Aquí está el Sevilla, aquí

Un gol en propia meta de Sergio Ramos cuando el equipo de Sampaoli perdía y un zapatazo de Jovetic en la prolongación pusieron el Sánchez-Pizjuán boca abajo en un día de reivindicaciones. Soñar con la Liga está permitido desde ahora en Nervión

15 ene 2017 / 23:11 h - Actualizado: 17 ene 2017 / 00:01 h.
"Sevilla FC C"
  • Los jugadores, celebrando el gol de Jovetic. / Jesús Barrera
    Los jugadores, celebrando el gol de Jovetic. / Jesús Barrera

Desde primera hora se palpaba la sensación de partido grande y, sobre todo, ganas de demostrar muchas cosas; como, por ejemplo, que esta afición quiere ser respetada igual que la que más y que no está dispuesta a ser chivo expiatorio de nadie. Pero, por encima de todo, hubo fútbol, duelo sobre el césped, pasión y espectáculo.

Tras caer en la Copa con la cabeza alta, el sevillismo tenía claro que su equipo podía ganar al Real Madrid en este tercer choque del curso y dar así un golpe de mano a la lucha por el título. Palabras mayores, sin duda, aunque nadie podrá negar a este Sevilla su potencial y arrojo. Otra cosa es ser capaz de llegar hasta el final con opciones reales. Esos mimbres y el respaldo de una afición volcada convirtieron el Ramón Sánchez-Pizjuán en una auténtica caldera. Por si faltaba algo, la presencia de Sergio Ramos sobre el césped la puso definitivamente en ebullición.

Cada vez que el de Camas tocaba la pelota, el estadio fue un clamor. La presión sobre él fue constante por parte de todo el estadio; los cánticos e insultos, en cambio, no fueron cosa de todos. Es más: muchos aficionados silbaron a quienes le insultaban. Ni Javier Tebas ni el propio José Castro se libraron. Afortunadamente para todos, el fútbol ganó el pulso al desencuentro.

Ya lo dijo Sampaoli, con quien, por cierto, Sergio Ramos se fundió en un abrazo antes del partido. Las palabras del entrenador llegaron a oídos del canterano y éste le mostró su agradecimiento. Ahora, será el tiempo el que diga lo que sucede en esta historia que no debió darse jamás. Como en 2005, cada uno hará su camino mirándose de reojo... y que sea la vida la que hable.

Ya lo dijo Sampaoli: mejor no mirar a los costados. Y así, espoleado desde la salida del hotel, donde muchísimos aficionados jalearon entre banderas, bufandas y bengalas al equipo, los nervionenses se volcaron de principio a fin en su intento de doblegar al Real Madrid. El técnico argentino optó por jugar con una defensa de cuatro para dar entrada a Iborra en el centro del campo; Zidane, por su parte, recurrió a una zaga de tres centrales. A la postre, máxima igualdad durante la primera parte, con dos equipos tocando y tocando a la espera de encontrar sin mucho éxito resquicios en el rival.

El toma y daca del pasado jueves dio paso a un partido más controlado, con ocasiones para ambos equipos y todo por decidir en la segunda parte. Enorme el esfuerzo de los jugadores del Sevilla ante un gran rival, con las ideas claras y mucho despliegue físico esperando su momento. Todos tiraron del carro.

Y llegó el penalti, muy protestado por los jugadores y por la afición, definitivamente en pie de guerra por lo que consideró una injusticia. Marcó Cristiano y todo se complicó, aunque el Sevilla sacó su orgullo. Y, lo que es la vida: Sergio Ramos marcó en propia meta en el saque de una falta. Ver para creer. Fue el inicio del fin para el Madrid. Jovetic apareció para marcar el 2-1 en el tiempo de prolongación y decir: aquí está el Sevilla, aquí.