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Ramón Loarte posa para El Decano junto al tapiz del mosaico que preside la tercera planta del estadio Ramón Sánchez-Pizjuán. / Manuel Gómez
El Ramón Sánchez-Pizjuán experimentará un cambio de imagen importante que la entidad considera necesario y que además ya se está llevando a cabo. Ramón Loarte es el responsable de marketing y explica cómo y por qué se ha tomado la decisión de esta profunda reforma que dejará «a más de uno con la boca abierta».
—La primera pregunta es obligada. Ya conocemos las cifras de la primera parte de la campaña de abonos. ¿Se le puede poner nota?
—Con los últimos datos y cifras en la mano, está resultando una campaña formidable. Lejos de cifras, hemos tenido un 100% de renovaciones y el crecimiento es equivalente, prometedor y positivo.
—¿Puede haber lista de espera, como ocurrió hace unos años?
—Todo depende de cómo evolucione la etapa que se abre ahora, cuando empiece el periodo de altas. Si me pregunta qué estimamos, no puedo dar un dato. Ahora bien, la ilusión es tremenda y como profesional me encantaría llegar al máximo posible y si eso es colgar el cartel de no hay abonos, sería increíble.
—Sabe que la gente en la calle tiende a comparar entre Sevilla y Betis y los abonos de uno y otro lado...
—A mí eso no me afecta. No puedo tomar decisiones en base a comparaciones, serían erróneas y no benefician a nadie. Quiero mucho a este club y demasiadas horas le dedico como para estar pendiente de lo que hacen otras entidades.
—Por cierto, se habla mucho de la remodelación del estadio y los cambios que puede haber. ¿Teme que alguno pueda ser impopular?
— Todas y cada una de las medidas que se están llevando a cabo tienen la intención de renovar una casa que está antigua y obsoleta por algo acorde a lo que merecemos, más actual. Es un proyecto liderado y encabezado por nuestro presidente, llevamos años preparando esto y no influye que volvamos a Champions. Todas y cada una de las decisiones tienen en cuenta dos componentes: primero, las comodidades, y luego, como una parte más de diseño. No podemos olvidar que estamos en la industria del fútbol y tenemos que incorporarnos a las nuevas dimensiones. ¿El uso de otro color para los asientos? Teníamos dos opciones; blanco y rojo. Elegimos rojo, por cambiar y mejorar. Buscamos mayor visibilidad y el uso, por ejemplo, de un material que no genere brillo en televisión. En el estadio hacía falta y lo estamos aprovechando.
—¿Existe alguna posibilidad de que el estadio lleve el nombre de un patrocinador?
—A día de hoy no hay nada de eso. Bajo ningún concepto permitiríamos que el estadio perdiese la esencia. No hay ningún interés por parte de ningún patrocinador en arrebatársela. Sí que barajamos en la remodelación qué emplazamientos podrían ser más interesantes para los patrocinadores. Nuestro estadio se va a transformar, pero no de acuerdo a lo que digan los patrocinadores.
—¿Esa transformación implica un cambio de color o es simple rumorología?
—Es rumorología, ni siquiera yo he visto cómo sería el resultado final. Lo que sí es una certeza es que forma parte de la remodelación y ya le digo que va a quedar precioso.
—Pretenden sorprender al aficionado...
—Constantemente trabajamos para ello. Ese ánimo de ambición es el que hace que esto no pare de crecer, no aquí, en todas las áreas. ¿Momento clave? Cuando termine la remodelación, en octubre, más de uno se va a quedar con la boca abierta. Será majestuoso.
—¿Qué le gustaría cambiar?
—Tengo claro lo que no me gustaría que cambiara. El ambiente que se vive aquí no se vive en ningún otro sitio y no lo digo yo. Invitamos a gente de muchos sitios y prefieren estar en la grada a que le facilitemos un palco VIP para empaparse de un ambiente que todos disfrutan. Me gusta que me digan que el ambiente que se vive aquí no lo han vivido en ningún otro estadio.
—Y la publicidad en las camisetas, ¿se ha avanzado algo?
—Estamos trabajando en ello. Hay propuestas de varias empresas. Con Malasya nos fue bien pero no llegamos a un entendimiento. No es algo que nos quite el sueño, en los presupuestos es una fuente de ingresos más que si no se da, no afecta tanto.