Goleada a la francesa (3-0)

Un cabezazo de Rami y dos zarpazos de Gameiro tumban al Basilea en Nervión

17 mar 2016 / 21:53 h - Actualizado: 19 mar 2016 / 12:52 h.
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  • Los jugadores del Sevilla se abrazan para celebrar uno de los goles de Gameiro. / Manuel Gómez
    Los jugadores del Sevilla se abrazan para celebrar uno de los goles de Gameiro. / Manuel Gómez
  • Rami hace un saludo militar tras anotar el 1-0 del partido. / Julio Muñoz (Efe)
    Rami hace un saludo militar tras anotar el 1-0 del partido. / Julio Muñoz (Efe)

El Sevilla es tan fuerte en Nervión que puede permitirse el lujo de malgastar un partido de ida ante el Basilea y mandarlo a la lona antes del descanso en la vuelta. Eso ha hecho el equipo de Unai Emery para meterse en los cuartos de final de la Europa League, donde sigue siendo el campeón. Tras el 0-0 del St. Jakob-Park, el partido se presentaba con cuernos en un Sánchez-Pizjuán inigualable en noches europeas como esta. Pero el Sevilla tenía el capote a mano. Diez minutos mágicos en la primera parte desmantelaron al Basilea, noqueado por cuatro nombres propios: Reyes, que se echó el equipo a la espalda; Rami, autor del 1-0; David Soria, que dejó el paradón de la jornada con 1-0; y Gameiro, que marcó dos goles en un minuto de locura.

Antes de que el Basilea sacara la bandera blanca pidiendo clemencia, el partido fue bastante parecido al de la ida: los suizos dejando hacer al Sevilla hasta la línea de tres cuartos de campo, cerrando las bandas con apoyos efectivos e intentanto trazar contras peligrosas. Pero esa misteriosa conjura que transforma al Sevilla en su estadio no dio opciones al equipo de Urs Fischer. Tardó 35 minutos en abrir la lata el conjunto de Emery, aunque antes Gameiro había pisado dos veces el área con peligro. En dicho minuto, un cabezazo poco ortodoxo de Rami en un saque de esquina colocó el 1-0. El francés se tiró en plancha y supo colocarla al segundo palo mansamente, imposible esta vez para Vaclik, que paró en seco a los hispalenses en la ida. El Sevilla parecía haber hecho lo más difícil, pero se equivocaba.

Y es que el Basilea tardó en meter el miedo en el cuerpo sólo tres minutos, también de córner. El cabezazo colocado de Hoegh pilló a David Soria dando un paso atrás después de amagar con la salida y cuando parecía que empataba el encuentro, el madrileño se estiró de forma asombrosa para hacer una de las paradas del año en clave sevillista. El fútbol son goles y por eso la acción del cancerbero rojiblanco merece ser elevada a la máxima categoría en importancia, pues evitó un empate que hubiera dejado helado Nervión. Fue tan decisiva, que en los dos siguientes ataques sevillistas el marcador se estiró hasta el 3-0. Marcó Gameiro los dos, justo el día en que Deschamps lo dejaba fuera de la convocatoria de Francia pese a no estar Benzema. El francés primero remachó a la red un balón fácil tras jugadón de Reyes por la derecha, y un minuto después desató la locura en el Sánchez-Pizjuán tras un buen centro de Krohn-Dehli por la izquierda que tuvo que rematar dos veces, la segunda desde el suelo tras dar en el larguero el primer tiro.

El golpe al Basilea fue mortal de necesidad. El guión para el Sevilla era perfecto en una segunda parte que no existió: los locales esperaban tranquilos las grietas de un rival obligado a atacar pese a haber bajado los brazos. Literalmente. Fischer no encontraba la manera de motivar a los suyos para los últimos 45 minutos. Tenían que meter tres goles para darle la vuelta a la eliminatoria y las caras de los jugadores lo decían todo. Emery, mientras, empezó a administrar esfuerzos y evitar riesgos. Krohn-Dehli se marchó tocado en la rodilla izquierda –habrá que esperar al parte médico–, Iborra se fue a descansar pensando en el Bernabéu y dejando la última media hora a Krychowiak –que reapareció tras seis semanas de baja– y ofreció a Gameiro la posibilidad de ser ovacionado por todo el estadio en pie. Una vez más, y van...

Eran necesarias esas sustiticiones en un Sevilla más necesitado que nunca tras haber jugado dos partidos por semana desde el 30 de diciembre. Tremendo. Y quiere más... Fischer, que veía que los suyos ni llegaban a inquietar a Soria, decidió sacar a Embolo, el jugador más peligroso de su plantilla y al que había dejado en el banco en una evidente declaración de intenciones. Ni siquiera tuvo importancia un penalti no pitado a Krychowiak y tres claras ocasiones para Llorente, Escudero y Embolo. Y es que hay que hacer mucho más para asaltar el Sánchez-Pizjuán, metido ya en plenas fiestas de primavera, en cuya programación habría que incluir ya las noches europeas de un Sevilla irreductible, ambicioso y que se propone volver a poner la ciudad boca abajo un jueves de Feria, cuando se juegue el partido vuelta de la siguiente ronda. Avanza el campeón.