Sobre el Sevilla actual de Jorge Sampaoli planean multitud de elogios, basados sobre todo en la excelente trayectoria del equipo en la Liga y en la Champions League. Sin embargo, la dura competencia dificulta el mensaje de ambición del club en ambos torneos. Con una gran respuesta en todas las líneas, incluida la delantera, casi todos los análisis coinciden en que es en la de vanguardia donde el Sevilla necesita un plus de efectivos, un paso más en cuanto a nivel para poder optar a grades metas como las que tiene planteadas. A esa misma conclusión llegan los rectores del Sevilla, decididos a fichar a un delantero tras la lesión de Carlos Fernández, ariete del filial que hacía las veces de tercer punta. Con una delantera formada sólo por Luciano Vietto y Wissan Ben Yedder y un entrenador, Sampaoli, decidido a colocarlos a ambos de inicio en muchas ocasiones, el Sevilla sigue su curso con un evidente agujero en ataque.
De hecho, no pocas eran las voces que señalaban ese déficit incluso antes de que Carlos cayera lesionado en su rodilla izquierda. Y todo pese al aceptable rendimiento de Ben Yedder y Vietto y a los buenos números en general, con unos datos goleadores de los mejores de la historia por Nervión. Sin embargo, es cuestión de la lógica falta de recambios... y de la experiencia pasada. Tan sólo con mirar cómo actuaba el gran Sevilla de hace una década se da con una fórmula ambiciosa que dio resultados excelentes.
De hecho, hace justo diez años encontramos al mejor Sevilla de la historia, supercampeón de Europa tras golear a uno de los mejores Barcelona, campeón de la Copa de la UEFA y campeón de la Copa del Rey. Un Sevilla que, además, peleó nada menos que la Liga a Real Madrid y Barcelona hasta la última jornada. Y un Sevilla que se gastó cinco millones de euros en un delantero como Alekssander Kerzhakov en el mercado invernal pese a tener a tres arietes de nivel como Frederic Kanouté, Luis Fabiano y Chevantón –también estaba Kepa, que dejó su ficha al ruso en enero–.
Lo exigió Juande Ramos igual que ahora Jorge Sampaoli pide un punta de nivel. Pese a contar con Monchi, el Sevilla se enfrenta a una tarea harto complicada: dar con un jugador de rendimiento inmediato en pleno mes de enero y para la posición más cara de todas. El perfil parece claro: delantero de un equipo importante que no goza de minutos y que pueda llegar cedido. Lo cumple Mariano Díaz (Real Madrid), al que ya intentó pescar en agosto y que ahora está de nuevo encima de la mesa. Incluso Jonathan Calleri, argentino del West Ham que ha sido vinculado al Sevilla en las últimas horas desde Inglaterra –no juega en la Premier League después de haber destacado en el Boca Juniors y en el Sao Paulo–.
Aquella apuesta valiente del Sevilla en 2006 acabó con los mejores resultados posibles para el equipo. Kanouté marcó 27 goles, Luis Fabiano 14, Chevantón 8 y Kerzhakov, en media temporada, 7. Una delantera con cuatro futbolistas de nivel con un calendario igual de cargado y difícil que el que ahora tiene delante este Sevilla de sólo Vietto y Ben Yedder y que necesita pólvora para volver a tocar las narices a los más poderosos, el objetivo de siempre por Nervión.