El honor espera en Tánger

El Sevilla reta al Barça en Marruecos cuatro meses después de la debacle de Madrid. Machín ha citado a toda la plantilla, incluido André Silva, para su primera final

12 ago 2018 / 09:01 h - Actualizado: 12 ago 2018 / 09:12 h.
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  • André Silva, en el centro de la imagen en su primer entrenamiento, ayer. / Efe
    André Silva, en el centro de la imagen en su primer entrenamiento, ayer. / Efe

El tiempo para lamentar la penosa final de la Copa del Rey del 21 de abril ya ha terminado. También el momento para patalear tras el enésimo ninguneo de la Real Federación Española de Fútbol. Esta noche se juega la final de la Supercopa de España 2018. A un solo partido. En Tánger (Marruecos). Con todos los extracomunitarios que quieran Sevilla y Barcelona. Bajo un manto de surrealismo made in Spain, el primer título de la temporada se jugará con un Sevilla a medio hacer y un Barça a medio entrenar. Pablo Machín ya ha visto jugar a los suyos en tres encuentros oficiales, pero está lejos de ver a su equipo como él quiere. Ya tiene centrales nuevos, pero le falta velocidad y gol en la mediapunta y un delantero centro que llegó ayer con el tiempo justo para participar en el último entrenamiento y ser convocado para el viaje, tan sólo unas horas después de haber llegado a Andalucía desde Italia. Ernesto Valverde ha jugado hasta ahora con las piezas que tenía, que no son malas salvo que las comparemos con los recién llegados: Messi, Rakitic, Piqué, Umtiti, Luis Suárez, Busquets, Jordi Alba, Arturo Vidal, Coutinho o Dembelé. Muchos de ellos serán hoy titulares, pues en el concepto estrella va implícito poseer un físico tan privilegiado como para hacerle frente y ganar a todo un Sevilla una final sin amistosos previos y apenas entrenamientos.

El encuentro, en el que el Barcelona podría adjudicarse su decimotercera Supercopa de España (hace un año la perdió a doble partido con el Real Madrid), tendrá más importancia para un Sevilla herido en su orgullo tras la debacle del 21 de abril ante este rival (0-5 en el Wanda Metropolitano) y el pulso perdido con la RFEF. Añádanle si quieren el hecho de llevar seis supercopas (incluyendo las de Europa) perdidas de manera consecutiva. Va a pasar de medirse al Újpest húngaro y al Zalgiris Vilnius lituano a hacerlo con uno de los mejores equipos del mundo. Machín reservó a varias piezas clave frente al Zalgiris el jueves para que lleguen frescos a esta noche. Kjaer, Mercado, Escudero, Navas, Roque Mesa, Franco Vázquez y Sarabia apuntan directamente al once. André Silva, salvo sorpresa, estará en el banquillo, señal de la urgencia que tenía el equipo de un delantero centro más corpulento que Ben Yedder.

El equipo de Ernesto Valverde llega en esta ocasión a la cita tras completar una intensa pretemporada en la que no ha dejado malas sensaciones, aunque los resultados no le han acompañado. En la gira por los Estados Unidos de América los azulgranas disputaron empataron contra el Tottenham (2-2) y perdieron contra la Roma (2-4) y el Milan (0-1). Eso sí, descubrió a su nueva sensación canterana: Riqui Puig, quien podría tener minutos esta noche. Parte el Barça con la baja por sanción de Sergi Roberto, pero con la perfecta adaptación mostrada por el brasileño Arthur, quien aporta calidad a raudales en la medular. Cillessen, quien podría salir en lo que queda de verano, apunta a titular entre los palos en lugar de Ter Stegen.

Será el reencuentro de Clément Lenglet con el Sevilla, equipo al que dejó hace unas semanas para fichar por el Barcelona. El galo formará pareja de centrales con Gerard Piqué, mientras que Semedo cubrirá la baja de Sergi Roberto por la derecha. Arriba hay más dudas, toda vez que las buenas sensaciones de Malcom lo hacen encabezar la lista de posibles acompañantes de Leo Messi, quien estrenará capitanía azulgrana, y Luis Suárez. Sin olvidar a Coutinho y Dembelé... Es lo que tiene enfrentarse al Barça. Con orgullo e intensidad no se gana, pero sin esos dos conceptos no lavas la imagen de abril. A jugar.