De cabeza, pero no la levanta

Hay que tirar de fe, de mucha fe, para creer que este Sevilla puede competir con los mejores

18 nov 2017 / 22:31 h - Actualizado: 19 nov 2017 / 18:21 h.
"Sevilla FC","Ganso","Eduardo Berizzo","Muriel","Geis"
  • Nzonzi hace un gesto a David Soria, con Lenglet y un jugador del Celta dolidos en el suelo. / Manuel Gómez
    Nzonzi hace un gesto a David Soria, con Lenglet y un jugador del Celta dolidos en el suelo. / Manuel Gómez

La principal conclusión que nos deja (una vez más) el Sevilla-Celta, en clave sevillista, es que el equipo de Eduardo Berizzo no está para grandes cosas. El tiempo dirá si el técnico, al fin, da con la tecla o no, pero a mitad de noviembre hay que hacer un ejercicio de fe muy potente para creer que el equipo de Nervión puede hacer algo interesante en la Champions o meterse entre los cuatro primeros al final de la Liga. Y todo ello se escribe con 22 puntos en el saco, lo mejor del equipo tras tres meses de competición.

Era un partido, como mínimo, igual de importante que el que le espera el martes ante el Liverpool de Klopp, que se debe frotar las manos en cuanto vea el partido tranquilamente en su despacho. El Sevilla mantiene sus graves problemas en ataque y esta vez rescató lo que parecía haber subsanado: la debilidad atrás. Este sábado le beneficiaron los fallos del Celta, otro rival que demostró que hasta en el inexpugnable Sánchez-Pizjuán sufre este Sevilla. Y de nuevo con jugadores importantes reservados por Berizzo.

No, no levanta cabeza el Sevilla del Toto, quien tiene cada vez más mosqueada a la grada, la cual contempla nerviosa cómo el equipo no muestra un plan de juego claro. Tampoco se ve a los jugadores convencidos de la idea, sea cual sea. Y eso hace torcer el gesto del espectador, que al menos esta vez pudo ver al fichaje estrella, Luis Muriel, en el Sánchez-Pizjuán.

Es evidente que el colombiano necesita varios partidos seguidos, pero tal y como ha sentado las bases el entrenador, eso significaría que Ben Yedder, el goleador del Sevilla, se pasara sin jugar bastante tiempo: entre parón y rotaciones, el francés acumula más de tres semanas sin actuar (un cuarto de hora mal contado en el Camp Nou). De lo poco destacable ante el Celta, con la venia de Pablo Sarabia, fue la aparición de Geis: polivalencia absoluta y sin complicaciones actuando de defensor. Buena cosa.

Pero las sensaciones siguen siendo preocupantes y arrojan muchos interrogantes. ¿Se acuerdan de Ganso? ¿Por qué casi todos los rivales parecen aviones? ¿Es necesario que jugadores importantes como Banega, Franco Vázquez, uno de los dos delanteros o anteriormente Sarabia, aguarden tanto en el cajón? ¿Por qué se desechó en verano la clásica fórmula de ataque de desborde por las bandas y centros para rematar? Y sobre todo: ¿Alguien sabe ya a qué juega el Sevilla?