Dos de los principales responsables del Betis, Pepe Mel y Juan Carlos Ollero, y uno de los jugadores más importantes del vestuario, Antonio Adán, se pasaron ayer por el programa Betis TV, emitido por El Correo Televisión (este miércoles a las 17h podrán ver la primera redifusión del mismo), para analizar el presente y el futuro del club en una edición especial sobre el ascenso. Las consignas internas de cara a la planificación deben de estar claras, ya que el entrenador y el presidente coincidieron en la que parece la fundamental: fichar poco pero muy bien este verano para así sentar las bases de un proyecto más ambicioso a medio plazo.
«Hay que ser inteligentes y echar raíces fuertes. El Betis necesita hacer fondo de armario, futbolistas que apuntalen la plantilla», adelantó Mel. ««No podemos permitirnos ni una equivocación con la primera plantilla que hagamos, porque será la base del Betis en los siguientes años», corroboró Ollero.
También hay acuerdo aparente en que la calidad debe primar sobre la cantidad. «No vamos a fichar a 25 muy buenos, sino ir avanzando poco a poco. Fichar diez jugadores es un error. Si fichamos seis o siete, los otros quince que ya están les explican cómo es todo. Así es todo más sencillo», afirmó el entrenador. «El Betis en Primera el primer año, con mucha gente con el regusto por ser su primera vez, debe ser fuerte, seguro, compacto, que dé la sensación de que es difícil ganarle», añadió.
La deducción lógica es que el Betis se centrará sobre todo en refuerzos para el sistema defensivo, léase centrales, laterales y mediocentros de contención. Y por supuesto buscará jugadores a los que motive el reto. «Debemos garantizar al bético que estará bien representado. Queremos que el que venga aquí se juegue cosas y le ilusione venir al Betis, no que piense que esto es un cementerio de elefantes», espetó el míster, que aseguró que los ofrecimientos abundan: «Me alegra saber que hay mucha gente que quiere venir al Betis. Y son los propios futbolistas, incluso de clubes que la gente no pensaría», dejó caer.
La relación entre el técnico y Eduardo Maciá, por cierto, apunta buenas maneras. Mel habló de una «conexión instantánea» y una visión común del proyecto y del fútbol en general. «Era importante que en la primera reunión habláramos claro. Tiene el mismo pensamiento que yo. Si la idea de fútbol del director deportivo y el entrenador es diferente, es difícil que las cosas funcionen», recordó Mel, que puso el broche con esta reflexión sobre la exigencia, esa palabra tan de moda: «Si el público exige a la directiva, la directiva me exige a mí, yo exijo a los jugadores y ellos ofrecen un buen espectáculo. Si alguno en ese círculo no es exigente, el círculo se rompe».