El Betis y el Sevilla empataron un derbi menos bonito de lo que puede parecer por el resultado final, que deja a los dos eternos rivales contentos pero no felices del todo. El conjunto de Quique Setién, a contraestilo durante casi todo el encuentro, sin la pelota en su poder, acumula otro encuentro de rivalidad sin ganar en su estadio (son doce seguidos) pero rescató un punto que le vale para asegurar matemáticamente la sexta plaza y quedar por delante del equipo de Joaquín Caparrós, al que la igualada y la derrota del Getafe le sirven para garantizar el séptimo puesto. Su objetivo inicial era otro y tendrá que enfrentarse a tres rondas previas, pero la Liga Europa parece un buen final de trayecto para un grupo que estaba ido hace apenas dos semanas.
El derbi comenzó de la mejor manera posible para el Betis, que marcó en su primer remate a portería tras cuatro minutos de posesión casi absoluta ante un Sevilla descaradamente replegado en su campo. El tanto llevó la firma (y la cabeza) de Bartra después de una falta de Mercado a Durmisi que Joaquín envió a donde más suele doler a las defensas rivales. El tiempo transcurrido había sido poco, pero el conjunto de Caparrós pagó más de lo que podía esperar su conservadurismo táctico y una actitud colectiva tirando a pobrísima.
Un remate de Banega abrió una nueva etapa del derbi, que se igualó no en brillantez sino en imprecisiones y escasez de fútbol combinativo u ofensivo. El argentino, por cierto, empezó como segundo punta pero rápidamente pasó al centro del campo para intentar hacer lo que entonces no hacían ni Roque Mesa ni Nzonzi. El problema que se encontró fue que sus compañeros se movían más bien poco y no le daban soluciones. El Betis, por su parte, estaba tan cómodo con su planteamiento que no lo varió. Incluso volvió a inquietar a David Soria, que despejó una peligrosa combinación entre Joaquín y Durmisi. Aunque parezca mentira, fue la penúltima vez que los verdiblancos rondaron el área sevillista hasta el descanso. Era el minuto 11.
Quizás por el calor, quizás por la aparente sequedad del césped, el derbi tuvo poquísimo ritmo. El Betis se lo tomó con mucha paciencia, como siempre, pero con nula profundidad, mermado por el recital de imprecisiones de Fabián y la irrelevante aportación de Guardado. Y el Sevilla, ya en manos de Banega, apenas conectó con sus jugadores más creativos o peligrosos, léase Sarabia, Nolito o Sandro. Su mejor ocasión fue fruto de un balón en largo que la defensa verdiblanca dejó ir en un exceso de confianza, pero Pedro impuso su envergadura ante Nolito. Esa aproximación acabó de perfilar un nuevo escenario: el Sevilla heredó definitivamente la posesión del esférico y el Betis, poco ágil en la salida desde atrás y desaparecido en ataque, se limitó a defenderse con orden de las por otro lado poco convincentes intentonas de su rival, todas a partir de pérdidas verdiblancas.
El intermedio sirvió para que los dos técnicos moviesen el árbol. Setién quitó a un desdibujado y mermado Guardado por Boudebouz y Caparrós hizo un cambio redundante, ya que sustituyó a Sarabia, recambio ocasional de Mercado tras su lesión, por Layún. El dibujo del partido no cambió. El Betis, quizá intimidado por una primera ocasión de Nolito en una contra que el sanluqueño tiró fuera por poco, continuó replegado, aunque a los cinco minutos fabricó una buena jugada que acabó con un centro de Barragán y una estéril petición de penalti de Sergio León. La producción ofensiva verdiblanca se detuvo entonces durante diez minutos y el Sevilla aprovechó ese lapso para empatar. Avisó con un cabezazo alto de Kjaer tras una pérdida de Boudebouz y una volea de Sandro, fácil para Pedro, y logró la igualada en la jugada más inesperada, por extraña: tras un buen desmarque, Ben Yedder se resbaló junto a la línea de fondo, pero aun así sacó un pase atrás que rebotó en Mandi y le volvió a llegar a él en medio de la duda de Bartra para despejar.
Setién reaccionó con Loren, que a los pocos segundos protagonizó otra jugada rara. Asistido por Joaquín tras una buena jugada (por fin) de Fabián y Boudebouz, el marbellí dudó si rematar a la primera, aunque estaba solo y casi sin portero, y a la segunda ya se le había echado encima Lenglet. Poco después, Joaquín cedió su sitio a Tello. Y casi sin solución de continuidad, el árbitro cometió su único gran error al perdonar la segunda amarilla a Escudero.
A todo esto, el Betis seguía sin pisar la parcela del adversario con la frecuencia y lucidez que lo caracterizan porque la posesión correspondía sobre todo al Sevilla. El premio a esa mayor ambición, mayor pero no por mucho, fue el 1-2, obra de Kjaer a placer tras un saque de esquina. La alegría sevillista y la decepción verdiblanca no duraron mucho. A los tres minutos, el Betis volvió a engarzar una buena jugada por la derecha y Barragán halló a Loren, que a la segunda, desde el suelo, coló la pelota en la red. El Sevilla venció en la batalla del centro del campo, es indudable, pero el Betis generó peligro cada vez que fue capaz de montar una jugada en esa zona. El problema es que lo hizo muy poco. Y del 2-2 al final no ocurrió mucho más. Dio la impresión de que los eternos rivales estuvieron de acuerdo con que el empate les venía fenomenal a ambos y el ‘armisticio’ dejó el marcador tal cual.
FICHA TÉCNICA
REAL BETIS: Pedro; Barragán, Mandi, Bartra, Amat, Durmisi; Fabián, Javi García, Guardado (Boudebouz, m. 46); Joaquín (Tello, m. 72) y Sergio León (Loren, m. 58).
SEVILLA FC: David Soria; Mercado (Ben Yedder, m. 46+), Kjaer, Lenglet, Escudero; Sarabia (Layún, m. 46), Nzonzi, Roque Mesa, Nolito (Franco Vázquez, m. 84); Banega y Sandro.
Goles: 1-0, m. 4: Bartra. 1-1, m. 57: Ben Yedder. 1-2, m. 78: Kjaer. 2-2, m. 81: Loren.
Árbitro: Álvarez Izquierdo (Comité Catalán). Amonestó a Guardado (17’), Sarabia (20’), Lenglet (23’), Escudero (70’) y Layún (90’).
Incidencias: 37ª jornada de Liga. Estadio Benito Villamarín, 55.588 espectadores.