Pocos momentos son buenos para enfrentarse a uno de los dos gigantes del fútbol español, pero si hay uno menos malo que otros, en el caso del Betis puede ser el actual. El conjunto verdiblanco está lejos de ese juego brillante y al mismo tiempo sólido que su entrenador persigue desde el minuto uno de la planificación veraniega, pero ha resuelto sus dos últimos partidos con sendos triunfos y ese seis de seis, anímica y clasificatoriamente hablando, vale más que decenas de toques sin que el balón se acerque al portero rival, dicho sea con todos los respetos para la filosofía que Quique Setién intenta implantar en Heliópolis. Cualquier fórmula es buena si los resultados son buenos y en esa tesitura recibe el Betis al Real Madrid. Para el vigente campeón de Liga tampoco es un mal momento: acaba de batir al aparentemente imbatible PSG de Neymar y una vez más ha pasado de estar sepultado en un hoyo a ser la octava maravilla del mundo.
El término medio casi nunca está de moda en el alocado y olvidadizo mundo del fútbol, pero ni el Madrid de este momento de la temporada es esa maravilla ni el Betis es el mejor Betis del curso. El conjunto de Setién ganó al Villarreal con justicia y derrotó al Dépor porque es mejor, pero en ninguna de las dos victorias se libró de ese sufrimiento que lo acompaña allá donde va. Y así seguirá ocurriendo hasta que el técnico dé con la clave para que su inobjetable vocación ofensiva sea compatible con la imprescindible sujeción defensiva. Y que conste que la llegada de Bartra y la instauración de ese sistema con tres centrales y muchos mediocampistas han hecho bastante bien al equipo, pero la orquesta aún no está afinada del todo.
El Betis, que será séptimo si gana y puede caer al undécimo puesto si pierde, repetirá (salvo sorpresa) ese innovador esquema pero se antoja improbable que repita hombres. La reconfiguración de las bandas (Barragán regresa tras su sanción) quizá sea una de las novedades, sin descartar otras, como la entrada de Tello. El resto, a priori, parece intocable, a no ser que Setién crea que Javi García, suplente en las dos últimas jornadas, puede ayudar en esa lucha contra los dos motores madridistas, Casemiro y Modric.
El Madrid, feliz como unas castañuelas tras confirmar a Europa que la Champions es su hábitat, pretende trasladar a la Liga ese altísimo rendimiento que apuntó en verano y que sólo ha recuperado en sus apariciones continentales. Zidane, que vuelve al estadio donde se hizo famoso con aquel golazo cuando era futbolista del Girondins y donde marcó su primer tanto como futbolista del Real Madrid, sufre la baja de Kroos. El resto de su galaxia de estrellas estará en el Villamarín, encabezada por Cristiano, que ha marcado nueve goles en sus cinco últimos partidos. Y aun así no es el peor momento para enfrentarse a uno de los dos gigantes del fútbol español...