Quedan dos semanas, o lo que es lo mismo, catorce días para que el Sevilla vuelva a disputar una nueva final europea. Será en Tiflis (Georgia), el próximo 11 de agosto. Un escenario desconocido pero en el que jugará ante un rival que resulta familiar y al que hace 10 años ya ganó este trofeo. Por aquel entonces los dos equipos españoles llegaron al Louis II de Mónaco en las mismas condiciones que ahora, es decir, el Barça como campeón de la Champions y el Sevilla como flamante campeón de la UEFA, concretamente la primera, aquella en la que derrotó al Middlesbrough por 4-0.
Fue sin duda la época dorada del Sevilla de Juande. Los de Nervión disputaban en apenas unos meses su segunda final europea, la primera que enfrentaba a dos equipos del mismo país desde que el torneo se disputa a partido único y la sexta para los catalanes, que no pudieron entonces con el equipo de moda en el continente.
Mucho ha llovido desde entonces. Tanto, que aquel Sevilla novato en estas lides ha disputado de aquel verano a esta parte otras nueve finales más, de las cuales cinco fueron continentales. Aquella en concreto supuso la consagración en Europa de este equipo que pasó por encima de los Ronaldinho y compañía sin contemplaciones. Ganó 1-3 con goles de Renato, Kanouté y Maresca. Un partido que quedará en la retina del sevillismo por la exhibición que protagonizó el siempre añorado Antonio Puerta. Justo un año después, y tras la pérdida del lateral, el Sevilla compareció para no competir en el mismo escenario ante el AC Milan. Tuvieron que pasar unos años para volver a disputar esta final, aunque esta vez fuese en Cardiff y ante el Real Madrid. Cayó derrotado el equipo de Unai ante los blancos. Esta vez la película es bien distinta, aunque ya conozcamos parte del argumento.
Los de Emery llegan en un gran momento después de proclamarse tetracampeones de la competición que más le ha dado y con la moral por las nubes, incluso más que entonces. Los méritos son mayores y la ilusión también ante la que será la decimotercera final de este club en sólo una década, la octava en Europa, donde después de diez años no solo dejó de portar el distintivo de nobel en la luna trasera, sino que además se ha consagrado como el único capaz de lograr lo conseguido en toda la historia de la Europa League.
Centrándose en el presente, al equipo le quedan dos semanas de trabajo y tres partidos amistosos antes del gran duelo continental, los que le enfrentarán al Watford de Quique Sánchez Flores el próximo viernes en Londres, además del partido que le medirá al Brighton también en tierras británicas y al AEK de Atenas en Grecia, sólo tres días antes de la gran final de la Supercopa. Un calendario medido al milímetro y estudiado para la ocasión. Todo se mima al más mínimo detalle. Nada puede fallar antes de otro gran reto, el de una nueva final.