Rosa Márquez y Olga Carmona: eternas rivales, amigas y campeonas de Europa

La bética y la sevillista analizan su histórico triunfo continental con la sub 19, sus carreras, el fútbol femenino y el derbi. «El juego del Betis atrae mucho, hay que tener paciencia», pide la verdiblanca. «Con las previas de Europa hemos empezado bien», reconoce la nervionense

02 sep 2018 / 07:15 h - Actualizado: 02 sep 2018 / 17:00 h.
"Real Betis","Sevilla FC","El derbi sevillano"
  • Olga Carmona y Rosa Márquez posan en el SADUS con sus camisetas del Sevilla y el Betis, las de España y sus medallas del Europeo sub 19 / Manuel Gómez
    Olga Carmona y Rosa Márquez posan en el SADUS con sus camisetas del Sevilla y el Betis, las de España y sus medallas del Europeo sub 19 / Manuel Gómez

Debía de ser el minuto 20 del Sevilla-Betis Féminas. Mientras el equipo verdiblanco se aprestaba a lanzar un saque de esquina, Rosa Márquez y Olga Carmona estaban en la otra punta del campo. «Yo me quedaba arriba, ella me cubría y empezamos a parlar. Me dijo que estaba reventá. Se le habían subido los gemelos», recuerda Olga. «Que sí, que se me subieron... Ella está acostumbrada a jugar en césped natural y yo no. Le digo ‘tía, Olga, esto a mí me cansa un montón’. Y me responde ‘hombre, un poquito cansada sí que estoy’. ‘Sí, mamona, con los esprints que te estás metiendo...’», relata Rosa. Las dos se ríen. Una es bética, muy bética. Otra es sevillista, muy sevillista. Son eternas rivales, pero también amigas, muy amigas. Y campeonas de Europa.

Rosa Márquez (Mairena del Aljarafe, 2000) y Olga Carmona (Sevilla, 2000) ganaron el Europeo sub 19 hace unas semanas. La bética, como capitana. La sevillista, como bigoleadora. Las dos, como titulares indiscutibles. «Ha sido la mejor experiencia que he tenido, junto con el ascenso del Betis. Fue inolvidable y conseguimos nuestro sueño», cuenta Rosita. «Ha sido una gran experiencia, me he llevado el Europeo y muchas amigas», corrobora Olga.

España empezó perdiendo ante Noruega y en el segundo partido la esperaba la anfitriona Suiza: «Se llenó el estadio, pero supimos llevar bien esa presión, tanto la del resultado anterior como la de los aficionados», dice Rosa. Y ahí llegó el golazo de Olga que optó al mejor tanto del año para la UEFA: «Rosita se recorre los 100 metros lisos (risas), yo hago el recorte para dentro y me sale a la escuadra. Irrepetible», rememora la autora. «Yo lo tenía claro, estaba reventada y vi a Olga. ‘La va a clavar seguro’», explica la asistente.

En la final, España ganó a Alemania (1-0). «Yo estuve más nerviosa en la semifinal. Llegamos cortitas de fuerzas, pero sabíamos que podíamos sacarla», narra Rosita. «Llevábamos un mes fuera de casa y el cansancio se acumulaba, pero desde el primer momento fuimos muy superiores», recalca Olga. Luego, Rosita alzó el trofeo y ambas entraron en el once ideal: «Ha sido un torneo perfecto», resume Olga. «A las dos nos dicen que va a pasar esto y ninguna se lo cree», elogia Rosa, que era «la más chica» pero llevó el brazalete «con mucho orgullo»... y una asignatura pendiente: «Con el inglés estaba fastidiada la cosa. En la habitación nos poníamos a buscar cómo se dice ‘agarrar’, porque ‘agarrar de la camiseta’ no sabía cómo decírselo al árbitro», bromea. «Me gustó que Rosa fuera la capitana. Es la que más carisma tiene. Vale para eso, transmite algo diferente al equipo. Y es la que más habla», refrenda la sevillista.

