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Monchi habla y Banega lo escucha durante la presentación del argentino, en 2014 / Pepo Herrera
Si alguien piensa que la plantilla del Sevilla sufrirá menos cambios este verano, como desde el club se ha dejado caer en alguna ocasión ante la menor urgencia por vender, se arriesga a llevarse una desilusión, sobre todo tras otro año exitoso de los nervionenses y un verano que puede acabar revolucionado por la Eurocopa de naciones. Un torneo así siempre invita a los clubes ricos a hacer apuestas descabelladas por futbolistas que destaquen en la competición, produciendo un efecto dominó que puede afectar a muchos clubes. En el Sevilla son varios los que estarán en Francia: Sergio Rico, Krychowiak, Konoplyanka y posiblemente Rami. Al margen de ello, ya se ha ido el primero y más importante: Éver Banega.
El argentino ha sido el motor del Sevilla en estos dos últimos cursos y jugará a partir de ahora en el Inter de Milán, que le pagará más de tres veces lo que cobraba en el club nervionense, que emprendió tarde las negociaciones para retener a su estrella, pese a ofrecerle el nivel máximo en cuanto a salarios que puede afrontar. Desde que El Correo de Andalucía destapara el 1 de marzo la vía de escape del argentino para no cumplir el año de contrato que tendría al jugar 30 encuentros en la temporada –la posibilidad de solicitar ante la FIFA y los tribunales declarar esa cláusula como abusiva y anularla–, las especulaciones se dispararon al temer los sevillistas que encima se fuera gratis. No será así, pues el club de Nervión exigirá una indemnización que se corresponde con un año de sueldo del jugador.
En este caso las cantidades a percibir superarían los dos millones de euros, salvo que los clubes lleguen a algún tipo de acuerdo distinto –la indemnización debe correr a cargo del jugador, que se ha garantizado, por otro lado, una prima de fichaje curiosamente de más de dos millones de euros... Blanco y en botella–.
Sustituir al argentino es la tarea principal de Monchi. Al menos por ahora... El nivel que ha alcanzado Banega en el Sevilla ha sido tan alto que difícilmente llegará un jugador que ofrezca ese rendimiento –¿Dennis Praet (Anderlecht?–. Es más, a Unai Emery le gustaría contar con al menos dos jugadores de ese perfil, como cuando tuvo a Denis Suárez a la sombra de Éver, quien esta temporada estuvo como único referente organizador.
Lo cierto es que Monchi ya se ha puesto manos a la obra para empezar a ejecutar los planes trazados antes de la semana de las finales. Asegurada la Champions, la posición de fuerza del club de Nervión ha crecido a la hora de hacer frente a posibles interesados en sus estrellas. La apuesta de Monchi, una vez alejado Banega, es la de mantener como sea la columna vertebral del equipo: Sergio Rico, Rami, Krychowiak, Vitolo y Gameiro, en especial el zaguero francés, el canario y el delantero, por ser más exclusivos en el mercado que los otros dos. Eso pasa por exigir cláusulas de rescisión.
El siguiente paso no es otro que apuntalar la delantera y cubrir las vacantes que ya empiezan a dejar descartes como Fazio, que en principio regresará al Tottenham, o Diogo, en Grecia para cerrar su traspaso (1,5 millones) al Olympiacos. Beto y Luismi se irán libres, Andreolli no regresará, no se cuenta con Krohn-Dehli hasta 2017 y Reyes y Cristóforo se pensarán qué hacer en las próximas semanas.