La niña fea de la Liga

El decimoquinto puesto, a quince puntos de su objetivo, remata una campaña en la que el Betis sólo estuvo una jornada entre los diez primeros y apenas sobrepasó la decimotercera posición tres veces

22 may 2017 / 09:00 h - Actualizado: 22 may 2017 / 17:14 h.
"Real Betis"
  • Esta ha sido la trayectoria clasificatoria del Betis / Txetxu Rubio
    Esta ha sido la trayectoria clasificatoria del Betis / Txetxu Rubio
  • Joaquín se tapa la cara a modo de lamento tras el tropiezo casero contra el Granada / Manuel Gómez
    Joaquín se tapa la cara a modo de lamento tras el tropiezo casero contra el Granada / Manuel Gómez

El quince ha sido la niña bonita de toda la vida, pero el Betis ha acabado la temporada 2016-17 en esa misma posición, la decimoquinta, y de bonita no tiene nada. De hecho, es más bien fea. Y así lo entendió la afición verdiblanca desde que comprobó que la mejoría inicial con Víctor Sánchez del Amo pasaba a mejor vida y se dio cuenta de que su equipo no iba a reaccionar ni tenía capacidad para abandonar esa tierra de nadie de la que no se ha movido en toda la campaña. Esa es precisamente una de las principales y más tristes conclusiones del curso recién concluido: el Betis no ha terminado en el sótano de la tabla por casualidad.

La situación queda así tras los últimos partidos de la última jornada, disputados ayer: el Betis es 15º con 39 puntos, su segunda peor marca desde que las victorias valen tres; es decir, desde 1995. Hasta en los descensos de 2000 y 2009 consiguió más, 42 para ser exactos. Su objetivo era el décimo puesto como mínimo, así que se ha quedado a la friolera de quince puntos de distancia (el ocupante de esa posición, el Eibar, ha sumado 54). De hecho, ha acabado mucho más próximo a la zona de descenso (ocho puntos respecto a los 31 del Sporting). Y a 25 puntos de Europa. Si los actuales o futuros dirigentes del club pretenden devolver al Betis a esa zona noble, ya saben que la brecha actual es enorme.

El fracaso clasificatorio del equipo de La Palmera, aun con una meta tan modesta, es de tal calibre que sólo una vez estuvo en el objetivo. Después de la sexta jornada, tras ganar al Málaga (1-0), fue décimo. Eso significa que ha estado 37 jornadas fuera del objetivo. 37 jornadas en la mitad baja de la Liga. El consuelo, minúsculo, es que apenas permaneció una en las plazas de descenso, y sucedió nada más inaugurar el campeonato. El Betis fue colista después del 6-2 que le propinó el Barcelona en ese primer partido, así que la campaña ya nació torcida.

Además de no ser candidato al descenso en ningún momento, lo único bueno que ha tenido el Betis a lo largo del curso ha sido su regularidad. Tanto ‘bueno’ como ‘regularidad’ deben encuadrarse en un contexto de ironía e incluso sarcasmo. El Betis no ha sido un buen equipo y ni mucho menos ha sido regular, pero su trayectoria no ha sufrido altibajos de ningún tipo. Desde muy pronto se colocó en esa tierra de nadie y ya no tiró ni para adelante ni para atrás, en gran medida por la desastrosa actuación de Sporting, Osasuna y Granada. He aquí un dato curioso a la par que inquietante: en 30 de las 38 jornadas fue 13º (siete jornadas), 14º (quince) o 15º (ocho). Por encima del decimotercer puesto sólo aguantó tres jornadas, y todas en la primera vuelta. Tres jornadas nada más. Durante toda la segunda vuelta se estancó en esas tres plazas ya citadas y ni siquiera la salvación virtual o matemática le hizo reaccionar. En las cinco últimas jornadas (dos empates y tres derrotas) no salió de la decimoquinta. Víctor se fue con el Betis 15º y lo había cogido 14º. El año ha sido un círculo vicioso, al margen de quién fuese el entrenador.

Este es un simple análisis numérico y clasificatorio. Detrás hay multitud de razones futbolísticas y no futbolísticas para explicar esa mediocridad. El primer objetivo del Betis debería ser encontrarlas y corregirlas.