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Rubén Castro celebra el gol ante el Espanyol, el décimo para él en lo que va de Liga / LFP
La decepción de la derrota condenó al gol de Rubén Castro a pasar desapercibido, pero también es noticia. Positiva, para variar. Se trata de la segunda jornada consecutiva en que el canario ve portería (hizo el 2-0 definitivo ante Osasuna), pero sobre todo es su décima diana en esta Liga. El pichichi verdiblanco, por tanto, no falla. En los siete años que lleva defendiendo con el escudo de las trece barras siempre ha alcanzado esa barrera de la decena de goles sólo en la Liga.
El goleador heliopolitano llegó a la casa en 2010 y en su primer ejercicio marcó 27 tantos en Segunda. En la 2011-12, de vuelta a Primera, logró 16. En la 2012-13 contribuyó a la clasificación europea con 18. En la 2013-14, a pesar del descenso y de las lesiones, acabó con 10. En la 2014-15 fue otra vez clave para el ascenso con 32 goles. Y en la 2015-16 terminó con 19, su récord en Primera. Huelga decir que en todas concluyó como pichichi del Betis.
Esta es una de las campañas con peores registros para el ariete de Las Palmas. De hecho, dos de sus peores sequías corresponden a este curso 2016-17. Y sin embargo es imposible que baje de ese listón de los diez goles. Rubén inauguró la campaña con sendos dobletes en las jornadas 1ª (Camp Nou) y 3ª (Mestalla); luego, en gran parte gracias a Gustavo Poyet, se atascó y no volvió a marcar hasta la 13ª (Eibar); ahí cogió carrerilla y repitió en la 14ª (su primer gol en casa, contra el Celta), la 15ª (el del triunfo ante el Athletic) y la 17ª (Leganés); y después volvió a entrar en barrena hasta que llegó Osasuna y se acabó la crisis.