Menú

La era Rubén Castro merecía otro final (3-2)

LA CRÓNICA. El Betis cae en Leganés a pesar de adelantarse en el marcador y jugar 70 minutos con un futbolista más. Los verdiblancos encajaron tres goles cuando ya tenían esa superioridad. Rubén Castro asistió a Campbell en el 0-1, pero se quedó sin marcar

19 may 2018 / 16:12 h - Actualizado: 20 may 2018 / 18:41 h.
"Real Betis","Crónica Real Betis"
  • Rubén Castro busca la pelota entre Siovas y Muñoz / Juan Carlos Hidalgo (Efe)
    Rubén Castro busca la pelota entre Siovas y Muñoz / Juan Carlos Hidalgo (Efe)

El Betis puso un epílogo triste a una excelente temporada, la primera con Quique Setién al mando y seguramente la última con Rubén Castro en la plantilla. El broche fue malo por el resultado, por cómo se produjo y por cómo dijo adiós el máximo goleador de su historia, que dio un pase de gol pero no tuvo ni una sola ocasión. Si una de las consignas era buscar al canario, la verdad es que no se notó. El caso es que el conjunto verdiblanco se adelantó en el marcador y el Leganés se quedó con uno menos casi acto seguido, pero aun así, en inferioridad numérica, fue capaz de anotar tres tantos, todos fruto de una evidente desidia en defensa. A pesar de tan amargo fin de fiesta, huelga decir que la campaña del Betis es un rotundo éxito: acaba la Liga en la sexta plaza y clasificado para la Liga Europa.

El último once de Setién fue novedoso. Después de muchas jornadas aferrado (con toda la razón del mundo) a los tres centrales y dos laterales, el míster recuperó la zaga de cuatro y puso a Amat como mediocentro. También dio la titularidad a Camarasa y a Campbell. Como ha sido habitual durante todo el curso, el dibujo no perjudicó la esencia futbolística de los verdiblancos, que asumieron la posesión desde el principio. Otra cosa es que el balón circulase con la velocidad necesaria para desarbolar a un Leganés igualmente fiel a su estilo, muy ordenado en la faena defensiva.

El arranque del duelo, por lo demás, respetó el previsible guion de poca tensión. El primer remate, débil, fue de Rubén Castro tras una internada de Campbell. El costarricense resultó ser el elemento más incisivo del bando heliopolitano, falto de fluidez a la hora de elaborar jugadas o hallar huecos del centro del campo hacia delante. De hecho, fue él quien marcó el 0-1, fruto de un voleón defensivo de Fabián que Brasanac no controló bien. Rubén Castro recogió el rechace y envió una asistencia perfecta a Campbell, que batió a Serantes en el mano a mano. El partido empezaba a tener una magnífica pinta para el Betis que Diego Rico corroboró poco después con una absurda autoexpulsión: hizo falta a Francis, la protestó sin sentido y siguió protestando con menos sentido todavía tras la primera amarilla.

La superioridad en el césped y el marcador no sentó bien al Betis. Mantuvo el control, sí, pero su espíritu ofensivo decreció hasta tal límite que el que pasó a atacar más fue el Leganés. Los pepineros, además, empataron pronto, en un saque de esquina que no entendió bien Mandi. El argelino se desentendió del marcaje de Siovas y el griego, a dos metros de la línea de gol, tuvo tiempo de controlar y marcar a la media vuelta. La igualada no hizo despertar al Betis, que continuó en esa especie de fútbol somnoliento que sólo se desperezaba un poco cuando Campbell entraba en acción.

La segunda parte no cambió de parámetros. El Betis tuvo y retuvo el balón, la inmensa mayoría de las veces en posesiones tan largas como infructuosas, y el Leganés, bien apostado en su campo, fue una amenaza cada vez que cruzó el círculo. De todas formas, la primera ocasión fue verdiblanca, de nuevo tras una combinación entre Francis y Campbell y un primer pase atrás de Durmisi que remató Loren; el paradón de Serantes evitó la diana. El choque, con esa escenografía, parecía fácilmente controlable por parte verdiblanca siempre que nadie cometiese un desliz. No ocurrió así. En el 64’, un patadón hacia arriba fue interpretado de la peor forma posible por Amat, que se dejó robar el balón por Guerrero y convirtió el campo en una autopista sin peaje hacia el 2-1.

El Leganés había remontado con uno menos, así que Setién redibujó a los suyos y volvió a jugar con tres centrales; Rafa Navarro era uno. No mejoró el fútbol verdiblanco, la verdad, pero a nada que se estiró encontró grietas por las que llegar al área blanquiazul. A nada que se estiró o que Campbell entró en juego. Una volea suya ya forzó a intervenir a Serantes antes de que otro centro con su firma fuese peleado por Rubén Castro y cabeceado a gol por Sanabria.

La alegría heliopolitana duró cinco minutos y pasó a mejor vida en otra jugada evitable, un saque de banda que acabó con el balón dentro de su área sin mayores estorbos. El remate final de Amrabat, además, se tornó imposible para Pedro tras tocar en Rafa Navarro. Pudo volver a empatar el Betis, claro que sí, porque de ahí al final dispuso de varias ocasiones pese a lo lento de su fútbol, pero Serantes fue insuperable para Rafa Navarro, Bartra y Joaquín. Y así se terminó la Liga para el Betis... y el Betis para Rubén Castro.

CD LEGANÉS: Serantes; Tito, Muñoz, Siovas, Diego Rico; Rubén Pérez; Omar Ramos (Zaldua, m. 61), Brasanac, Gumbau, Naranjo (Amrabat, m. 73); y Guerrero (Mantovani, m. 88).

REAL BETIS: Pedro; Francis, Mandi, Bartra, Durmisi; Amat (Rafa Navarro, m. 68); Campbell, Fabián (Joaquín, m. 77), Camarasa; Loren (Sanabria, m. 68) y Rubén Castro.

Goles: 0-1, m. 20: Campbell. 1-1, m. 28: Siovas. 2-1, m. 64: Naranjo. 2-2, m. 76: Sanabria. 3-2, m. 79: Amrabat.

Árbitro: Gil Manzano (Comité Extremeño). Expulsó al local Rico por doble amonestación (23’).

Incidencias: 38ª y última jornada de Liga. Estadio Municipal Butarque, 10.813 espectadores.