A jugársela en Lyon (1-3)

La resistencia numantina de un Sevilla con diez durante una hora sólo se quebró en los últimos minutos, cuando la Juve marcó dos goles que complican el pase sevillista tras la victoria del Lyon ante el Dinamo de Zagreb

22 nov 2016 / 22:52 h - Actualizado: 22 nov 2016 / 23:40 h.
"Liga de Campeones"
  • Vitolo cae al césped tras ser derribado por un contrario. / Manuel Gómez
    Vitolo cae al césped tras ser derribado por un contrario. / Manuel Gómez

A una carta. Así se jugará el Sevilla el pase a los octavos de final de la Champions tras caer esta noche de forma cruel ante la Juventus, que se benefició de dos decisiones muy rigurosas de Mark Clattenburg en la primera parte para rematar la defensa numantina del Sevilla. Las dos acciones clave fueron ya con 1-0 y con el Sevilla bien plantado. Primero el colegiado sacó una rigurosísima amarilla a Franco Vázquez, que ya tenía una bien merecida, por una falta en el centro del campo sin aparente gravedad. Y en la última jugada del partido señaló como penalti una disputa de Mercado con Bonucci en un saque de esquina. Marcó Marchisio y todo cambió.

Cambió porque el Sevilla, tras un inicio sin salida en tromba, se puso por delante gracias a un gran empalme de Pareja desde fuera del área tras despeje de cabeza de la defensa transalpina. Era una Juventus mermada por las bajas (tampoco fue titular Chiellini en la defensa) y menos presionada que el Sevilla, pues cerrará la fase de grupos recibiendo al débil Dinamo de Zagreb. Pero no defraudó el equipo italiano en cuanto a seriedad táctica, además de imponer una presión muy arriba buscando forzar el fallo sevillista en la salida.

El gol espoleó al Sevilla, que se sacudió la presión y a través de la banda de Escudero llegó en un par de ocasiones con peligro al área juventina, sobre todo en un tiro del lateral sevillista que pasó justo por encima del larguero. Pero tal despliegue ofensivo provocaba huecos atrás: Cuadrado, un incordio toda la noche, avisó con un centro-chut que no cogió desprevenido a Sergio Rico y Mandzukic casi culmina una contra con un disparo que pasó cerca del poste.

Sampaoli sustituyó a Nasri (en la grada) con Iborra, no con otro atacante. La misión del valenciano era clara: vigilar de cerca a Marchisio, el cerebro de la Juve. No se despegaba de él y a los de Allegri les costaba articular el juego, ya que a la presión de Iborra se sumaba la de Franco Vázquez y Vietto sobre los centrales y de Vitolo ante Alves, recurso organizativo que explotó el Sevilla durante años. Pero la estabilidad sevillista se la cargó Vázquez con su expulsión: le pegó una patada a Cuadrado, que venía de ponerle la mano en la cara a Escudero y no lanzó el balón fuera, y acto seguido hizo la falta más cara que se recuerda por Nervión. El escudo de la Juve planeó sobre el riguroso Clattenburg.

Se descubría un nuevo escenario para el Sevilla: replegarse, defender y buscar contras de modo descarado, perdiendo la posesión ante una Juve crecida. Rápido Sampaoli ordenó defensa de cuatro, con Mariano y Vitolo en las bandas de ataque. Cuadrado era la gran baza de la Juve, pero sólo pudo empatar Marchisio con un penalti en la última jugada de la primera parte, cometido por Mercado en el clásico empujón de todos los córneres. Lo vio Clattenburg y casi lo para Rico, pero se le coló por abajo.

Tras el descanso Sampaoli actuó: Sarabia por Vietto y Vitolo de delantero, buscando más presencia física arriba. Le echó casta el Sevilla, con la afición encendida con Clattenburg (que expulsó a Sampaoli también), mientras la Juve, experimentada, esperaba con paciencia italiana su momento, que casi llega con un buen disparo de Khedira ante el que se lució Rico. El tiempo transcurría, el Sevilla aguantaba el empate con diez y el Lyon no marcaba, dos cosas que otorgaban el pase a los nervionenses.

Con Lillo al mando y pidiendo no arriesgar en los pases y mayor movilidad, y con Vitolo haciendo un trabajo excepcional como ariete, el cuadro nervionense había conseguido que no pasara casi nada en 25 minutos. Por lo que Allegri arriesgó introduciendo a Sturaro por Evra y dejando menos efectivos atrás, pues Mariano se tuvo que retirar lesionado y la banda derecha quedó huérfana de ataque. La movilidad de Khedira en la media luna, con la Juve acosando y encerrando al Sevilla en el último cuarto de hora, hacía daño, pero el Sevilla se multiplicaba agotando sus fuerzas.

La garra sevillista, premiada por su afición al final a pesar del resultado y escenificada por el esfuerzo sobrehumano de Vitolo aguantando en varias jugadas arriba y un corte providencial de Mercado ante Mandzukic, merecía el pase a los octavos de final. La afición apretó desde sus asientos y la cercanía del final daba moral a la resistencia numantina del Sevilla, que sólo se derrumbó con un zapatazo de Bonucci desde lejos en el 85’. El Lyon acababa de marcar ante el Dinamo y todo se teñía de sombras en torno a una clasificación que se tendrá que jugar el Sevilla en Lyon. Todo a una carta después de una marcha casi intachable y un partido demasiado cruel ante la Juve, un grande de Europa cuyo pedrigrí pesó demasiado en el Sánchez-Pizjuán, en todos los sentidos.

En Lyon le vale el empate (ganó al Olympique 1-0 en Nervión) e incluso perder por un gol (en caso de caer 1-0 se miraría el goal average general, que sería sevillista).