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Con el espíritu de campeón por bandera (2-0)

El Sevilla disputará la final de la Copa del Rey tras superar al Leganés con goles de Correa y Franco Vázquez en un Sánchez-Pizjuán volcado. Barcelona y Valencia se juegan la otra plaza

07 feb 2018 / 21:25 h - Actualizado: 08 feb 2018 / 14:08 h.
"Copa del Rey","Crónica Sevilla","Vincenzo Montella"
  • Correa celebra su gol, primero del Sevilla. / Manuel Gómez
    Correa celebra su gol, primero del Sevilla. / Manuel Gómez

El Sevilla consiguió hace tiempo, a base de esfuerzo, tesón, aciertos y aprendizaje de los errores, forjar un espíritu de campeón que le ha llevado a pasear su escudo por todo el mundo. Y ese espíritu no se fue así como así. Hay épocas buenas y malas, pero el Sevilla, y esto es lo importante, lleva dentro ese ADN que le permite sacar el orgullo de campeón que se ha visto en esta edición de la Copa del Rey. En pleno socavón, el conjunto nervionense derrotó hasta por dos veces al Atlético de Madrid cuando no era ni por asomo favorito y ahora ha hecho lo propio ante el Leganés, la revelación del torneo. Meritoria, muy meritoria la labor de Asier Garitano, de sus jugadores y del modesto club madrileño, que cayeron con las botas puestas tras agotar sus opciones frente a un Sevilla superior y que terminó ganando por 2-0. Los goles de Correa y Franco Vázquez premiaron el buen hacer del equipo de Vincenzo Montella ante un Sánchez-Pizjuán erigido en jugador número 12 y que celebró por todo lo alto el pase a la finalísima de la Copa –la novena en la historia nervionense–, prevista para el 21 de abril (segundo sábado de Feria) contra el Barcelona o el Valencia y con el Wanda Metropolitano por escenario.

La semifinal entre el Sevilla y el Leganés será recordada por deparar un doble duelo en el que la ilusión y la emoción estuvieron por encima de todo, de dos conjuntos que se dejaron la piel tanto en Butarque como en el Sánchez-Pizjuán. Si en el estadio madrileño el partido fue pura intensidad de principio a fin, en el nervionense el guió se repitió. Bastó ver la puesta en escena de ambos equipos para comprobar que esto iba a ser largo.

El Leganés salió a por todas y el Sevilla no se quedó atrás. La presión de ambos electrificó el juego, provocó imprecisiones y exigió una concentración máxima para no cometer errores determinantes en defensa. Ante esto, el talento pedía paso. Y apareció el de Muriel. Su rol desde la llegada de Montella ha cambiado por completo. Hoy en día, el colombiano se siente verdaderamente importante. Sabía que en partidos como éste era cuando más valor tendría, tanto para su equipo como para él mismo, aprovechar la oportunidad de reivindicarse. Y así, en una incursión suya por la banda derecha superando a Siovas con pase al corazón del área llegó el remate de Correa que puso por delante al Sevilla (1-0, 16’).

El gol no pudo llegar en mejor momento. Decidido y tirando de arrojo, el conjunto de Garitano creó muchos problemas. Ya en el minuto 2 había avisado con un remate al lateral de la red de El Zhar, siempre peligroso y manteniendo un reñido duelo con Jesús Navas, quien regresaba a la demarcación que le ha asignado Montella. También Gabriel lo intentó con un par de disparos desde la frontal del área, desviado el primero, atajado por Sergio Rico el segundo, ambos con 1-0 en un Sánchez-Pizjuán que no paraba de animar a los suyos.

El Sevilla no se amilanó. De hecho, rozó en gol en dos ocasiones. La primera, un disparo de Banega repelido por Tito junto a la línea de gol tras otra buena jugada de Muriel, esta vez por la izquierda (42’); y la segunda, a cargo de Escudero, quien cabeceó bombeado un balón por encima de Champagne y vio cómo de nuevo Tito lo sacaba in extremis (45’).

Pero no sólo de Muriel y del gol de Correa vivió el Sevilla. El peso específico y la calidad de futbolistas como Banega y Franco Vázquez, bien secundados por Nzonzi, fue clave a la hora de mantener el pulso en un duelo sin dueño en la segunda parte.

Lo intentó Rubén Pérez con un envenenado disparo y más tarde Sarabia tras una jugada del Mudo en la que el madrileño se topó con el guardameta por no ajustar su tiro. Layún ocuparía luego su lugar, al igual que Sandro el de Muriel. Y un problema: Banega, lesionado, tuvo que dejar su plaza a siete minutos para la conclusión. Pizarro entró por él. Pero fue Franco Vázquez, culminando su gran encuentro, quien puso boca abajo al estadio con su gol, en una acción personal que culminó con un gran disparo cuando el Sevilla se había hecho aún más fuerte en defensa si cabe y había encontrado más huecos. La finalísima ha comenzado.

Ficha técnica:

2 - Sevilla: Sergio Rico; Jesús Navas, Mercado, Lenglet, Escudero; Nzonzi, Éver Banega (Pizarro, m.84); Sarabia (Layún, m.74), Franco Vázquez, Correa; y Muriel (Sandro, m.80).

0 - Leganés: Champagne; Tito (Mantovani, m.84), Unai Bustinza, Siovas, Diego Rico; Rubén Pérez, Gabriel Pires; El Zhar, Eraso (Darko Brasanac, m.58), Amrabat (Raúl García, 73); y Beauvue.

Goles: 1-0, M.15: Correa. 2-0, M.89: Franco Vázquez.

Árbitro: Xavier Estrada Fernández (Comité Catalán). Amonestó al visitante Amrabat (m.50).

Incidencias: Partido de vuelta de las semifinales de la Copa del Rey, disputado en el estadio Ramón Sánchez Pizjuán ante unos cuarenta mil espectadores, entre ellos cerca de medio millar concentrados en la zona acotada para la afición visitante. EFE