Después del campeonato llegaron los homenajes. El primero, en la Federación, donde Rosita habló en nombre de todas. Y como habla tanto y tan bien... «Se quería llevar el micrófono a casa», la chincha Olga. «Yo expresé lo que sentía. Que físicamente éramos más chicas. Las alemanas eran bichos», exagera Rosa. El caso es que el discurso «por lo visto gustó», presume su autora. El segundo homenaje fue en casa. A Rosa la recibió el primer equipo del Betis masculino: «Otro sueño más que se puede unir a la lista. Soy bética desde chica y que me den la enhorabuena jugadores como Joaquín, Javi García, Bartra... Fue un orgullo», confiesa, también con cierta tristeza porque su padre, tan bético como ella, se lo perdió. A Olga, además de la familia de Rosa en Santa Justa, la agasajó el Sevilla en el partido contra el Villarreal. Y el último homenaje, en la calle. «En mi pueblo me ha parado gente que yo no sabía quién era. Mis amigos se lo toman a cachondeo: ‘¿pero tú quién eres ahora?’», ironiza Rosa. «Fui a coger un autobús para la playa y el hombre de la tienda del Prado me dice ‘oye, tú te pareces mucho a una que juega en España’, y digo ‘sí, soy yo’», explica Olga. «Sientes un poco de vergüenza, no sabes cómo actuar», la ayuda Rosa.

JUNTAS DESDE INFANTILES

Rosa y Olga han sido uña y carne durante todo el campeonato. «Es que llevamos mucho tiempo juntas, y que se una tu sueño con tener de compañera a una jugadora con la que llevas jugando desde la selección sevillana con 8 o 9 años...». Así empieza Rosa otro capítulo importante: la amistad que las une desde que eran muy niñas. Olga echa la vista atrás: «Fuimos las dos únicas niñas infantiles que fuimos al Campeonato de Andalucía con las cadetes. Antes éramos más pequeñas y no teníamos esa conexión. A medida que han pasado los años, sí». «A lo mejor no nos juntábamos tanto cuándo éramos más chicas, pero conforme han ido pasando los años nos hemos ido llevando mejor», asegura Rosa.

Visto lo visto, lo suyo es que expliquen qué virtud les gusta más de la otra. «El balón lo lleva siempre pegado al pie y cuando arranca es imposible pararla, es muy habilidosa y tiene mucha calidad», elogia Olga de Rosa. «Su uno contra uno. Destaco una semifinal del Campeonato de España contra Madrid. Estaba inspirada. Y cuando está inspirada, se va a ir sí o sí, da igual quién esté enfrente. Todo eran balones a Olga», elogia Rosa de Olga. ¿Y el punto débil? «El balón aéreo lo llevo muy malamente», se resigna Rosa. «Yo no he metido un gol de cabeza en mi vida. Bueno, creo que uno», se resigna Olga. No deja de ser curioso que, con dos cabezas tan bien amuebladas, sea precisamente la testa lo que peor se les da en fútbol.

La selección sevillana unió sus caminos. Luego fue la andaluza. Ahora, la española sub 19. ¿Y en el futuro? «El fútbol es presente y futuro próximo. Ahora es enhorabuena y palmadita en la espalda, pero puede aparecer gente nueva o que bajes el rendimiento y no te convoquen», teoriza Rosa. «Todo puede pasar. Yo creo que tampoco lo hemos hecho tan mal, ¿no, Rosa?», pregunta Olga. Está claro que el entrevistador, a esas alturas, ya sobra. «No, hombre, ya nos han apuntado y nos conocen. El sueño de las dos es llegar a la absoluta y lo vamos a tener ahí hasta que ojalá se cumpla», contesta la aludida. De momento, el futuro es Betis y Sevilla. «Yo he firmado hasta 2021, es donde he querido estar desde chiquitita, el club de mi familia, y aquí seguiré», proclama Rosa. «Igualmente. He firmado por dos años y estoy muy contenta», titula Olga.

EL HERMANO BÉTICO DE OLGA

Además de coincidir en la sevillana sub 11 y sub 16, la andaluza sub 16 y sub 18 y la española sub 19, Rosita y Olga también comparten la génesis de su querencia por el fútbol: los hermanos. «Los míos se apuntaron al Sevilla Este y un día le dije a mi madre que quería entrenarme con ellos. No le hizo gracia y me apuntó a natación. Probó con varios deportes, pero yo quería entrenarme con los hermanos. Me apunté con siete u ocho años. Después fui a una prueba que hizo el Sevilla. Éramos treinta niñas y sólo cogieron a Paula Moreno [máxima goleadora histórica del Betis] y a mí. Ni sabía que el Sevilla tenía un equipo femenino», reconoce Olga. Su mellizo Tomás, ojo, es portero en el juvenil del Betis. «Nos ha salido un poco raro, pero bueno, lo queremos, eh», bromea. El hermano mayor, Francisco, es central en el Sevilla C. En el caso de Rosa, el responsable fue Juan, un año mayor que ella: «Yo era el monito de feria, iba detrás de él a todos lados. Se apuntó al tenis y yo me apunté. Para ir a las pistas pasábamos por el campo de césped artificial. Se apuntó mi hermano, pues yo también. Empecé con cinco o seis años en el Mairena y a los once llegué al Betis. A mi madre empezó a gustarle el fútbol porque estábamos metidos mi padre, mi hermano y yo. Si no iba a vernos, no me veía los fines de semana. Que tengamos la suerte de triunfar en la selección es un premio, pero la base de todo está en que desde chiquititas nos ha gustado esto», reflexiona Rosa.

