, aparte de ser psicólogo y tutor de cantera lo considero un amigo y sigo teniendo relación con él.

—¿También hay un antes y un después con José Juan Romero?

—Sí, también me gustaría darle las gracias, es un entrenador que me ha hecho crecer mucho. Tanto él como Quique Setién me han marcado para bien.

—Por cierto, el día del ascenso en Lorca jugó casi con paperas, ¿no?

—El famoso tema de las paperas... Yo fui el primero en cogerlas, fui el detonante (ríe). Andaba un poco justillo, pero era un partido importante y no me lo quería perder. Y puse el córner del gol de César de la Hoz que nos sirvió para ascender.

—Llegaste al Betis justo después de hacer la Selectividad. ¿Qué fue más difícil, el examen o irte fuera de casa?

—Salir me costó un poquito, estaba acostumbrado a estar en casa siempre con mis padres. Pero la residencia me ayudó bastante. En cuanto a la Selectividad, me faltó un poco de nota, no fui sobrado pero aprobé bien.

—¿Qué tal va la carrera?

—Empecé Magisterio. Yo quería entrar en INEF y me quedé el treinta en la lista de espera. Ahora estoy esperando para ver si puedo acceder al doble grado de Fisioterapia e INEF.

—¿Entonces de mayor serás futbolista, maestro o policía?

—(ríe) Es verdad que de pequeño me llamaba la atención ser policía, pero siempre he soñado con ser futbolista y ahora mismo no hay otra cosa en la que piense que en superarme cada día, crecer y ser jugador todos los años que me permita el físico.

—¿Siempre en el Betis?

—Sí, hombre. Estoy muy agradecido al club y espero estar aquí muchos años y conseguir grandes éxitos.

—Una última curiosidad. ¿Pides ya la pelota con un tono de voz como Dios manda?

—(ríe) Tenía mucho cachondeo con los jugadores del B porque me salía un poquillo de gallo, tengo la voz muy bajita y me lo suelen decir. No me ha cambiado, no sé si me cambiará ahora (ríe).