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Iborra celebra con rabia el gol de la victoria del Sevilla. / Manuel Gómez
El Sevilla sigue mostrando semana a semana dotes de campeón, o por lo menos de luchar hasta el final por serlo. Si durante la primera vuelta exhibía poderío y por momentos juego preciosista y efectivo, los de Sampaoli llevan varias semanas jugando con fuego... pero sin quemarse. Lo ha vuelto a hacer este jueves ante un Athletic que no se llevó premio de Nervión por su falta de pólvora arriba. Un solitario gol de Iborra, el hombre del momento en Nervión, sirve para que los sevillistas envíen un mensaje a Real Madrid y Barcelona: podemos seguir vuestro ritmo. Y eso dice la clasificación, comandada ahora por el Barça (57), por delante del Real (56 y un partido menos) y el Sevilla (55), que sigue a ritmo de récord histórico.
Sufrió como ya no se le recordaba, pero el Sevilla volvió a ganar su partido pese al ya innegable bajón físico. Algo pasa. Alarma encendida, y con razón. El lado bueno es que los equipos campeones también ganan así, y el Sevilla lo consiguió haciendo lo mínimo en ataque y siendo sometido por el rival durante 70 minutos. Y eso que salió dispuesto a espantar esos fantasmas del estado físico. Los primeros 20 minutos fueron de claro dominio sevillista, con entradas por ambas bandas, recuperando pronto el balón y disparando mucho a puerta, algo que se echó en falta en otros partidos. No sabía el Athletic cómo quitarse de encima a los de Sampaoli, quien había colocado un 4-2-3-1 con Vietto escorado a la derecha y Correa por la izquierda, con Jovetic en punta. Avisó el montenegrino nada más empezar: un cabezazo que casi roza el larguero y un disparo dentro del área que Iraizoz salvó con una gran mano (después Bóveda impidió que el rechace de Correa acabara en la red). Lo veía claro el Sevilla y siguió con ese plan, hasta que Vietto, al filo del cuarto de hora, penetró en el área y Etxeita lo derribó claramente: penalti. Llevaba dos fallados seguidos el Sevilla y agarró el esférico Jovetic, quien intentó engañar a Iraizoz tirándolo al centro. Lo paró el navarro con el pie, pero con tan mala fortuna que el rechace lo empaló Iborra por debajo de sus piernas. El suspiro de Jovetic lo decía todo...
Poco a poco, el Sevilla bajó el pistón. Las bandas ya no ayudaban tanto a los laterales al defender y Nasri andaba más que corría, por lo que el Athletic se acomodó en el partido de la mano de Beñat y la movilidad entre líneas de Muniain. Merodeaba el área con asiduidad, pero pocas veces tuvo que intervenir Rico, quien sufrió el susto más grande en un cabezazo espectacular de Raúl García por encima de su cabeza y que terminó en el poste. Poco después el portero sevillista sí tuvo que salir al paso de Saborit, que había ejecutado ya un pase de la muerte desde el lateral del área chica. Sufría el Sevilla, que ya sólo se acercaba al área rival a arreones. La tuvo Jovetic desde la frontal, pero la mejor elección quizás hubiera sido pasársela a Correa, que entraba en el área como una moto. No lo vio. En las jugadas a balón parado, Iborra se pegaba al hombre más peligroso de los de Valverde, Raúl García. Ahí sí estuvo bien el Sevilla durante todo el encuentro, aunque se llevó dos sustos antes del descanso con disparos de Williams y San José.
Quiso corregir esos fallos Sampaoli durante el descanso, sobre todo porque la distancia entre líneas y la poca prestancia física de algunos jugadores dificultaban tanto mantener la posesión como evitar la comodidad del rival. Pero esta vez tardó en reaccionar y cuando lo hizo el equipo lo notó sólo durante unos minutos. De hecho el segundo tiempo empezó con una vaselina de Raúl García que casi sorprende a Sergio Rico y un tiro muy bueno del navarro que encontró los guantes del sevillista, atento. No tenía el balón el Sevilla y sufría, aunque mostraba cierto empaque ya cerca del área para minimizar el dominio rojiblanco. Siguieron los nervionenses creando peligro sólo a cuentagotas, como cuando Mariano se internó en el área y dudó si centrar o chutar: cuando lo hizo ya tenía a Etxeita encima y lo taponó.
Actuó Sampaoli introduciendo a Franco Vázquez en busca del balón. Era la única forma de parar el sufrimiento. El Mudo buscó el protagonismo del que rehuía Nasri, pero él solo no podía y el curso del partido apenas varió. Entre aproximaciones del Athletic, un tiro de Vázquez rechazado por un defensa se la dejó a Vietto completamente solo ante Iraizoz, pero con el balón por lo alto. No tuvo destreza el argentino para cabecear con precisión pese a la claridad de espacios. Un fallo que hacía temer el castigo de la ley del fútbol. Valverde olió el peligro y fue descaradamente a por el empate: Susaeta e Iturraspe al campo.
Encerró el Athletic al Sevilla a base de córneres, uno de los cuales cabeceó Yeray muy blando, como en forma de vaselina, y casi marca. Otro lo remató Raúl García, pero estaba bien colocado Sergio Rico. Los pitos sonaron en el siempre exigente Sánchez-Pizjuán, que no se esperaba tal actuación de los suyos. Sampaoli reaccionó a un cuarto de hora para el final dando entrada a Ben Yedder y el debutante Montoya, que ayudó bien a Mariano por la derecha. El doble cambio paró el partido y tranquilizó a un Sevilla que casi sentencia con un gran disparo de Nasri y un penalti clamoroso de Saborit a Montoya que el árbitro no pitó. El partido murió con el Athletic colgando balones, un recurso desesperado que no hizo temblar al Sevilla, que ganó en su versión más pobre. Pero ganó. Y de eso se trataba.
FICHA TÉCNICA
Sevilla: Sergio Rico; Mariano, Mercado, Rami, Escudero; Correa (Franco Vázquez, m.62), Iborra, Kranevitter, Nasri; Vietto (Walter Montoya, m.78), Jovetic (Ben Yedder, m.78).
Athletic: Iraizoz; Bóveda (Susaeta, m.69), Yeray, Etxeita, Saborit; Beñat (Iturraspe, m.61), San José; Lekue, Raúl García, Muniain (Villalibre, m.84); y Williams.
Gol: 1-0, M.14: Iborra.
Árbitro: Daniel Ocón Arráiz (Comité Riojano). Amonestó a los locales Jovetic (m.37), Mariano (m.69), Mercado (m.75) y Nasri (m.84), y al visitante Susaeta (m.70).
Incidencias: Partido de la vigésima quinta jornada de LaLiga Santander, disputado en el estadio Ramón Sánchez Pizjuán ante 34.012 espectadores. Césped en perfecto estado.