Como hace un año

Como en Lyon la temporada pasada, el Sevilla busca en Maribor el pase a los octavos de la Champions por quinta vez en su historia

06 dic 2017 / 04:17 h - Actualizado: 06 dic 2017 / 17:04 h.
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  • Imagen de los jugadores del Sevilla entrenándose ayer en el estadio del Maribor. / Efe
    Imagen de los jugadores del Sevilla entrenándose ayer en el estadio del Maribor. / Efe

Cuatro años después, el Sevilla regresa a la fría Maribor. Y un año más tarde, el conjunto nervionense se juega fuera de casa, en el partido decisivo, la clasificación para los octavos de final de la Liga de Campeones. Como en diciembre de 2016 en Lyon, a los sevillistas les vale un empate para pasar, siendo el rival más débil que entonces los franceses. El conjunto nervionense puede hasta quedar primero del grupo E, objetivo último. Necesitaría ganar esta noche en el Ljudski Stadion vrt y que el Spartak de Moscú no perdiera en Anfield frente al Liverpool, que ahora es primero. Incluso le bastaría un empate a los de Marcucci y que el Spartak venciera en Liverpool, pues el triple empate a nueve puntos dejaría fuera de combate en la Europa League a los de Jurgen Klopp.

Con el Maribor ya eliminado de toda opción europea, la empresa no se presupone difícil para los sevillistas, siempre y cuando se tomen la cita como la más importante de una semana en la que toca visitar el Bernabéu para intentar seguir con la escalada clasificatoria en la Liga. De hecho, hasta una derrota metería al Sevilla en la siguiente ronda si el Spartak cae en Inglaterra. No pretende hacer muchas variaciones Marcucci, ni siquiera por el hecho de que Mercado, Banega y Escudero estén apercibidos de sanción: si ven una amarilla no podrían jugar la ida de los hipotéticos octavos de final. El Liverpool ya demostró que el nivel del Maribor no es muy alto: 0-7 ganaron los de Klopp en el escenario en el que el Sevilla tratará de doblegar de nuevo a los de Darko Milanic, a quienes ya vencieron en Nervión (3-0).

Ni siquiera el lío con Steven Nzonzi, jugador clave en el equipo que ayer echó más leña aún al fuego de su divorcio con Berizzo, parece despistar a un Sevilla acostumbrado a saber gestionar, de puertas de vestuario hacia adentro, todas las polémicas de este tipo. Con la baja del francés y de su compatriota Carole, no inscrito en la Champions, Marcucci tendrá que hacer tres descartes de una lista que es casi calcada a la que citó ante el Dépor. Aun así, cambios habrá. Parece lógico pensar que será Sergio Rico el que juegue esta noche, aunque en el Bernabéu volverían las dudas. Kjaer, ya recuperado, le disputará el puesto al asentado Geis. Mientras que en la punta del ataque parece que le toca a Muriel, pese a la excelente racha de Ben Yedder. Así lo ha gestionado habitualmente un Berizzo que sigue dando las instrucciones desde casa, afortunadamente. El resto del once, si nos atenemos a las explicaciones de Ernesto Marcucci, no sufrirá cambios: un solo pivote –Pizarro– con Banega, Franco Vázquez de enlace –muy residual parece la opción de rescatar a Ganso del olvido– y bandas para Correa y quizás Navas. Sarabia y Nolito rotarían en este caso, sin descartar que salgan desde el inicio y el desarrollo del partido y de las opciones clasificatorias del Sevilla permitan su pronta sustitución.

El Maribor, por su parte, afronta el duelo con la clara necesidad de marcharse con honor, con una victoria sobre todo un Sevilla. «Esa es nuestra ilusión», admitió ayer Milanic, recién renovado hasta 2021. El delantero brasileño-esloveno Marcos Tavares, que con sus 131 tantos es ya el mejor goleador en la historia de la liga eslovena, volverá a ser la referencia ofensiva, sin olvidar a Bohar o Bajde. El Maribor no pasa por su mejor momento, ya que de los últimos seis encuentros oficiales sólo ha ganado dos. En la fase de grupos empató a uno con el Spartak y cayó con estrépito ante el Liverpool, aunque en el play off sí remontó frente al Hapoel Beer Sheva (1-0). No pudo ganar el Sevilla campeón de la Europa League 2013-14 hace cuatro años (2-2), aunque ya hemos visto que tampoco le hace falta hoy para pasar por quinta vez en su historia a los octavos de la Copa de Europa. Ganar abriría las puertas a la posibilidad de un rival más asequible.