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Berizzo, serio en el banquillo durante el partido ante el Liverpool. / Manuel Gómez
Eduardo Berizzo estaba excitado en la sala de prensa del Sánchez-Pizjuán. No era para menos, tras la fabulosa segunda parte del Sevilla, que le valió para empatar un partido que perdía al descanso por 0-3. «Apelamos al alma del equipo, al corazón, que nos decía que podíamos cambiar la situación. El equipo emocionó a la gente, que nos llevó hacia adelante. Fue una segunda parte inolvidable, avasallamos al Liverpool. Este campo es diferente a todos, aquí pueden suceder cosas inexplicables. Si somos capaces de hacer esto ante un enorme rival hay que exigirnos sacar lo mejor de nosotros mismos, que la primera parte sea el suelo que tocamos y que la segunda parte tenga continuidad», analizaba el técnico.
Para Berizzo la clave estuvo en dos aspectos más allá del cambio de dibujo: «Retrasar a Banega y jugar con un solo pivote fue una solución para este partido, pero para nosotros fue fundamental la labor de Franco Vázquez, con sus pases entre líneas. Cualquier dibujo es bueno si crees en él, la clave es cómo desarrollar el sistema que elijas, ahí está la diferencia entre ganar o no. Cuando vi cómo estábamos jugando creí que era posible este resultado. Fuimos capaces de reaccionar y sentir vergüenza por la primera parte. Nos volvimos más radicales, con ayuda de Sarabia y Ben Yedder».
Y claro, el futuro se ve con mejores ojos: «Cuando eres fiel al ataque el fútbol te termina pagando. Tuvimos fallos individuales que nos castigaron mucho, teníamos que sacar orgullo sin lamentaciones, era una prueba ante un gran rival al que no le dejamos pasar del medio campo en toda la segunda parte. A falta de una jornada en el grupo tenemos que aprovechar este empate, que condiciona el Liverpool-Spartak. Nosotros iremos a buscar el triunfo a Maribor reforzados y estimulados por este resultado. Cuando este equipo se pone a competir así es un animal imparable».