La revolución era la única solución (2-2)

LA CRÓNICA. El Betis perpetra una hora infame ante el Getafe pero acaba remontando un 0-2 en contra. Sanabria y Boudebouz fueron los revulsivos perfectos: entraron mediada la segunda parte y marcaron los goles del empate

03 nov 2017 / 20:46 h - Actualizado: 04 nov 2017 / 17:11 h.
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  • Sergio León recoge la pelota después del 2-2 de Boudebouz, también en la imagen / Manuel Gómez
    Sergio León recoge la pelota después del 2-2 de Boudebouz, también en la imagen / Manuel Gómez

El Betis llegará al tercer parón liguero sin saber si debe hacerlo con alegría, tristeza o un poco de todo después de remontar pero no ganar un partido que se le había puesto casi imposible, por su propia culpa más que por los méritos del Getafe. El empate en una noche que parecía condenada a la derrota quizá provoque una resaca más positiva que negativa, pero el hecho objetivo es que los verdiblancos perpetraron una hora infame, estuvieron a merced de un rival entre discreto y lo que le sigue por abajo y sólo reaccionaron cuando Quique Setién, esta vez sí, revolucionó su equipo para bien y metió a quienes acabaron liderando la igualada, Sanabria y Boudebouz.

El encuentro confirmó que los equipos de la Liga empiezan a cogerle el truco al Betis de Setién. Lo hizo el Valencia, repitió el Espanyol y no iba a ser menos el Getafe. Que el Betis quiere jugar la pelota desde su propia área, se lo presiona muy arriba y se le entorpece el intento. Que traspasa esa primera línea de contención, repliegue y orden sin necesidad de un gran esfuerzo físico, tal es la lentitud con que el Betis mueve el balón de un tiempo a esta parte. Y en ataque, si no hay un gran elenco, basta un contragolpe por aquí o una falta próxima al área por allí, que el endeble sistema defensivo de los heliopolitanos hará el resto.

El Getafe llegó con la lección aprendidísima y no se saltó ni una coma. Excepto una falta que Amat cabeceó al larguero en una jugada en la que no habría pasado nada si Mateu hubiese pitado penalti, el conjunto madrileño comprobó desde el principio que, si respetaba el plan, el Betis sólo atosigaría a Guaita desde lejos. Y claro, lo respetó y le fue de maravilla. Un patadón de la nada generó un uno contra uno entre Ángel y Amat a 35 metros de la portería y cerca de la banda, el central cometió una falta absurda y en el correspondiente saque se resbaló Javi García y perdió la marca de Bergara.

El Betis, medio noqueado, no supo modificar el argumento de la película para que tuviese otro desenlace. Acumuló posesión y posesión y posesión, pero a la hora de la verdad sólo la lluvia podía incomodar a Guaita. Todo lo demás cayó desde casi tan lejos como el agua: una volea alta de Joaquín, una volea alta de Javi García... Lo más peligroso fue un buen centro de Barragán que Molinero despejó antes de que Guardado amenazara al portero. En la otra punta del campo, en cambio, cundía el pánico cada vez que el Getafe cruzaba la raya central. Y apenas ocurrió dos o tres veces, pero a la segunda llegó el 0-2: internada de Jorge Molina, centro sin peligro que Mandi contamina con un despeje incomprensible de tacón y gol afortunado de Portillo, con desvío incluido del argelino.

A esas alturas, y más después de que Guaita se encontrara casi de casualidad un remate a bocajarro de Sergio León tras una buena jugada de Tello, el partido parecía un imposible para el Betis, que además empezó la segunda parte con un par de indecisiones de Adán. Y no fue un hecho puntual. Los primeros veinte minutos del Betis fueron terroríficos. A Guaita le faltó sacar la bufanda para ser uno más de los 42.000 espectadores mientras su colega verdiblanco sufría de verdad. Un mano a mano de Ángel, un remate de Jorge Molina cerca de la escuadra tras otro titubeo de Amat, un chut de Ángel al lateral de la red... El Betis estaba descompuesto y Setién organizó una pequeña gran revolución. A grandes males, grandes remedios. Guardado de lateral izquierdo, dos delanteros y Boudebouz, Tello y Joaquín detrás. Diríase que se tomaba lo que quedaba como si fuese el fin del mundo. O el minuto 89, para no exagerar tanto.

El caso es que la fórmula funcionó. Tello, intermitente pero uno de los pocos que alegró el mortecino tono general de los suyos, halló a Sanabria en un pasillo interior y el paraguayo, todavía en racha, largó un zurdazo seco, imparable. El Betis comenzó a creer y Guardado, curiosamente más incisivo de lateral que de mediapunta, amagó en una pared con Boudebouz. El encuentro ya sólo se jugaba en la parcela rival y el Getafe, exhausto, se limitó a poner un muro delante de Guaita. El Betis, con Javi García de central, Fabián de organizador y Mandi de mediocampista ocasional, se lo tomó con cierta paciencia y obtuvo el premio. También habilitado por Tello, Boudebouz se acomodó el balón en su pierna teóricamente mala y envió otro trallazo inalcanzable desde la frontal. El Betis, sin volverse loco, quiso los tres puntos y casi los logró en un remate involuntario de Antunes tras un centro de Guardado y un centro-chut de Tello que no encontró a nadie que lo remachase.

REAL BETIS: Adán; Barragán, Mandi, Amat (Fabián, m. 79), Tosca (Boudebouz, m. 62); Javi García; Joaquín, Guardado, Camarasa (Sanabria, m. 62), Tello; y Sergio León.

GETAFE CF: Guaita; Molinero, Djené, Cala, Antunes; Portillo (Olivera, m. 90), Bergara, Arambarri, Amath (Mora, m. 81); Ángel (Fajr, m. 72) y Jorge Molina.

Goles: 0-1, m. 17: Bergara. 0-2, m. 33: Portillo. 1-2, m. 67: Sanabria. 2-2, m. 86: Boudebouz.

Árbitro: Mateu Lahoz (Comité Valenciano). Amonestó a Cala (12’), Javi García (17’), Arambarri (32’), Antunes (33’), Djené (43’), Amat (52’), Fajr (74’) y Bergara (85’).

Incidencias: partido de la 11ª jornada de Liga, disputado en el estadio Benito Villamarín ante 42.323 espectadores.