Partidos así merecen un abono

Hace tiempo que el bético no vibraba en su casa como ante el equipo de Luis Enrique. La previa venía marcada por aquel partido en el que Juanito, Edu y compañía remontaron un 0-2 en contra a uno de los mejores equipos que recuerdan en la ciudad condal, comandado entonces por Rijkaard y con Samuel Eto’o y Ronaldinho como estrellas. Ya ha llovido. Lo suficiente como para esperar a que escampe. El sol se apoderó de Heliópolis para que brillase su equipo después del tremendo nubarrón. Tanto como el pelo de Ceballos, erigido en estrella. Ha vuelto y esta vez parece que para quedarse, aunque nunca se fue, más bien fue apartado. Pero eso ya pasó. Ahora el Betis mira al horizonte de la segunda vuelta con perspectiva: habiendo sumado un punto que sabe a algo más y con la moral por las nubes.

No era fácil plantar cara al todopoderoso Barça, pero lo hizo y lo que es mejor, con dos productos a coste cero en plan estelar como el mencionado Ceballos y Álex Alegria. Ya era hora, pensará alguno. Su público pedía dignidad y el equipo no escatimó. Se entregó y lucho hasta la extenuación espoleado por una grada que tembló no sólo con el gol verdiblanco, también en el mano a mano de Rubén Castro con Ter Steguen o tras un zapatazo de Dani que acabó repeliendo el travesaño. Algunas de las muchas ocasiones verdiblancas ante un desconocido conjunto blaugrana.

Una alegría, de las pocas que ha podido llevarse esta afición en lo que va de curso, pero suficiente para irse a casa pensando que por partidos así, merece la pena un abono. Queda mucho por delante y el año está abocado al objetivo de la permanencia, pero quién sabe. Quien quiere puede y ante el Barcelona, el Betis quiso y pudo.