Las dos han jugado con niños. A decir de los especialistas, eso es clave. Así lo ve Olga: «Es importante, sobre todo en los primeros años, porque no tiene nada que ver con competir con niñas. Cuando llegas a juveniles sí te conviene estar en un equipo femenino porque competir con un chico, por fuerza y altura, es más complicado». Y así lo analiza Rosa: «Se aprende muchísimo. Los niños tienen esa pizca de velocidad que te hace tener la ventaja en el fútbol femenino, esa ejecución antes. Yo estuve como seis o siete años y aún lo noto hoy en día. Y con mi entrenador de toda la vida, Bodo Carrasco, que me ha hecho mejorar muchísimo. Mucho de lo que he hecho se lo debo a él». Olga también tiene un detalle con Amparo Gutiérrez, coordinadora de la sección femenina del Sevilla: «Ella me seleccionó en aquella prueba. Siempre me ha apoyado».

Rosa y Olga están disfrutando del auge del fútbol femenino en España. «No ahora, pero quizá en nuestros últimos años podremos vivir algo más de esto», opina Olga. «Ahora hay un boom grande. Hay que subirse al carro y aprovechar que están apostando por nosotras y estamos dando resultados. Podemos tener esa suerte de que algunos años buenos nos toquen», ratifica Rosa.

Al igual que la Liga, sus clubes también crecen. «Me gustan bastante las jugadoras que hemos fichado», proclama Olga. «Todos los fichajes me parecen pedazos de futbolistas. Esperemos dar ese saltito que nos faltaba para estar arriba», anhela Rosa, que por cierto no se corta pese a ser la benjamina de una plantilla tan potente. «Se cachondean mucho de mí, pero ver el año 2000 en mi DNI les duele bastante a algunas [risas]. La última vez, Willy me dijo que ella había ganado el Europeo en 2004. Y yo le dije ‘¿quieres que te deprima? Tenía tres años, compañera’ [risas otra vez]. Y las veteranas me dicen ‘venga ya con los pañales’. Son mis madres», afirma. «Cuando marqué al Albacete, el banquillo me levantó hacia arriba. El preparador físico me hizo un vídeo comparando esa foto con El Rey León. Y ahora me llaman Simba [risas]», revela Olga.

La conversación se aproxima a la hora, el texto ya ronda los 10.000 caracteres y aún hay que hablar del derbi de hoy. Así lo ve la bética: «El Betis ha empezado con mal pie después de tantas expectativas, pero es muy pronto para decir cómo va a ir la temporada. El juego que hace atrae muchísimo y hay que tener paciencia. Puede hacer un gran papel en las tres competiciones. El derbi, como siempre, es un partido diferente y tienen que ir a por todo, da igual que sea la jornada 3 o la 30, hay que ganar sí o sí». Y esta es la impresión de la sevillista: «Con las previas de la Europa League hemos llegado un poco mejor que nuestros primeros rivales. Espero que mantengan esa línea el mayor tiempo posible, aunque es complicado». Aquí disienten, pero al final comparten otra idea: que el derbi femenino, y ambas emplean el mismo adjetivo, es «más sano». «Muchas del Betis y el Sevilla hemos coincidido en selecciones, equipos inferiores... En el campo vamos a muerte, igual o incluso más que en el masculino, pero después sabemos diferenciar lo que hay fuera del terreno de juego. Es bastante más sano», dice Rosa. «En España todavía no hay ultras en el femenino, y espero que nunca los haya. No es necesario ese tipo de peleas e ideologías que en realidad no están relacionadas con el fútbol. Como bien ha dicho Rosita, pienso que el fútbol femenino es mucho más sano en ese sentido», sentencia Olga.